1. La felicidad vale más que el orgullo

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(Con 6 años)

-Eh Jess cuidado! - me dijo Joey.

De repente una bola de nieve me dió en la cara y me caí al suelo. -Auh! ¿Quién ha sido?- y miré enfadada a todos los del alrededor para saber quién pudo ser.

-Lo siento Jess no te quería dar en la cara, me perdonas?- me dijo Joey, pero yo por su culpa estaba calada así que no le iba a perdonar tan fácil.

-No sé, me has hecho mucho daño, así que no se si te voy a poder perdonar.- Joey me miró con cara triste.

Joey me cojió de la mano y sin saber a donde me está llevando, acabamos debajo de un árbol. Se nos ocurrió subir a un árbol para que los demás niños no nos hechasen las bolas de nieve. Para cuando me dí cuenta ya no estaba enfadada con él y estuvimos bromeando y pasandonoslo bien. En una de estás Joey me pidió casarme con él jugando y sacó de su mochila un paquete de chaskies, lo abrió y sacó dos. Me puso el chaskie en el dedo y me confesó que le gustaría casarse con migo, como mejores amigos.

-Jess te quieres casar con migo?-me preguntó.

-Me gustaría mucho.

En ese momento le puse el chaskie en el dedo.

-Nos damos un beso? Nunca lo he probado-me dijo.

-Yo tampoco, podemos intentar darnos uno.

Y nos dimos un beso en los labios. Nos juramos amor de amigos para siempre.

-Me he casado contigo, porque no volveremos a vernos durante mucho tiempo, porque me tengo que ir a vivir muy lejos. Jurame que guardaras este chaskie para siempre.

-Y entonces, con quién voy a jugar a papás y a mamás a partir de ahora? ¿Y quién me va a seguir enseñando a jugar a fútbol?

Hubo unos segundos de silencio.

-Ya te enseñaran otros niños a jugar y jugaran contigo.

Tristes volvimos al pueblo. Aquella noche guardé el chaskie en una caja dentro de un armario. porque le prometí guardarlo para siempre.

Pasó la semana y llegó el día de la despedida. Aquel día los dos lloramos mucho. Y nos volvimos a dar un beso en los labios. Aquel beso me marco para siempre. Fué el pequeño beso de la despedida y el último que iba a probar de su boca. Le ví irse. Y desde el coche me hizo saludo agradable, mientras sonreíamos tristemente. Aquel día fué el que más lloré en toda mi vida. Mis padres me tuvieron que consolar durante mucho tiempo y a las noches nunca podía dormir.

El paso del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora