Cómo Escapar De Tus Problemas Y Vivir Tu Vida En Negación

Capítulo 3

A medida que el verano llega al otoño, la cantidad de clientes en la Cafetería KitTea Cat comienza a aumentar una vez más con los estudiantes que regresan tristemente de su tierra de dulce libertad de verano a un año de nuevo infierno escolar. El creciente número de clientes también significa un aumento en el número de personal en turno en la cafetería.

Sin embargo, a pesar de las estaciones cambiantes, una cosa permanece constante en la vida de Jiang Cheng, y es Lan Xichen y sus visitas rutinarias.

Con toda seriedad, Lan Xichen es probablemente uno de los mejores clientes que han tenido. Se presenta regularmente, previsiblemente ordena lo mismo una y otra vez, nunca se queja de nada y le da buenos consejos.

Tampoco acosa a los gatos cada vez que pasa tiempo en el corral, y lo adoran por eso. Incluso Princesa Caroline, quien fue el último gato en subirse al regazo de Lan Xichen, ahora ocasionalmente tolera algunas caricias en la cabeza.

Y cada vez que lo hace, Lan Xichen parece que ganó la lotería de loterías. Es frustrantemente entrañable, y Jiang Cheng se ve obligado a apartar la mirada de la pura felicidad gozosa que emana de la cara del otro, porque físicamente no puede procesar tanta positividad en una posesión concentrada. Su alma salada y vieja solo puede resistir.

En cualquier caso, el hombre es un cliente perfecto, por lo que Jiang Cheng tampoco está sorprendido por el aumento meteórico en su popularidad entre el resto del personal. Las historias sobre un hermoso príncipe de Disney de un hombre verdadero que aparece en la cafetería sin falta, agraciando al personal y a los clientes por igual con su belleza y elegancia han trascendido del mero chisme al estatus de leyenda urbana en este momento.

Las fotos de Lan Xichen pegadas en el muro para los visitantes (¡es un santuario literal para el Adonis asiático!, como Rebecca lo describe alegre y en voz alta) solo agrega combustible al fuego.

—¡Señor Lan! ¡Buenos días! ¡Bienvenido de nuevo! —un coro de saludos suena cuando el hombre del momento entra en la cafetería, esta vez con un moderno traje de lana gris moteado perfecto para protegerse del frío del otoño. Incluso el puñado de clientes mira hacia arriba y observa con interés.

Detrás de la seguridad de su confiable barrera de su amada máquina de café espresso, Jiang Cheng suspira. Aquí van de nuevo.

—¡Señor Lan! Estaba probando una nueva receta para estas galletas de mantequilla chai. ¿Le gustaría probar algunas?

—¡Señor Lan! Por favor, pruebe esto en su lugar...

Jiang Cheng hace una pausa al hacer la orden de Lan Xichen para poner los ojos en blanco. Querido Señor, ¿siempre son así de excitables?

No es que a Jiang Cheng le moleste que Lan Xichen sea popular entre el personal. Eso es de esperarse.

Lo que Jiang Cheng cuestiona es cuán vergonzosos pueden ser estos compañeros de trabajo al darle el trato de realeza y con sus adulaciones. Algunos de ellos irían en masa al pobre hombre como lo harían los fanáticos con una celebridad. Comportamiento completamente indignante, si alguien le preguntara a Jiang Cheng, sin mencionar que no es profesional.

Lo que es aún peor es que Lan Xichen es demasiado educado para decirles que retrocedan, incluso si su comportamiento le molesta. Su maldita cortesía no lo dejará. En cambio, probablemente dirá algo ridículo como cuánto le parece refrescante su entusiasmo mientras lleva la tortura en silencio como el hombre santo que es. Jiang Cheng ya puede escucharlo en su cabeza decir esto, y eso lo enfurece.

La multitud alrededor de Lan Xichen crece, y Jiang Cheng puede sentir la vena en el pulso de su sien.

Claramente, todo esto deja solo una solución.