Desesperado - ѕοℓ ղαcíҽղԵҽ -

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"El número al que usted marcó, no está disponible, o se encuentra fuera del área de servicio".

-¡Carajo!- gritó a la vez que se sacaba el cinturón y arrojaba su celular con fuerza bruta hacia el tapete del automóvil, solo para salir de la unidad y empezar a correr hacia el centro comercial.

No perdió tiempo recorriendo aquella monstruosa construcción del consumismo, YiFan sabía que cada segundo era valioso por lo que lo primero que hizo fue dirigírse al centro de control, donde podía observar cada pasillo y cada tienda al mismo tiempo, le bastó apenas sacar su pistola y hacer saber su nombre para que el personal a cargo saliera huyendo y le dejaran la sala completamente para él.

Una vez tuvo el mando se dispuso a revisar las cámaras de seguridad a partir de las 5:45 pm, ya que hasta esa hora tenía certeza de que SeHun estaba bien. Era cierto que había una infinidad de grabaciones posibles para visualizar, sin embargo se permitió reducir el marco de su búsqueda a la zona donde se encontraban las tiendas que sabía, su esposo solía frecuentar.

Después de unos minutos supo que había dado en el blanco, o al menos en algo, una sonrisa boba se plantó en sus labios al ver a SeHun salir de aquella tienda, observó sus últimos pasos, hasta que este se detuvo al recibir una llamada de su celular, claramente la que él le había hecho, fue entonces cuando su sonrisa se esfumó, sus labios se formaron en una línea, y su mandíbula se tenso al instante a la vez que su puño viajaba hasta impactarse en seco contra la mesa.

Agrando la Imagen pausada lo más que pudo, pero como era de esperarse el tipo había cubierto perfectamente su identidad, en cuanto a facciones destacables solo había podido visualizar sus grandes orejas, pero vamos, ¿eso de que le servía?.

Soltando un bufido terminó de ver la grabación hasta que vió como SeHun subía despistadamente a aquel vehículo, no podía culparlo, era obvio que pensaba que era él. Maldijo entre dientes al ver el carro partir hacia un destino desconocido, estaba de más decir que el vehículo no tenía placas así que al dejar de tener utilidad aquellas grabaciones se dispuso a salir de la sala en la que se encontraba completamente cabreado, avanzando a pasos largos mientras sus puños se mantenían apretados.

Lo único que pensaba en ese momento es que era un tremendo imbécil quien haya planeado hacer eso, y un completo idiota él que se apuntó a participar en el secuestro de su esposo, le habían jodido el día, pero hasta el momento se sentía seguro, sabía que Seúl y otras ciudades las tenía por demás controladas, así que más bien se hallaba molesto por la insolencia e impertinencia de los responsables, porque...aunque tardará nada en dar con SeHun, más les valía no tocarle ni un solo pelo, acabar como comida callejera era poco, haría que los molieran lentamente y los haría tragarse su propia carne.

Apretando sus manos en el volante, una vez que había llegado a su vehículo, no tardó en hablarle al jefe de policía de aquella zona, haría que le buscasen ese auto de inmediato y una vez le había hecho llegar la imagen al susodicho, el cual sabía que ahora su propia vida y la de su familia corrían peligro, hizo una segunda llamada, está vez a su mano derecha para que reuniera a varios de sus subordinados, indicándole que estuvieran listos para ir a la ubicación dónde estaría su esposo tan pronto la tuviera.

En realidad no era la primera vez que alguien intentaba pasarse de listo, y aún peor, decidían usar a SeHun como arma contra él mismo, la vida del menor había sido amenazada varias veces, sin embargo nunca fue de gravedad ya que siempre había actuado con rapidez, haciendo que los imbéciles lo lamentaran con creces, y este también sería el caso.

Pisando el acelerador pensó en como pudieron enterarse de su plan de pareja, de la hora y el lugar, no teniendo que ser un genio para que la imagen del peluche siendo entregado en aquella feria, por aquel sospechoso sujeto terminará anclada en sus pensamientos. En ese momento se lamento por no haber sido más enérgico con SeHun, debió haber sacado ese peluche él mismo y después castigar a su desobediente esposo, pero no lo hizo, y ahí estaban las consecuencias de no hacerle caso a su buena intuición.

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