Nos despertamos a las 5 de la mañana ya que Lidia confundió en 6 con el 5 en el despertador.
- Por Dios Lidia ¡¿cómo pudiste confundirte?!
- Tranquila Brisa, míralo por el lado bueno, así tendré más tiempo para interrogarte.
- Y yo también a ti.
- Si pero yo lo dije primero así que yo empiezo. Veamos… ¿qué exactamente te pasa?
- ¿No tienes hambre? Porque yo sí, y mucho.
- Brisa, no cambies de tema.
- No lo hago, solo digo que tengo hambre porque ¡tengo hambre! Mejor vamos a desayunar ¿sí?
- No Brisa no evadas esta conversación. Anoche te pregunté y no quisiste contestarme así que te di tiempo hasta hoy, ahora dime.
- ¿Necesitas saberlo?
- Obvio, soy tu mejor amiga y me preocupo por ti. Te quiero y quiero saber qué te pasa.
Tomé un respiro profundo. Algo dentro de mí me decía que tenía que contarle todo a Lidia, se lo debía. Pero no podía, no ahora, quizá después cuando estuviera segura de que todo había acabado y no estaba en peligro. Sin embargo, tampoco podía dejarla con la preocupación.
Mentir, necesitada mentir, debía mentir.
- Bueno, pues es que… anoche como vistes, mi mamá no estuvo aquí y…
- No Brisa, no quiero saber que te pasó ayer, eso no me interesa. Y no es que no me interesa porque tú no me intereses, simplemente es que no puedo obligarte a contarme todo lo que te pasa, está bien es tu vida. Quizá fue algo sin importancia.
Lidia es la mejor –me dije a mi misma- y nunca, jamás me cansaré de repetírmelo.
- Pero Brisa, has estado rara y quiero saber qué te pasa ¿te preocupa algo? ¿algo te incomoda? Dime, por favor dime.
- Es que… es…
- ¿es qué o quién? ¿acaso es ese chico?
- No, no. Es solo que he estado pensando en todo ¿sabes? Y he llegado a la conclusión de que estoy sola en el mundo.
- No lo estás. Me tienes a mí, a tu mamá y a la Sra. Lena.
- Lo sé, pero no es suficiente. Quiero ser alguien… normal.
- Eres normal.
- Si pero… sabes a lo que me refiero. Salir, tener amigos, romper una que otra regla, ir al cine, salir de compra, ir a fiestas. Me entiendes ¿verdad?
- Si. Creo que eres perfecta tal y como eres justo ahora pero comprendo que necesitas esto y te apoyaré. Mañana te presentaré a unas amigas e iremos al cine con ellas ¿ya?
- Preferiría que fueran personas que ninguna de las dos conociéramos, pero es bueno empezar por ahí.
- Bueno ya me dio hambre ¿desayunamos?
- Si –le dije y pasé un brazo a su alrededor- te quiero-.
Bajamos hasta la cocina. En la puerta del refrigerador había una nota de mi mamá: