Capítulo 14

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Con pasos vacilantes, caminó hacia la carriola y miró fijamente al bebé. Tímidamente, con el dorso de su mano, acarició su suave mejilla. Desde el día del parto no la había podido ver; se notaba diferente y sintió un profundo dolor en su corazón. Pasando su brazo por debajo de su pequeño cuerpo, la recargó en su pecho y pudo percibir su dulce aroma. Una solitaria lágrima recorrió su mejilla.

— Ella no tiene que pagar por mis errores Lena... tampoco mereces hacerlo tú... —inició Kara pero se vio interrumpida por un estrepitoso trueno, para ser seguido por una fuerte tormenta.

— Hey tranquila... todo está bien —susurró Lena con la voz más dulce que alguna vez Kara había escuchado ante el incipiente llanto de su hija—. Estás a salvo, te lo prometo.

El llanto de Kieran poco a poco fue disminuyendo con las palabras de la ojiverde, quien por primera vez pudo ver los ojos abiertos de la bebé, y aunque sabía que faltaba mucho para que este se definiera, no puedo evitar sonreír al ver que estos eran de un azul muy claro, casi grises. A pesar de desear tenerla en sus brazos por siempre, no pudo evitar sentir nuevamente una presión en el pecho al recordar porque se encontraba ahí. Al intentar dejarla nuevamente en la carriola, la habitación se vio nuevamente inundada por el llanto de la bebé.

— Te lo he dicho, ella te reconoce —aclaró Kara ante la pregunta no hecha de su, aún, esposa.

— Quizá solo tiene hambre.

— Aún falta una hora para que ella coma —se encogió en hombros—. Ella solo quiere estar en los brazos de su madre, Lena.

— ¡No lo digas nuevamente!

— Pero...

— ¡Basta! —interrumpió— No quiero discutir más. Solo toma a la niña para poder irme —caminó lentamente y le extendió a la niña suavemente—. Tómala.

— Ella quiere estar contigo Lena... no importa lo que digas, eres su madre. Has estado con nosotras desde el primer momento; atendiste cada una de nuestras necesidades pero sobre todo nos demostrarte cuanto nos amas, a ambas —ante la falta de respuesta de la otra mujer, y con la mayor de las calmas, se acercó y rodeó su cintura con uno de sus brazos mientras que con el otro acarició suavemente la cabeza de su hija—. Ella y yo te amamos con todo nuestro ser... de verdad, puedes dudar de cualquier cosa, de nuestra existencia misma, pero jamás de nuestro amor.

Ninguna se dio cuenta del pasar del tiempo, ni de como terminaron recostadas sobre el sofá acurrucadas. Tenían muchas cosas de las que hablar, estaban seguras de ello, pero al parecer tenían toda la vida para hacerlo.

( . . . )

Por primera vez en días ella se sentía totalmente relajada y feliz. Extendió su mano para acercar al amor de su vida a su cuerpo y se sorprendió ante el vacío que encontró. Abrió rápidamente los ojos y se llevó una gran sorpresa al tampoco encontrar a su hija. ¿Qué estaba sucediendo? Poniéndose de agudizó su oído para buscar algún latido conocido dentro de la casa y, haciendo uso de su velocidad, llegó a la sala de estar donde Lena y su hija estaban juntas.

— No quise despertarte, ella tenía hambre y le he dado un poco de la leche que dejaste en su pañalera.

— Gracias — fue lo único que dijo ante la sorpresa de verla nuevamente ahí. Se acercó con cautela hasta quedar junto a ella viendo a su hija comer tranquilamente. Se sumergieron en un cálido silencio por un par de minutos hasta que fue necesario darle un par de golpecitos a Kieran para que eructara—. Aún me da miedo hacer eso, siento que podría lastimarla... mis madres lo han hecho por mí estos días.

Too late - Supercorp-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora