Propuesta

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—¿Tan insaciables eres? Ya van tres veces que lo hacemos hoy YiFan, ¡TRES!.— mencionó quejándose contra su esposo a la vez que con sus dedos representaba la cantidad de veces mencionadas con anterioridad, sin retirar aquella mirada acusatoria hacia el adverso.

—Y precisamente porqué aún llevas la cuenta es que no puedo parar, sólo otras tres más ¿Si amor?, ya te dije que hoy me hicieron enojar en el trabajo.— pidió viéndole con ojos de cachorrito con la esperanza de hacerlo ceder.

Nadie que conociera a Wu YiFan esperaría verlo tan siquiera una sola vez en su vida de aquella manera, mucho menos intentando ser tierno, pero ahí estaba, dejando decenas de besos sobre el cuello y hombro desnudo de su esposo, intentando convencerlo de otra ronda más.

—Sí, eso lo sé. Siempre te hacen enojar en el trabajo, ¡y siempre es mi trasero quien termina pagando las consecuencias maldita sea! Pffff... no puedo más, al menos no por hoy, ¡no!— chilló el menor para después hacer un puchero, viendo al mayor para posteriormente colocar su mano sobre la de él y acomodarse en la cama, así hasta poder descansar su cabeza sobre el pecho de su esposo, perdiéndose por un momento en los anillos que poseían tanto su mano como la del mayor.

—Bien, no más por hoy.— mencionó con aparente rendición mientras enrollaba su brazo pasando por la cintura del menor. —A partir de las 12:00 AM es otro día así que, empezamos en 15 minutos, precioso.— añadió con picardía, esta vez hablando en un susurro a la oreja de su chico.

Entonces, una risilla se escuchó en el silencio momentáneo de la habitación.

—Pero que testarudo.— dijo el menor riéndose de la asombrosa terquedad de su esposo, por lo que aceptando que no se libraría mínimo, de una ronda más, prefirió aprovechar los 15 minutos de descanso que le quedaban. —Sabes... siempre he querido hacer algo, digamos que es una pequeña fantasía pero... — comenzó, hablando en un tono travieso para al final terminar haciendo una breve pausa. —Olvídalo, no quiero que me tomes por loco.— concluyó, siendo ahora el mayor quien soltó una carcajada sonora, inundando la habitación, en realidad, no era como si jamás hubieran experimentado cosas nuevas en su relación, por lo que, para ser sincero, le intrigaba mucho saber que clase de fantasía tenía el menor.

Apretando ligeramente su agarre sobre la cintura ajena habló. —No, ahora me dices. Además, no puedo tomar a alguien como loco si ya lo es.— comentó esta vez mientras recargaba su barbilla en el hombro de su esposo y soltaba una risilla final por lo último que había dicho a manera de broma, siendo su risa aún mayor cuando su esposo regresó a verlo con ojos asesinos y una mirada fulminante, claro, al menos eso según el mismo SeHun, quien no se daba cuenta que aún estando "enojado" seguía pareciendo la cosa más tierna del mundo entero.

—Bueno ya, habla. ¿BDSM? ¿Daddy Kink? ¿Amantes? ¿Mi esposo es un mafioso? Okay no, la última ya la tienes de por vida.— culminó con una risa mientras seguía expectante ante lo que diría el menor, ¿qué era eso que tenía por fantasía?, él sólo quería saberlo para poder cumplirla, fuese lo que fuese.

—Secuestro.— soltó de pronto. —Ser secuestrado y... forzado.—  aclaró para después girarse levemente al escuchar el suspiro cercano de su esposo.

—Vaya, de haber sabido te hubiera secuestrado cuando salías de tu universidad en vez de sólo cerrarte el paso con la camioneta cuando estabas a punto de cruzar, pero... esa vez parecías asustado, no gustoso porque te fueran a secuestrar.— habló el mayor, dándole a entender que no comprendía ahora su reacción que había tenido en aquel tiempo ante la situación.

—¿Bromeas?, pensé que moriría atropellado aquel día, tú no me cerraste el paso ¡casi me arrollas! literalmente.— refutó con seriedad esta vez mientras recordaba ese día, en realidad, cuando decía que era una fantasía era cierto, pero tampoco como para ir caminando por la calle esperando ansioso a que le cerraran el paso o le colocaran algún arma cerca de su cuerpo obligándolo a subir a un vehículo desconocido, era de esas cosas que le gustaría que pasaran, pero a la vez no.

