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La sorpresa no abandonó mi cuerpo aun cuando Alexandre se alejó de mi para entrar al baño

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La sorpresa no abandonó mi cuerpo aun cuando Alexandre se alejó de mi para entrar al baño.

—Alex, iré a mi habitación para quitarme este uniforme. Puedes esperar en el pasillo o simplemente ir con Abu, ¿bueno? Al final del pasillo esta la sala y ella siempre está ahí. — Anuncio.

Antes de caminar unos pasos más hasta mi alcoba escucho como pronuncia un "De acuerdo". Así que confiado sigo con lo mío, mi habitación estaba llena a ese olor cítrico que mi Abu ama esparcir por todo el lugar, lo que me hace reír bajito. Estuvo aquí haciendo algo y tendré que aguantar mis ansias de preguntar qué era ese algo hasta que se vaya Alex.

Me deshago del uniforme lo más rápido posible o si no me ganaré un regaño y no necesito uno de esos con visita, ¿se imaginan eso? Mi Abu diciéndome niño irresponsable y yo con la cabeza gacha porque soy muy sensible, ¡y lo peor de todo! Alex presente riéndose de eso. Soy el chico más cool de mi clase, esa imagen no puede ser quebrantada por mi lentitud a la hora de cambiarme.

—No, no. Eso sí que no.— Hablo mientras termino de colocarme mis shorts y una camisa vieja con la imagen de un gatito durmiendo. Amo esta camisa.

Finalmente me calzo con mis pantuflas y salgo, encontrándome con Alex frente a mí. Alcé una ceja interrogante. Él pareció entender mi pregunta sin siquiera haber hablado.

—Bueno, quise esperarte y escuché que hablabas entonces pensé que no tenías problema en que estuviese aquí. —Reí por su hablar rápido y lo despeine un poco, ganándome un gruñido de su parte.

—No tengo problema con eso, Alex. ¿Por qué lo tendría?— Él se encogió de hombros— Como sea, vamos a el comedor antes de que Abu nos llame.

Caminé con Alex a mi lado, se notaba más relajado. Paré en el baño y me enjuague las manos antes de continuar. Lo que a él le ha parecido gracioso, porque se ha estado riendo.

Tsk, imbécil.

—Abu, disculpa la demora— avisé, cuando ya estábamos sentados en la mesa, la comida puesta frente a nosotros, se ve delicioso.

Ella entra con una sonrisa gigante, haciendo que el poco malhumor que había dentro de mí se desvanezca. Las mangas de su camisa estaban dobladas, así que la marca en su antebrazo se puede leer perfectamente.

Eres tan tonta.

Si, eso decía. Y aunque sé la historia de ella con el abuelo, es inevitable no estallar en carcajadas cada vez que ella la cuenta. También amé a mi abuelo, era un hombre genial, tanto como papa.

¿Normalmente eres tan fastidioso?

Eso fue lo primero que dijo Abu cuando se conocieron. Realmente a veces la idea de conseguir a una persona y que la relación que llevemos no sea como las que imagino... hace que me estremezca. Si bien estoy consciente de que hay personas que no mantienen una relación con su alma gemela, quisiera por lo menos dar por sentado que yo la tendré con la mia.

La marca en el brazo... a esta edad la mayoría de las personas lo veían de dos maneras. O algo muy absurdo, o lo mejor que les ha pasado. Personalmente pertenezco al primer grupo. Es decir, ¿por qué a esta edad? He sido testigo de muchas relaciones que han terminado por no ser almas gemelas, y es toda una tontería.

Pero, si muestro un cien por ciento de mi sinceridad, también he de decir que  todo esto me aterra. Me aterra recibir una marca, aunque no lo aparente.

—¿Y cómo te va en la escuela, Alex?— Cuestionó Abu, yo presté atención a la conversación que ambos entablaron mientras yo estaba en mi mundo.

—Pues, no soy tan bueno como Theo, pero mis notas son aceptables.— Comió un bocado de la carne en su plato. Abu asintió muy emocionada.

—Si te confieso algo, la verdad me siento muy feliz de que Theo haya traído un amigo a la casa. Él es muy reservado a veces, pero veo que ustedes se tienen confianza.

Oh, Abu, pero ¿qué dices?

Alex me da una mirada algo sorprendida, así que desvío la mía. Y pensar que lo que me daba miedo eran los regaños, ja. Debí haber recordado los comentarios vergonzosos.

—Entonces me alegro de igual manera, señora. Theo me parece muy agradable.— Dijo él con una sonrisa.

Mi estomago se cerró cuando oí la respuesta de Abu: —Oh, cariño. También puedes decirme Abu.

Señora, cálmese. ¡El único que puede decir Abu aquí soy yo!

Me levanto con mi plato vacío y lo llevo a la cocina para lavarlo, sin esperar la respuesta de Alexandre. Cuando termino de lavar Abu viene con una amplia sonrisa y ambos platos en las manos, mientras que Alex viene con lo restante. Ella me guiña un ojo y yo ruedo los míos por milésima vez en el día.

Tengo que dejar eso antes de que se convierta en una costumbre.

—Abu, estaremos en mi habitación haciendo tarea.

—Está bien, diviértanse. Yo estaré en mi habitación viendo mi novela... con los audífonos de tu hermana.— Sonríe pícara.

Mis mejillas se tiñeron de rojo captando su indirecta. Oh Dios, tengo una abuela fujoshi.

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