Tatiyana.
Mi cabeza se encontraba adolorida, cada vez que trataba que mis ojos se abrieran era casi imposible.
Mi cráneo se encontraba sangrando, sentía como el líquido espeso recorría mi largo cabello y como el olor metálico se colaba dentro de mi nariz, dándome arcadas, pero este no era el momento para ello.
¿Donde estoy?
¿Qué hago aquí?
¿Qué quieren de mí?
Inmediatamente pensé en mi padre, quizás se había cansado de esperar y me quería dar una lección por haberlo retado. Lo descarté de forma inmediata, si él me quisiera dar una lección hubiera usado una de las peores maneras. Posiblemente hasta casi matarme.
Cuando pude abrir los ojos vi oscuridad, traté de moverme pero mis manos y pies estaban atados con una soga que rodeaba toda mi muñeca, al moverla sentí como mi piel ardía bajo esta haciendo que liberara un pequeño jadeo de dolor. Forzaje con la cuerda un par de veces pero era inútil, mis muñecas se encontraban adoloridas y posiblemente quemadas.
Se escuchaban unos pasos lentos que poco a poco se escuchaban un poco más fuertes, me quedé quieta al escuchar como la puerta metálica rechinaba al ser abierta, los pasos fueron lentos pero seguros al acercarse a mi, una colonia posiblemente cara inundó el lugar dejando un fuerte aroma. Mis sentidos se encontraban en alerta por cualquier movimiento que hiciera, aunque era inútil poder defenderme al estar atada.
De repente sentí como su mano se acercó a mi quitando de manera agresiva el saco que se encontraba en mi cabeza impidiendo que viera la luz. Tarde un poco en adaptarme a la claridad y cuando pude soportar la luz blanca que invadía la habitación pude ver con claridad un rostro masculino, que reconocí de inmediato como uno de los tantos guardaespaldas de Joel Pimentel.
¿Me habrían descubierto?, lo dudo ya que he sido sigilosa y nadie sabe quién soy yo.
—Has despertado, bonita —el sonido de su voz se hizo presente mientras me observaba con atención —pensé que tardarías un poco en despertar, pero eres más fuerte de lo que creí.
Una pequeña sonrisa se hizo presente en su rostro, sus manos se posaron en mis hombros dando un pequeño apretón. Su aliento de olor asqueroso choco con mi oreja, tenía una pequeña mueca de asco en mi rostro haciéndolo liberar una pequeña risa.
—Eres tan bonita, Pimentel siempre conseguía las mujeres más hermosas pero tú eres más hermosas que todas ellas— sentí como sus manos bajaban hasta tocar mis brazos —lastima que ya no lo volverás a ver.
Entonces entendí todo, lo habían traicionado, estaban tratando de robar el imperio y no se porque todo mi sistema se alarmó, mi mente tan solo repetía una cosa, Joel.
Sus manos siguieron deslizándose hasta mis muñecas las cuales toco con suavidad, de pronto el sonido de su teléfono lo interrumpió, bufo y luego salió de el lugar dejando la puerta completamente cerrada.
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El Imperio Pimentel . → Joel Pimentel
FanfictionEl Imperio Pimentel vs Los Bratvàs. ¿Que podría salir mal en esta guerra? ~ Lenguaje adulto explícito ~Violencia ~Drogas ~Escenas sexuales