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-Mi nombre es Attaphan Phunsawat, pero todos me llaman Gun.- sonrió -Tengo 19 años

-Es un gusto Attaphan.- sonreí amable -Puedes sentarte... ¿Quien más?

Los chicos de hoy en día, son realmente muy sociables. En mi generación, no hablábamos con el maestro, a menos que necesitaríamos créditos extra. Estos chicos resultaron ser muy bromistas, durante la clase hacían preguntas muy bien elaboradas y cuando respondía ellos agradecian con algún tipo de broma. Honestamente, siempre he sido muy relajado para dar mis clases, pero cada vez que veía a los alumnos no podía evitar mirar a hacia esa pequeña criatura que adoro tanto. Era incómodo, trataba de ser discreto pero no lo lograba, su belleza me robaba la concentración.

-Bien... Eso es todo por hoy, recuerden que el viernes tendremos un pequeño laboratorio de este tema.- les recordé mientras guardaba mis cosas -Nos vemos.

Educadamente, los chicos me despidieron con un Wai. Salí del salón hecho un rayo, hacia la sala de maestros. En mi cabeza, no dejaba de resonar la dulce voz de aquel majestuoso ser humano, sus pequeños ojos, su hermosa nariz, sus deliciosos labios. El corazón se me aceleraba a toda prisa, seguía siendo tan malditamente hermoso como lo recordaba.

Entre a la sala de maestros y para mí suerte no se encontraba nadie, deje mi bolso justo en mi lugar asignado. Me senté en mi lugar, sosteniendo mi rostro con las manos aún en estado de shock, por haberlo encontrado. Una sonrisa se formó en mi rostro, lágrimas comenzaron a caer de mis mejillas, emoción y nostalgia, presionaban mi pecho. Después de cinco años, lo ví de nuevo...

Recordaba cada cosa de mi pequeño, su dulce y tierna voz, su sonrisa deslumbrante, esa timidez que provocaba en mi un instinto salvaje, el suave y dulce tacto de sus manos acunando mi rostro, cada uno de sus gestos. Lo recordaba todo.

-Te encontré...- susurré

-Aquien?- cuestionó una voz

Esa pregunta, sin duda hizo que la sangre me subiera y bajará por el cuerpo con demasiada rapidez. Se suponía que no había nadie aquí, levanté el rostro y ante mi estaba esa hermosa criatura, que se supone es mi compañera de trabajo.

-Valvenat??- pregunté un poco asustado

-¿Pero que demonios te sucede?- pregunto -¿Estas enfermo? ¿Por qué lloras?

-Ahhh... No, no me sucede nada.- respondí limpiando mis lágrimas

-Estas seguro?- pregunto.

-Si... Muy seguro.- respondí

Entonces...- se detuvo un momento -¿Estas en tus días?

-En mis que... Noo!!- suspiré con frustración y ella se hecho a reír

-Mira... No me digas que no te sucede nada.- sonrió -Estoy más que segura, que los hombres no lloran sin razón.- se quedó pensando -A menos que sean mujer...

-De que hablas!?- exclame -Yo no soy mujer.- afirmé

-Excelente!!- dijo, mientras juntaba sus manos y las llevaba a su pecho -Seria una lastima que fueras tan lindo y no tuvieras pene...

-Ahhhhh!!!- Exclamé asustado por su respuesta -Pe... Pene...

-Siiiiii.- se dió la vuelta y camino hacia su lugar -Serias un total desperdicio sin el.

-Que... Ahhh... ahhh- suspire con frrustracion -Sabes... Tu me asustas.- le informe

-De que hablas... Mi belleza puede desconcertar a muchos, lo se.- hizo revolotear su cabello -Pero jamás he asustado a un hombre.

Latidos Sin Control 💚OffGun💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora