Capítulo 2.

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Regrese a casa después del fastidioso encuentro con Aiden.

Aiden, Aiden, Aiden.

Ni siquiera lo conocía y su nombre ya rondaba por mi cabeza incapaz de olvidarlo.

¿Era guapo? Sí. ¿Su sonrisita era hermosa? Sí. ¿Era un cretino? Estaba segura de ello, pero... ¡Luciena! Me regañé a mi misma. No debía de pensar en él. Tenía la certeza de que no me traería nada bueno, y lo único que necesitaba en mi vida era paz y tranquilidad.

Suspiré despejando mi mente y dejé mi violín en su lugar para después sentarme en el gran sofá de la sala y encender el televisor. Estaba viendo una serie de vampiros cuado el timbre sonó. ¡Déjenme sola! Pensé en gritar, pero en vez de eso me puse en pie y fui a abrir la puerta de mala gana.

Me arrepentí al instante y sonreí ampliamente al ver quién era. Me abalance sobre mi mejor amiga, atrayéndola hacia mi en un fuerte abrazo.

-¡Kyle! -Chillé su nombre. Tenía tiempo que no le veía, después del, uh, bueno... Hacía tres años que no la veía. Su padre tenía un gran negocio en España y debían mudarse, llevándose consigo a mi mejor amiga.

-Oh, Lucie, te extrañé demasiado. -Me estrujó en sus brazos y sollocé. -¿Qué sucede, Luciernaga? -Piqué su estómago divertida. Kyle me llamaba "Luciernaga" por Luciena. Demonios, odiaba tanto ese apódo pero no podía enojarme con ella

-Nada, no pasa nada. Sólo que te eché tanto de menos. -Me separé y traté de fingir enojo. -Odio que me llames así, y lo sabes. -Río por mi falsa mirada, estaba segura de que para políca malo no tenía vocación. 

Lo cierto era que odiaba mi nombre completo. 

"Luciena Anabella Sietscher"

¿Quién le pone esos nombres a su hija? Mis padres, por supuesto.

Mi papá había decidido el Anabella por mi abuela, y mi mamá había elegido el Luciena. Era el único que me parecía más presentable. 

Luciena Anabella Sietscher para la ley, Lucie Sietscher para los conocidos y Luciernaga para mi amiga cabezota Kyle.

-¡No te amargues, Lucie! Te traje obsequios. -Me mostró una bolsa de papel sonriendo. 

-No tenías por qué traerme algo. -Reí levemente- Pero gracias.

Me hice a un lado para que ella pasara dando saltitos. Ella tenía 15, por lo que era menor que yo pero por tan solo seis meses, así que eso no fue impedimento para que la bajita rubia de ojos verdes fuera mi mejor amiga.

-Son dulces traídos desde España y ropa. -Dejó la bolsa en el sofá y se giró hacia mi sonriendo. -Espero y te guste.

Era una amante de las golosinas; antes de que se fuera, después de que terminara la escuela íbamos a una dulcería y nos acababamos una bolsa completa en menos de una hora. Claro que, cuando se fue, todo eso terminó. 

Se sentó sin dejar de mirarme y me hizo una seña para que me sentara a su lado.

-Cuéntame, ¿qué ha sido de ti? ¿cómo está Jeremy? -Hice una mueca al escuchar el nombre. Jeremy había sido mi novio hacía unos... Ocho meses, y sólo habíamos durado tres estando juntos. Él era un chico muy dulce, y guapo desde luego, pero tenía las hormonas muy alborotadas. Siempre le miraba las piernas a las chicas aun cuando yo estaba con él, y cuando me negué a besarlo por primera vez me terminó, dandole fin a la mágia.

-Terminamos. -Sonreí de lado sin muchas ganas de hablar sobre eso. Ella comprendió en el momento y cambió radicalmente de tema.

-Bueno, yo estuve tomando clases de actuación. -Me sonrió ampliamente demostrando su emoción. -Pienso ir a Julliard.

-¿Julliard? ¡Kyle! Yo iré ahí. -Aunque mi padre estuviera en contra y fuera el centro de nuestras discuciones. Sonreí emocionada; sería tan perfecto que ella fuera conmigo, aunque aun faltara algo de tiempo. 

Platicamos un largo rato sobre cómo nos había ido a ambas. Era obvio que a ella le había ido de maravilla, mientras que a mi...

-¿¡Qué!? -Chilló asombrada. -¿Estás estudiando en casa? ¿por qué no me lo dijiste? ¿y tu vida social? Lucie, por Dios. Necesitas salir.

He estado estudiando en casa (sin contar la academia) desde el accidente. Papá, aparte de controlador, era sobreprotector, así que decidió sacárme de la escuela, alejarme de mis amigos y encerrarme aquí en casa, diciéndo que estaría mucho más segura que en el exterior.

-¿Tu padre sigue fuera? -Me preguntó Kyle mientras se ponía de pie y me llevaba con ella.

Asentí con la cabeza como afirmación. Mi padre había salido por un viaje de negocios hacia dos semanas en Inglaterra.

-¡Genial! Escuché que Josh está haciéndo una fiesta en su casa. Debemos ir. -Me quedé mirándola atónita, pero ella ya estaba buscando ropa.

-Sabes que no... -Me cortó con una movimiento de mano.

-Iremos. Niña, estás muy pálida, necesitas salir. -Lo cierto era que, aunque fuera a la playa aun sin usar bloqueador, seguía manteniendo mi palido color. 

-Es de noche, no voy a broncearme con la luz de la luna. -Reí levemente.

-¡Es un decir! -Me miró fingiendo indignación, lo que me hizo reír más. -Deja de burlarte y ve a ponerte linda. -Me lanzó una muda de ropa y no me quedó de otra más que ir al baño a vestirme. 

Salimos de casa y Kyle me tendió las llaves del auto, supusé que era alguno de los que su padre había dejado aquí, la miré con el ceño fruncido.

-Tú manejas. -Me sonrió dulcemente y se acercó al auto dando saltitos.

-Sabes que no me gusta conducir. -Refunfuñé y me subí al auto de mala gana. Había aprendido a manejar hace un año; mi padre me obligó prácticamente, él decía que tenía que ser de utilidad.

Arranqué el auto y miré a la miré.

-¿Ya hablaste con Josh? -Negó con la cabeza y me miró.

-No, aún no. Por eso quiero ir a la fiesta. Le daré una sorpresa. -Reí levemente y volví la vista a la carretera. Después de un rato abrí la boca para hablar y le dije rápidamente.

-Conocí a un chico. -Me maldije por lo bajo cuando me dí cuenta de mi error. Ella haría muchas preguntas hasta conseguir la respuesta que quería.

-¿¡Un chico!? ¿y cómo es? ¿es guapo? ¿de dónde lo conoces? ¿qué edad tiene? -Lanzó un montón de preguntas tan rápido que apenas pude entenderle.

-¡Para, Kyle! -Reí en lo que aparcaba el auto cerca de la casa de Josh. Me quité el cinturón de seguridad y me giré hacia ella. -Su nombre es Aiden, no se cuántos años tenga, lo conocí saliendo de la academia y sí, es guapo.

Chilló tan fuerte que tuve que cubrir mis oídos con ambas manos. 

-¿¡Y ya se besaron!? -Abrí los ojos como platos ante esa idea. -¡Lo besaste! Oh, Lucie, por fin...

Quité mis manos de los oídos y le corté.

-No, no lo besé. -La miré un momento, luego salí del auto y ella me siguió. -Tampoco pienso hacerlo.

Se detuvo en seco y me miró boquiabierta. No besaría a Aiden jamás porque no pensaba encontrarme con él y listo. Seguí caminando ignorando sus reproches, e ignorando todo al parecer, y caí en la cuenta de ello cuando choqué con una montaña de musculos. Murmuré un lo siento apartándome del chico y levanté la mirada. Se me cortó la respiración al darme cuenta de quién era.

I'm not a monster.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora