Cpítulo 3. Recordadme no volver a pisar un bosque en mi vida

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- Danna! - escucho mi nombre y me giro para ver de donde procede. Veo a Alan sofocado corriendo hacia mi, con el pelo y la camiseta algo revueltos y sonrío.,

-¿Qué? ¿Qué tal con tu noviecito? - le pongo ojitos de enamorada con voz cantarina.

Mi mejor amigo se toma unos segundos para recuperar el aliento antes de contestar.

- Te recuerdo que me debes dinero, morosa, te pondré en mi lista de deudores si no me pagas - esboza una sonrisa y apoya su codo en mi cabeza.

- Te los daré mañana junto con un añadido por las molestias. Sé cuanto te gusta el chocolate...

- Ay como me conoces, mi pequeña morosilla - me abraza fuertemente, tanto que no me deja respirar.

- Ya, ya, déjame respirar, glotón - le doy golpecitos en la espalda y me suelta, no sin antes darme un golpe cariñoso en el hombro.

La mañana se pasa volando y a la vez como un caracol, cada clase es tediosa como ella sola pero para mi sorpresa acaban rápido.

Después de despedirme de Alan, me pongo los auriculares para escuchar un poco de música y empiezo a caminar hacia casa. Lise ya me había avisado que debía ir al piso sola porque al parecer quedó con sus amigos de la facultad para comer. ¡Perfecto, tendré la casa sola!

Las canciones de mi grupo favorito son lo único que ocupa mi mente ahora mismo y me permito msrcar una coreografía a la vez que canto, inventándome la letra, por lo bajo "Red lights".
Decido ir por el atajo que comparte lugar con el pequeño bosque que hay en la ciudad.
No hay nadie alrededor, solo árboles así que me permito cantar en voz alta, imaginándome a Chan bailando. Respiro profundamente, deleitándome con los olores de la naturaleza, los sonidos de los pájaros y los grillos, la sensación al caminar por la tierra, lejos de los sonidos urbanos habituales. Ojalá este momento durase para siempre.

De repente, detecto un movimiento por el rabillo del ojo. Me saco uno de los cascos y miro a mi alrededor, pero solo veo árboles y farolas, no hay nadie cerca. Estoy así unos segundos, pero no hay nada así que me coloco el auricular y continúo caminando. Muevo la cabeza al son de la música, disfrutando del momento, ignorando cualquier otra cosa.

Es de pronto cuando algo pasa por delante de mi fugazmente, una sombra borrosa.
Me paro en seco y apago la música, casi temblando. Todo está en silencio, horriblemente en silencio, porque no se oyen ni a los grillos. Aguanto la respiración mientras miro a los lados, buscando lo que sea que hubiera allí.

- ¿Quién anda ahí? -exclamo, intentando esconder mi miedo.

Danna, ¿qué porras haces? ¿No has aprendido nada de las películas de terror? ¿A quién se le ocurre preguntar eso en alto?

Pero nadie responde, no hay ni un alma. Estoy sola.

De pronto, escucho un gruñido a mi espalda, no muy amigable que digamos.
Me doy la vuelta lentamente, esperando ver algún perro perdido pero lo que hay en frente de mi es algo peor.

¡¿Qué cojones es eso?!
Parece una especie de lobo, pero eso es imposible, un lobo no puede ser tan grande. Su pelaje negro como el carbón, se mueve por la ligera brisa, y la luz crea brillos plateados en su pelo.

El animal me mira fijamente, sin moverse, y, como yo aprecio mi vida, tampoco lo hago. Es en este momento en el que mi fijo en sus ojos: son de un color morado brillante, como los de mi sueño.
No puede ser, debo estar soñando, nunca mejor dicho, puede que me haya dormido por el camino o que me hayan drogado porque esto no puede estar pasando.

El lobo avanza hacia mi, lentamente, y como tonta que soy, presa del pánico, empiezo a correr hacia el lugar más próximo, el interior del bosque.

¿Por qué? No lo sé.
¿Que hubiera sido mas sensato correr hasta alguna casa? Es posible.
Pero no, decido que lo mejor es correr por un bosque, profundo, que no conozco, donde lo mas probable es que me pierda.

Corro entre los árboles, intentando no tropezarme con las raíces que sobresalen del suelo, con el animal pisándome los talones. Me golpeo contra troncos, ramas, todo lo que hay aquí, pero en ningún momento me detengo porque sé que si lo hago, me convertiré en la rica cena de un lindo perrito que parece hambriento.

En algún momento de la carrera he soltado mi bolsa, porque ahora mismo no es lo que más me preocupa.

Lo único que sigo teniendo en la mano es mi móvil, para pedir ayuda cuando encuentre un lugar seguro, si es que lo hay por algún sitio.

No sé si el lobo todavía me persigue pero sigo corriendo lo más rápido que puedo.
Estoy sudando y me duelen tanto las piernas que creo que en cualquier momento podrían fallarme y hacerme caer; pero no puedo pararme, no ahora.
Puede que Lise tuviera razón en lo de que tal vez debería empezar a hacer ejercicio. Dios, ¿por qué estoy pensando esto ahora?

De repente, choco contra el tronco de un árbol y me estremezco de dolor. Sin parar de correr, me llevo la mano al hombro y veo una fea herida que empieza a sangrar.

¡Mierda mierda santísima mierda, como duele!
Mis ojos se inundan de lágrimas por el dolor y el agotamiento, no puedo más.

Todo empieza a dar vueltas, no siento las piernas y la vida no me da para más pero igual sigo corriendo, cada vez más lento, apoyándome en los árboles para no desplomarme.
¡No, Danna, no te puedes marear ahora, estúpida, levántate!

Me repito internamente que tengo que permanecer de pie, que tengo que espabilar y seguir corriendo, pero al final mi cuerpo se rinde, mis piernas fallan y me caigo al suelo. Me quedo a cuatro patas, intentando avanzar, hasta que el cansancio me vence y me derrumbo en el suelo.

Escucho al lobo acercarse.
Es el fin, definitivamente moriré sin haber hecho nada con mi vida, soltera, ay.
Yo me imaginaba una muerte un poco menos... salvaje, es decir, no me imaginaba que sería la merienda de un lobo en medio del bosque a los 19 años.

Soy demasiado joven para morir, joder, esto no puede acabar así.

Nunca he sido religiosa, pero empiezo a rezar, a Dios, al Universo, a lo que sea, mientras el animal llega a mi lado y me olfatea el pelo.

De repente siento mis extremidades volverse pesadas, mi cabeza duele tanto que creo que va a estallar y el hombro me arde.
Dejo de luchar y al final, dejo que mis ojos se cierren mientras escucho en mi cabeza una voz salvaje, casi como un gruñido, que es imposible que sea humana.
- Mía

Lo último que veo son esos ojos morados y luego, nada.

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A las poquitas personas que lean esto, me gustaría saber que opináis de la historia, de la narración y esas cosas, para poder mejorar.

Muchas gracias

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