Capítulo XI

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Cuando soltó el teléfono, la mano de Aizawa cayó sin vida a su lado. Lo había hecho; había llamado a Tsuyu y le había propuesto verse después del trabajo. Detrás de él, Present Mic aplaudió con cierto sarcasmo.

- ¡Buen trabajo, Eraser! ¡Un poco más de práctica y no necesitarás mi ayuda!

Aizawa volvió la cabeza para mirarle con rabia, pese a que Hizashi le había proporcionado la valentía de la que él no era poseedor. Si no fuese por su ruidoso compañero de trabajo y amigo, Aizawa seguiría torturándose mirando el número de teléfono.

La situación había sido la siguiente:

Mic le había seguido a través de varios pasillos hasta darle caza en el aula vacía de primero. Se había tomado un momento para recuperarse de la impresión que le había causado ver que Aizawa tenía el número de Tsuyu. Después de aquel breve instante, el vivaracho héroe había recuperado sus colores y había preguntado sobre su relación con ella.

- Entonces, ¿¡es oficial?! ¿¡Eres uno de esos profesores que esperan sentados para poder salir con sus alumnas cuando ya no sea ilegal?!

- No es nada de eso, no seas imbécil.

La verdad es que una sensación de culpabilidad le remordía por manifestar aquella clase de sentimientos hacia su ex–alumna. ¿Qué podía inventarse para excusar lo inevitable? Podía hacer mil y un alegatos sobre la naturaleza incontrolable de la atracción, pero dudaba seriamente que fuesen a convencer a nadie. La realidad era que cualquiera habría pensado – no sin motivos – que Aizawa se había fijado en Tsuyu desde que esta tenía quince o dieciséis años. Su reputación como profesor podía verse afectada por esto. Seguramente, de llegar a conocerle, los padres de la chica se preguntarían a qué clase de preparatoria habían enviado a su hija.

Y tendrían razón, pues no era más que un loco que ya estaba pensando en conocer a su familia antes siquiera de sobrevivir a la primera cita.

Mic había seguido burlándose de él un rato más. Al contrario que Aizawa, Hizashi parecía encontrar la situación verdaderamente desternillante.

- Tienes que llamarla, Shota.

- No voy a hacerlo contigo delante.

- ¡Una pena, ya está comunicando! – chilló Mic con alegría.

Le lanzó el móvil a Aizawa. Este tenía la mala costumbre de olvidarse del aparato con frecuencia encima de cualquier mesa o escritorio, haciendo que la tarea de usurparlo fuese terriblemente sencilla. Hizashi sonreía con satisfacción. Él le dio la espalda, decidido a colgar. Entonces, la voz femenina de Tsuyu había hablado a través del altavoz. Aizawa saludó de una manera tan forzada que parecía imposible que un ser humano dotado de emociones llegase hasta ese punto de artificialidad. Después, calló.

- ¿¡Qué haces?! ¡Habla, hombre! ¡Invítala a algo! – gritó Hizashi, entrando en un súbito pánico por la poca capacidad social de su amigo.

Instigado por Mic, Eraser Head había reunido el coraje suficiente para afrontar el peligro que más temía en aquel instante; una rotunda negativa por parte de Tsuyu.

Afortunadamente, no fue el caso. Aizawa había recibido una sorprendente respuesta positiva a su propuesta. Ignoró los irónicos aplausos de Hizashi; tenía la cabeza en otro lugar. Había sido incapaz de pensar sobre la marcha en un lugar donde pudieran verse. Todavía tenía casi veinticuatro horas para elaborar un plan que pudiese resultar decente.

Antihéroe | EraserFroppy / AiTsuyu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora