4. Crepas

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"El reto más grande es cuando empiezas a conocer gente nueva; esas personas que te pueden cambiar la vida, como también destruirla. Y el temor que muchos ignoran está en saber, que pueden aparecer en cualquier momento."

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     Conocerte fue extraño: el lugar, el tiempo, tu edad.

     Fue extraño.

     Y fue un Domingo...

     Aquella vez tenía un trabajo extracurricular en mi escuela, siempre me parecían muy aburridos y trataba de evitarlos cada cierto tiempo; pero justo esa vez me habían amenazado con reprobarme todo el año si se me ocurría faltar. No sé como, pero logré quitar mi flojera y asistir.

     Fue cuando regresaba a mi casa, que te vi por primera vez.

     Mi primer pensamiento fue notar que eras muy atractiva, mirada radiante y una sonrisa encantadora; supongo que la primera impresión casi siempre será el físico. Luego me detuve como muy pocas veces lo hacía ante algo, realmente habías captado mi atención. ¡Rayos! ¿Cuánto tiempo habrá pasado? ¿5, 10 minutos? Solo recuerdo que quedé como idiota cuando volteaste a verme, extrañada de que un desconocido esté tanto tiempo al otro lado de la calle, mirando anonadado a un punto fijo.

     A ti...

     ¿Acosador yo? Era la primera vez que hacía algo así... ¿Pero por qué?

     Pensé que sería la última vez en que nos cruzaríamos, ¿entonces qué más daba si me creías un loco? Fue cuando me dediqué a conservar en mi mente cada detalle de ti, todo lo que podía, mientras empezaba a cruzar la avenida hacia mi paradero. Tu bonito cabello que adornabas con una pañoleta para que no te estorbe, tus ojos que mostraban amabilidad con cada persona que atendías, tus finas manos que movías habilidosamente en la pequeña cocina, tratando de no reducir la rapidez en ellos. Quería conservarte como un lindo recuerdo. Ahora me pongo a pensar en lo incómoda que te habrás sentido aquella vez, de hecho me lo confirmaste varios años después, recordando el anécdota entre risas. ¿Pero podías culparme? siempre te me hiciste muy adorable.

     Nunca te había visto por aquí antes, y el lugar donde estabas podía ser peligroso, pero no necesariamente porque podrías ser víctima de un crimen, de hecho era muy seguro en ese aspecto; sino porque no son muy bien vistos los vendedores ambulantes por esta zona. Sin embargo, te las arreglaste para seguir viniendo. Tal vez fue por tu extremo cuidado en lo que hacías, dejando en claro todas las medidas de higiene que tomabas cada día; o tal vez fue por tu enorme amabilidad y buen trato, lo que hizo que te ganaras la simpatía de la mayoría de las personas en la urbanización. Nunca faltó uno que otro que hacia tu breve estadía difícil, pero siempre supiste hacerlos callar. Aprendí que podías ser muy paciente, pero también tenías un límite.

     Tan joven, tan fuerte, tan sonriente, tan madura y hábil; te me hiciste muy interesante, y no aguantaba las ganas de saber más de ti. ¿Por qué eras tan joven? ¿Qué acaso no estudiabas? ¿Dónde vivías como para venir a un barrio de alto rango todos los días? y en todo caso, ¿por qué venir justamente aquí? es decir, los pequeños puestos no estaban prohibidos, pero por qué arriesgarse a ser tratado mal de tanta víbora adinerada suelta.

     Con todas esas preguntas en mi cabeza ya había ideado un plan malhecho de cómo tener mi primera conversación contigo, y estaba dispuesto a ponerlo en marcha.

     Fue un Domingo de nuevo, cuando me arriesgué y me senté en tu pequeño puesto.

     Tenía toda la intención de pedir una de tus tan aclamadas crepas que habían agarrado el gusto de casi todas las personas cercanas, incluídos mis compañeros de clase; Nero era uno de ellos y ya desde hace un buen tiempo que también me insistía en venir, pero mis nervios y la posible primera impresión que te habías llevado de mí, me detenía. Ahora estaba igual de nervioso y preocupado, pero al menos había dado un primer paso.

🍂Gloomy Sunday🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora