back to 80's | h.s.

PARTE SEIS.

PARTE SEIS.

"I don't give a damn 'bout my reputation."

Un chicle en él cabello, una malteada derramada en su cabeza accidentalmente, una mezcla de kétchup y mostaza en su silla, un mal corte de cabello.

Nada funcionó. Y parece que mientras más le hago maldades a Sarah, más fuerte se hace. Papá cada vez está más cerca de ella, mamá se aleja con la mirada hacía abajo y Cindy esta por arrancarse él cabello de raíz. Lucia apareció mientras Megan le cortaba él pedazo de chicle en el cabello, diciendo "Mala idea, a Tomás le gustan las chicas de cabello corto". Y fue ahí cuando me di cuenta de que yo no servía para esto, a pesar de que la odiaba con todo mi ser era más fuerte mi ineptitud.

—Hemos echó de todo y nada ha funcionado.—Dijo Cindy, en un susurro mientras mi mamá leía una revista sentada en él sillón a unos cuantos metros de nosotros.

—Entonces hay que usar la fuerza, tenemos que meterle la idea a Megan que ambos se gustan.— Dije yo, como si fuese la mejor idea del mundo. A Cindy le brilla los ojos.

—¡Tengo una idea! Sólo sígueme la corriente.—Aclara su garganta, echándose él cabello hacía atrás.— ¿En serio eso fue lo que dijo Tomás de Megan?

Me toma por sorpresa. Pero caigo en la cuenta de lo que se refiere cuando levanta sus cejas.

— Ahh... Si, ¡Si! Dijo que tenía unos lindos ojos y que... que... —Ambas notamos los indiferencia de mi madre, a lo que me hace exagerar la nota.— ¡Que está enamorado de ella!

Cindy se queda estupefacta. Mi madre baja la revista con fuerza y se me queda viendo sorprendida. En este momento deseo desaparecer. Siento él calor en mis mejillas.

—¿Qué dijo qué? —Megan se levanta con rapidez, haciendo un ademán exagerado, que me recuerda a mi misma.

Cindy me echa una mirada de apuro.

—Que... ¡Que está enamorado de ti! Me lo ha dicho ciento de veces, cada vez que puede, que Megan esto, que Megan lo otro... —Veo la emoción en los ojos verdes de mi madre, me siento mal por mentirle, pero es que en realidad si me lo ha dicho. No en este año, si no cuando yo era una niña.

» —No pude elegir mejor esposa que tu madre, ¿sabes, Jasmine? —Había dicho, sentado en el suelo mientras armábamos un rompecabezas de princesas en mi habitación.—Estoy enamorado de ella hasta la médula, sus ojos, su sonrisa, yo... Estoy contento de que ella me haya elegido. La amo, y te amo a ti también.—Se echó a reír, abrazándome con fuerza mientras besaba mis mejillas. «

Las lágrimas hacen que mis ojos ardan, siento él característico dolor de garganta, estoy apunto de llorar. Megan no lo nota por suerte, pero Cindy si lo hace, ella acaricia mi espalda.

—¿Y que crees que deba hacer?—Me pregunta, sonrojándose. Le sonrió dulcemente.

—Ser tu misma, eso es lo que le gusta. Y cuando sonríes, también cuando te pones seria y arrugas la frente. También cuando te ríes y echas la cabeza hacía atrás como una niña pequeña.—Mi voz se va a apagando a medida que recito lo que alguna vez me dijo y caigo en la cuenta; Mentiras. Mentiras. Mentiras.

Mi madre se inclina para mirarme, las tres nos hemos quedado en silencio.

—¿Pasa algo, Jasmine? —Me pregunta, Cindy carraspea.

—No se ha sentido muy bien últimamente, iré a llevarla a casa.—Dice, ayudándome a levantar del sillón de su casa. Sintiendo como él suelo de mueve, al igual que los sentimientos.

El aire me golpea directo en la cara y cuando ya estoy afuera, lloro. Como cuando supe que mi padre le había dado él divorcio a mi madre. "La amo más que a nadie" repito en mi cabeza.— ¡Mentiroso, mentiroso! —Digo con fuerza, queriendo golpear todo. Doy una patada a la mecedora, hundiendo una parte de esta. Papá era un mentiroso, Tomás era un mentiroso, ¿Que nos amaba? ¡No se hubiese ido con ella! Nunca nos hubiese abandonado como lo hizo, rellenando vacíos con regalos estúpidos en cada navidad o cumpleaños. Excusándose para no ir a mis festivales en la escuela... ¡Ahhh, Pero claro! Para ir a comprarle pañales y comida a su nueva familia si tenía todo el tiempo del mundo.

—Jasmine, tranquila.—Cindy se acerca, pero la empujo por él enojo.

—¡No, Cindy, nos mintió! ¡Todo este tiempo! Me dijo que nos amaba, que nos quería más que a nadie y ¡Mírame! ¿Dónde estoy? Salvándole él pellejo de que no conozca a una mujer que se va a aprovechar de él...

—Baja la voz, Jas, nos van a escuchar.—Se preocupa. Echándole un vistazo a la calle vacía, mientras grito en él pórtico.

—¡Qué me escuchen! ¡Qué todos me escuchen! Que Thomas Harmon va a abandonar a su esposa y a su hija por una zorra en un par de años, llamada Sarah.—Grito, sacando todo el dolor que he guardado en años, la puerta de la casa se abre, dejando ver a Megan con los ojos bien abiertos y sorprendida.

— ¿De que estas hablando? —La voz de mi padre suena a mis espaldas, cuando me giro veo a su pandilla y a él estupefacto. Está molesto, lo veo en su cara. La sangre se me va del rostro.
No sé qué decir. No le puedo decir la verdad. Lucía aparece detrás de mi padre, pero nadie hace ninguna expresión de sobresalto. Solo yo la puedo ver.

— ¡Jasmine! ¿Qué hiciste? ¡Eres una tonta, arregla esto, arregla esto o ni siquiera nacerás! —Me asusto, ahora si que estoy asustada y comienzo a temblar. Pero el odio que siento por él hombre frente a mi con unos cuantos años menos no me hace pensar con claridad.

—Estoy hablando de lo maldito que eres.—Lo empujó, si le hubiese hecho esto cuando era mi padre posiblemente me hubiera castigado.— Megan ha estado enamorada de ti todo este tiempo y ni siquiera te has dado cuenta, te la pasas gastando tu amor y tu tiempo con esa Sarah que ni siquiera vale la pena.

—¿Qué? ¿Megan? ¿Eso es cierto? —Ahora meto en aprietos a mi madre, que abraza a la puerta sin mucho que decir. Me pongo frente a ella.

—¡Dios mío, eres un ciego! —Le acuso, señalándole con el dedo.— La estas perdiendo Tomás y cuando te des cuenta que en realidad Megan era la que valía la pena, vas a estar casado con Sarah manteniendo a un hijo que ni siquiera va a ser tuyo.—Casi le escupo en la cara, perdiendo el control de la situación. Lucía me mira negando con la cabeza, Cindy sabe que esto ya no tiene solución. Escucho el chasquido de los dedos de Lucía, que hacen hablar a Zayn, mi padrino.

—Sarah se acuesta con Niall, él chico de los bolos —Confiesa, bajando la cabeza avergonzado. Mi padre se gira a él.

—¿Qué? ¿Como sabes eso? —Baja las escaleras del pórtico, caminando hacía él.

—Niall me lo dijo, se ha burlado de ti y ha dicho que Sarah también.—Suspira encogiéndose de hombros.—Tenía que decírtelo hermano, te mereces algo más que eso...