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—Alexandre, no es necesario que te quedes despierto conmigo hasta que sean las doce

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—Alexandre, no es necesario que te quedes despierto conmigo hasta que sean las doce. —Reí por su expresión ofendida.

— Claro que es necesario, es tu cumpleaños. Me gustaría ser el primero en felicitarte. — Contestó como si fuese lo más obvio del mundo.

Lo miré con cariño. Si tan solo no estuviese a través de una pantalla lo comería a besos.

—Sabes que quiero estar contigo sin importar lo que diga en mi antebrazo, ¿verdad? — Cuestioné, al notar también su nerviosismo.

Los últimos días me encargué de dejarle claro a Alexandre que estaré con él sin interesar lo que diga aquella marca. Sin embargo, él parece estar reacio a ello en ocasiones. Siendo sincero, también estoy aterrado por lo que sea que pueda salir, pues dudo de cómo pueda reaccionar él ante la incertidumbre que ocasionará saber quién es mi alma gemela.

—Son las once cincuenta y ocho, Theo. —Murmuró.

Me fijé en la hora para corroborar sus palabras, y efectivamente, estaba en lo cierto.

— Alexandre, ¿por qué eres tan bonito? —Le pregunto, sabiendo que eso lo hará sonrojarse.

Él voltea a mirar a otro lado mientras murmura cosas que no pude entender. Solté una carcajada.

—¿Por qué eres tan payaso, Theo? — Habló por fin.

—Así de payaso te gusto, bonito. — Le saqué la lengua. Luego de ello mi reloj dio las doce en punto. Sonreí en grande. —¿Qué se siente gustar de un chico de dieciséis años, Aleix?

—Se siente maravilloso, Theo. — Soltó una risita. —Feliz cumpleaños, payaso.

Miré mi antebrazo y luego a Aleix con una sonrisa en mis labios. Mi corazón comenzó a latir desenfrenado en mi pecho.

¿Sucede algo?— Preguntó, al ver que guardé silencio.

Lo miré y negué.

—¿Puedo hacerte otra pregunta?

Asintió muchas veces.

—¿Qué se siente ser el "Hola, payaso" de mi "Hola, niño bonito"?  

FIN.

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