—Lo haremos, te secuestraré y forzaré. Sacaré mis dones de actor por ti.— habló el más alto haciéndole salir de sus pensamientos. —¿lo dices enserio?— cuestionó el menor como queriendo cerciorarse que había escuchado bien y que no era una broma por parte del adverso, sin embargo a los pocos segundos pudo escuchar un asentimiento del susodicho.

Entonces, una sonrisa se plasmó en sus labios de forma automática, sintiendo la emoción apoderarse de él, y es que aquello le parecía perfecto, harían algo nuevo en su relación y claramente cumpliría su fantasía de la mejor manera al menos para él, sabiendo que más allá de la actuación estaría seguro, puesto que su esposo sería su secuestrador.

—Me gusta.— afirmó ante la declaración del mayor para después dejar aquella posición y subirse encima de él, repartiendo varios besos en todo su rostro y uno que otro en su pecho. —¿Cuándo me secuestras? ¿Ahorita? ¿Mañana? ¿Pasado?... ¿Cuándo?.— decía entre besito y besito para después quedar sentado encima de él, formando al final un puchero con sus labios.

—¿Desde cuándo traes está fantasía?, mucho tiempo seguramente, solo espera un poco más pequeño travieso.— mencionó su esposo en respuesta hacia él mientras llevaba su mano a los sedosos cabellos del menor, acariciando estos para posteriormente bajar la misma hacia su mentón y de aquella manera atraer sus labios hasta los suyos, terminado por unirlos en un casto beso.

—Ya pasaron 15 minutos.— susurró el mayor contra sus labios, sonriendo con picardía, la cual esta vez fue correspondida por otro beso y un guiño del menor. —Hagamos otras tres rondas más si quieres, me siento con energía de nuevo.— afianzó mientras pasaba sus dedos juguetonamente por el pecho del contrario.

—Joder, SeHun. Cuándo te pones en ese plan eres malditamente encantador.— gruñó el mayor mientras que en un rápido movimiento ponía a su pareja debajo de él, apresando sus manos por encima de su cabeza para comenzar a dejar besos húmedos sobre su cuello, sin embargo, en un momento tal al alzar su vista se percató de algo que le hizo fruncir el ceño y regresar su vista hacia el de cabellos castaños, aunque esta vez con una mirada diferente.

—SeHun.— le habló YiFan con cara de pocos amigos.

—Hmmm ¿qué sucede? Ahora tienes una cara larga igual a la que traías cuando llegaste del trabajo.— afirmó su esposo mientras lo veía con cautela y confusión a la vez.

—El oso de peluche.— aclaró el mayor mientras señalaba el enorme oso que se encontraba descansando en el mueble situado a un lado de la cama. —Te dije que no lo podías tener en el cuarto, al menos no hasta que lo revisará y me cerciorase de que no tuviera algún micrófono o cámara escondida.— explicó mientras continuaba observándolo con aquel ceño fruncido. —¿Y? ¿Me vas a decir porque me desobedeciste?.— cuestionó con marcada impaciencia y el castaño sólo reparó en tomarle de las mejillas mientras le veía con suavidad. —¿No crees que exageras, amor?, no tienes que revisar cada cosa nueva que entra a la casa.

—Claro que sí, más si va a estar en nuestro cuarto. — refutó el mayor aún molesto porque el menor no había acatado sus sencillas indicaciones que fueron "deja el peluche en la sala, después lo subes al cuarto". Eso fue todo lo que le dijo cuando regresaron de su día de pareja en el que habían decidido ir a la feria.

—Pero, tú me lo regalaste.— replicó el menor esta vez cruzándose de brazos.

—Sí, pero recuerda que lo gané en un puesto donde el señor insistió el darnos el peluche más grande que tenía para después decir que tenía que ir por él al almacén de atrás. Terriblemente sospechoso.— explicó para después bufar ante la despreocupación del menor quien había soltado una carcajada claramente tirándole a loco.

—YiFan, ya te dije que no seas tan paranoico, pero está bien, lo siento ¿Si?, mañana mismo lo llevo abajo.— respondió el más bajo para después unir sus labios con los de su amado y acariciar su mejilla. —Y bueno, ¿vas a seguir hablando o vas a hacer lo que tanto estabas pidiendo media hora atrás?, decídete rápido que me enfrío.— añadió este para después sonreír ladinamente, mirando con atención a su esposo mientras observaba cómo este suavizaba su semblante.

—Bien, pero no creas que no te castigaré por esto.— habló el mayor finalmente, para después disponerse a atacar los labios del menor, capturando estos en un beso apasionado, el cual solo aseguraba que sería una larga noche.

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