Eran alrededor de las 5:00 am cuando Kagome llegó a su choza y se lanzó de cara en la cama. Estaba exhausta. El pararse en medio de la noche para ir a la aldea vecina a exterminar a ese imbécil ogro que se había estado llevando el ganado la había dejado demasiado somnolienta, no había durado más de cinco minutos en divisar al causante de su desvelo para simplemente levantar dos dedos y purificarlo antes de que pudiera escapar. Estaba acompañado de otros dos que ella dejo ir con la promesa de que no volvieran a molestar esta aldea ni ninguna otra. Ahora se encontraba en su cama escuchando a la pequeña Rin roncar como un cerdo en la cama vecina.
Pequeña, rió ante ese pensamiento. La pequeña Rin tenía ahora 15 años. Luego de la muerte de la anciana Kaede ella no quiso seguir en la choza que compartía con la anciana quien en vida se había convertido en su abuela. Kagome le sugirió que se quedara en su choza, después de todo ella poco se encontraba en la misma durante más que un par de días, solo lo necesario para reponer fuerzas y abastecerse de alimentos antes de retomar su busqueda.
Inuyasha le había dejado la choza, antes de irse con la miko de barro. Algo curioso que había descubierto en Rin era que luego de ser resucitada por segunda vez había desarrollado poderes espirituales. Mientras que los de Kagome al materializarse se veían de un color rosa, el de ella era de un color purpura oscuro. Graciosamente también había desarrollado un látigo como el de su amo Sesshomaru. La pobre chica casi se desmaya al ver salir el látigo de su dedo.
Flashback
La joven futurista se encontraba en compañía de Rin cuando mientras recogían fruta de los árboles, pero había una manzana que estaba hasta el tope y ambas deseaban tenerla.
-En momentos como esto extraño al amo Sesshomaru.- Dijo en un suspiro la adolescente. Mientras escalaba el árbol.
-¿Porque lo dices Rin?-Dijo extrañada Kagome quien cargaba una cesta llena de fruta y un sombrero para impedir que el inclemente sol la friera hasta dejarla crocante.
-Contrario a lo que muchos piensan, el amo es bastante amable y considerado.- Dijo sentándose a descansar en una rama. Esa fruta sería suya. Aunque estaba todavía muy alta.
-Cuando había fruta que el señor Jaken y yo no podíamos alcanzar él la cortaba con su látigo haciendo así- Imitó el movimiento que su amo hacía al sacar el látigo, pero tuvo que sujetarse con una mano para no caer de la impresión al ver que un látigo similar se materializaba desde su mano izquierda para cortar la rama donde estaba la manzana haciendo que esta cayera y se retrajo, dejando la razón de su escalada al árbol, tendida en el suelo.
Ambas mujeres miraron la fruta tendida y se miraron entre ellas para luego estallar en risas.
Fin flashback.
-Suficiente, ya estoy exhausta Kagome.- Decía entre jadeos Rin.
-No seas perezosa Rin apenas llevamos 3 horas entrenando.- Argumentó Kagome mientras movía su katana en círculos. Ambas vestían trajes igual al de Sango solo que el de Kagome tenía detalles amarillos y el de Rin detalles rojos.
-No entiendo cómo puedes tener esa energía monstruosa.- Farfullo Rin desde el suelo recuperando el aliento.
-Tengo mucho tiempo libre que ocupo entrenando.-Dijo sin más.
-Pero está bien. Dejémoslo así por hoy. No quiero que Sesshomaru corte mi cabeza porque te morir de un infarto.- Envainando su katana, ayudó a ponerse en pie a Rin y se dirigieron a la cabaña que compartían. Rin al escuchar lo último se detiene luego de un par de pasos.
-¿Crees... Que todavía le importo?-Preguntó casi en un susurro y con una cara visiblemente triste.
Kagome se detuvo en seco y volteó a verla. A veces Rin podía ser muy ingenuo.
-Sí no lo hiciera, no hubiera mandado hacer ese traje de la tela de las ratas de fuego. No te hubiera mandado a entrenar para que aprendieras a controlar tu poder y, no mandara al sapo todos los meses a traerte provisiones y kimonos.-Terminó con una sonrisa.
-Pero es que hace un año que no lo veo. La última vez que lo vi fue cuando murió la abuela Kaede Lo extraño.- Agregó mirando al suelo.
-Estoy segura que él tiene sus razones. Crear un imperio no debe ser fácil incluso para un demonio como Sesshomaru.-Dijo levantando el mentón de la menor.
-Pero recuerda esto, eres la protegida del youkai más respetado y orgulloso de toda la región. Demuestra porque eres digna de poseer tal título. Sesshomaru no soporta a los débiles a su lado, tú no eres débil, ¿O sí?
-No Kagome. Gracias por tus palabras. Mañana volveremos a entrenar.- Añadió con mucha emoción y determinación.
-Eso es. Además, piensa en la sorpresa que le darás cuando vea que tienes un látigo como el suyo. Ahora ve a lavarte mientras preparo la cena.- Vio a la joven alejarse rumbo a la cabaña y una sonrisa melancólica apareció en sus labios. Extrañaba demasiado a su familia. Por eso se ausentaba durante largos periodos de tiempo. Buscando la manera de abrir nuevamente el pozo.
Un año y medio llevaba en esa tarea. Sin éxito. Pero no se iba a rendir. No señor, ella lo lograría, encontraría la manera de irse a su época. Le dolería dejar a sus amigos, y a Rin. La quería como una hermana pequeña. Pero fuera de eso no había nada más para ella. ¿Qué iba hacer en una época donde ya no la necesitaban? Donde no había nadie esperando por ella al llegar la noche. Ella pensó que ese alguien sería Inuyasha, pero no fue así.
Ahora recordarlo no dolía, gracias a Dios el híbrido había decidido irse a otra aldea ya que la sacerdotisa de barro no era bien recibida en la aldea actual. Ya había superado ese amor fallido. Y estaba bien con eso. Pero no con su familia lejos. Podía vivir una vida sin su familia, pero con Inuyasha. O viceversa. Graciosamente, no tenía ninguno. Genial.
Se adentró en el bosque para recoger las frutas favoritas de Rin para preparar la cena. Mientras estaba de pie frente al árbol cuya fruta estaba fuera de alcance, estaba pensando en lo genial que sería poder tener garras para escalar, o poder saltar muy alto cuando sintió una presencia que se acercaba a ella. Una muy peligrosa. Pero no sintió miedo. Un látigo verde salió tras ella cortando la rama haciendo que cayera la fruta al suelo. Se agachó a recogerla. Una vez terminada su tarea se levantó y volteo a ver al dueño de látigo cuyos ojos la miraban impasible.
-Miko.- Con su tono monótono.
-Sesshomaru.-
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Don't Say Goodbye
FanfictionCuando das un salto a lo desconocido pensando que la persona que más amas te atrapará y en lugar de hacerlo te deja sola en caída libre ¿Qué más queda para ti? ¿Serás capaz de enfrentarte a lo que sea con tal de regresar a la normalidad? ¿O te queda...