Capitulo 3 "Cadenas"

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Las campanadas de la iglesia suenan, siempre cuando el sol sale, me despiertan para volver a la incesante realidad tan rutinaria, una vez despierto es hora de hacer el desayuno, esta vez el ambiente se tornaba algo mas triste de lo ocurrente, algo extraño se sentía al estar cerca de mi padre.
Nos sentamos en la mesa a tomar nuestros alimentos pero, el parecía no tener apetito, con un tono dulce le pregunte:
-Que sucede?-
Levanto la mirada, algo desconcertado, giro su tenedor una y otra vez con la fruta ya en el y respondió:
-Hay...... Hay algo que debo decirte y que eh callado toda la vida-
Me quede sin respiración, me recargue en mi silla sorprendido, tosi un poco mirando la palma de mi mano con un liquido rojo brillante, mi padre se asusto, se levanto y fue corriendo a llamar ayuda y ver en que estado estaba el reloj.
Me llene de rabia... Como es posible que esto suceda? Pensé en que mi estado ya era critico, sentí un fuerte dolor en el pecho cuando escuche que se desprendía una piedra que marcaba la hora, me estremeci entre mis brazos abrazandome y caí.
Cuando desperté una hermosa dama sostenía mi mano apretándola fuertemente, la mire y percibí un olor a rosas del campo, quise mover mi brazo y ella alzo la mirada triste que deslumbró a mi solitario corazón, sentí un calor intenso, nervios tan solo de su presencia así que en respuesta desvíe la mirada.
Suavemente posó su mano sobre mi frente con un paño mojado, susurrando a mi oído, dijo:
-Tranquilo, no se altere, su padre me llamó por que usted estaba muriendo, pero gracias a mis remedios a sanado un poco-
Mis ojos lagrimearon después de escuchar su voz, sentía algo por primera vez que no conocía bien, Que era?, no lo sabia pero se sentía tan bien y a la vez tan triste.
En reacción a todo lo que me dijo yo respondí:
-Quien es usted bella dama? sé que no es momento para presentaciones pero me intriga saber de usted-
Sentándose a mi lado, sonriendo levemente y acomodando la sabanas de mi lecho respondió:
-Soy la hija del curandero que vive al lado de su torre, mi nombre es Alba-
Recordando un poco y hace tiempo pude notar que había pasado un par de veces cerca de mi ventana pero parecía el viento de tormenta, era tan fugaz que no tenia oportunidad de tratarla aunque sea desde allí, entonces me presente:
-Es un placer señorita, cof cof, yo soy el hijo del cuidador de esta torre, mi nombre es....-
De un golpe entro mi padre, mala suerte, Alba le explicó lo que me dio para aliviar mi malestar mientras yo tratando de recostarme un poco, pude escuchar algo que desgarro mi corazón:
"Ya no queda mas que dejarlo ir"
Mi padre asintió su rostro, apretó fuertemente su pecho, una tristeza inmensa cubrió la habitación, Alba dejo la medicina y se fue sin despedirse.
Mi padre salió de mi cuarto, con la única fuerza que me quedaba logré ponerme de pie y llegar a la ventana, deseaba salir para estar con ella, pero sabia que no seria capaz, ya que mi enfermedad me lo impedía, aun así ya tenia una razón más para vivir por ella.

La canción de la torre del relojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora