Relación poliamorosa entre Chess/Glam/Victoria desde donde terminó la historia.
Portada en proceso. Imagen de:
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Todos los derechos a su creadora, Alina Kovaleva. Sólo la historia es mía. Advertencia: Amor heterosexual(?) ¡Disfruten la lectura!
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...Anteriormente
Todo iba de maravilla, o al menos antes de que ella caminara a su mesa moviendo exageradamente las caderas y haciendo sobresalir su delantera luego de entregarle su café y romper un pequeño sobre de azúcar encima de el.
"¿Es necesario hacer esto de nuevo?" Se preguntó. Era la segunda -¿O tercera?- empleada en la tienda de la madre de Chess que intentaba ligar con él.
Terminando de servir su pedido, ni siquiera tuvo que girar a ver a la chica, para saber que la tenía a una irrespetuosa distancia. Antes de que pudiera invadir más su espacio, colocó el dinero como una barrera entre el y los gruesos labios de la camarera. Solo entonces la escuchó alejarse, tal vez ya no tan contenta como se había acercado en un principio.
No era culpa suya que ella no le pareciera atractiva. Era guapa, sí, pero no le ponía nervioso ni mucho menos hacia a su corazón latir como loco. Tampoco es como que él babearia por una mujer solo porque... ¿Qué era esa maravillosa criatura al otro lado de la ventana?
Los azules ojos de Glam observaron atentamente cada movimiento de la chica, que parecía molesta mientras comía descuidadamente un perro caliente. ¿Cómo es que esa rudeza podía convertirse en la definición de lo perfecto frente a los ojos del rubio? No alejó de ojos de ella ni siquiera cuando bebió su bebida de un solo sorbo, cautivando una pequeña parte de Glam recién descubierta.
En un rudo arrebate, la vio subir furiosa en su motocicleta. Glam no supo ni siquiera en qué momento salió de la cafetería para hablarle -¿Cuándo en su vida le había pasado algo así? ¿Desde cuando el quería hablar con un completa desconocida solo porque sí?-, pero solo el humo del vehículo fue lo que recibió una vez afuera. Sus ojos cayeron en la coladera, donde estaban las llaves del maravilloso ángel que había tenido enfrente hacía solo unos segundos.
Una idea botó de su cabeza y la sonrisa en su cara se ensanchó.
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