Capítulo 4

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Miércoles, 29 de mayo de 2019

Rose se levantó de la cama y como todos los días cogía el mismo tren, con el mismo destino a la misma hora. Se sentaba junto a la ventana, en el mismo asiento, con un libro entre las manos y, a veces, se ponía a fantasear como sería la vida de la gente que vivía en esas casas que miraba todos los días. Tenía la pequeña manía de inventarse una historia cada día diferente. Pero hoy sintió la necesidad de coger un billete diferente en un sitio diferente.

-Rose, me imagino que la misma hora y el mismo asiento.

-No, hoy no.

Algo la impulsaba a elegir otro vagón y otro asiento. El qué, no lo sabía. Pero sentía que era necesario hacerlo para ser feliz.

-Vagón 7, asientos 9. ¿Están disponibles?

-Sí. Los A-B

Al otro lado de la estación, Kevin había sentido la misma necesidad de cambiar también el asiento donde viajaba habitualmente.

Ambos cogían el mismo tren para ir y venir de sus respectivos trabajos en la ciudad. Nunca habían coincidido, no al menos que ellos recordaran. Cuando Rose y Kevin entraron en el vagón, no se miraron al principio, él estaba sentado en el asiento 9-B y ella estaba buscando el asiento 9-A.

Rose se estaba volviendo loca buscando y tenía miedo de que es tren se empezase a mover mientras ella estaba de pie. Kevin la miro algo perdida.

-¿Necesita ayuda? Señorita.

En ese momento Rose si miro fijamente a Kevin a los ojos. Sintió como si le conociese de antes. Pero no dijo nada.

-Busco el asiento 9-A.

-Está aquí, a mi lado.

-Gracias.

Rose se sentó al lado de Kevin. El principio del viaje fue en silencio, pero Kevin estaba obsesionado con saber de qué conocía a esa chica.

-Perdóneme señorita. Pero...

Rose se giró hacia el para mirarle mejor, ella sentía que le conocía, pero su cara no le sonaba de nada.

-... ¿nos conocemos de algo? Es que no dejo de pensar que me suena demasiado. Pero no termino de reconocer su cara.

Ella sonrió al instante. Él también lo había notado.

-Quizás. Siento que también te conozco, pero tu cara tampoco me suena.

Ambos se quedaron mirando. Kevin miro en el bolso de Rose y vio el libro de "97 formas de decir "te quiero"" Le sonaba.

-"97 formas de decir "te quiero"". Buen libro.

-¿Lo has leído?

-No, no suelo leer ese tipo de géneros. Pero quizás deba cambiar esa manía.

Ella le pasó el libro y Kevin pasó la mano sobre la tapa del libro. Sabía de qué trataba y sentía un continuo dejá vù cuando lo tenía en sus manos, como si hubiera tenido esta conversación en más de una ocasión.

-Soy Kevin.

-Soy Rose.

Kevin le devolvió el libro y al rozar su mano sintió un gran cosquilleo por todo su cuerpo. La extraña sensación de haberla tocado con anterioridad paso por su mente.

-¿Crees en la reencarnación? –pregunto Rose de pronto.

Kevin dudó un poco. –Sí. ¿Y tú?

-Yo creo que soy la reencarnación de alguien que te conocía.

-Entonces, estamos de acuerdo.

El vagón número 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora