Jane:
Me despierto de golpe por el estruendoso sonido de varios jadeos y algunos gemidos junto a mi pared.
—¡Ah, Max!, ¡Sí, así, así, así! —grita una chica entre gemidos.
¿Acaso el idiota de mi hermano no podía pasar un día sin tirarse a una piba?
La respuesta es NO.
Me levanto furiosa, son las cuatro de la mañana, ¿a éste qué? ¿Le importa una mierda despertarme sabiendo que mañana tengo clases? Pues a mí me va a importar una mierda ir a interrumpirlos. Toco la puerta y los gemidos paran, se escuchan una voces susurrando algo que no puedo entender, vuelvo a tocar, ésta vez se escuchan pasos apresurados. Toco la puerta por tercera vez de una forma más fuerte y se escuchan pasos acercandose a la puerta, Max sale de ella, en boxers y con el cabello completamente desordenado.
—¿Qué mierda Maximiliano? ¡Son las cuatro de la mañana! ¡Tengo que dormir y tu chica que grita como si la estuvieran masacrando no me deja hacerlo! ¡Así que, si vas a traer a cualquiera sólo para revolcarte con ella, dile que se calle el puto hocico!
—Mierda Jane, ¿qué te pasa? Dejame follar en paz, que el hecho de que tú seas una odiosa y nadie te quiera ni ver no es mi maldito problema.
—Me importa un cuerno que folles o no, pero si la piba con la que lo vas a hacer grita como puerco en el matadero mejor llevatela a un motel —doy media vuelta y me voy, se siguen escuchando voces, algo así como "Te tienes que ir, te escribo más tarde", puaj, si Maximiliano tuviera una moneda por cada vez que dice eso, ya sería billonario.
2 horas después...
Me despierto nuevamente, almenos no por unos gemidos, si no por el sonido de la alarma de mi móvil, ha iniciar la tortura.
Era miércoles y hacia bastante frío, me visto como siempre lo hago, jeans negros, una blusa mangas largas de color azul oscuro y mi chaqueta de cuero nueva. Así era yo, detestaba vestirme con colores llamativos, me parecen estúpidos, "Hey, mirenme, tengo una blusa del color del arcoiris, admirenla", puaj, un burro te va a admirar. Mi cabello suelto, no me gusta perder mi tiempo peinandome, mi cabello era bastante largo, por lo que se me hace difícil arreglarmelo.
—Buenos días —saluda Maximiliano de mala gana.
No le respondo el saludo y me voy directamente a la nevera y saco varias frutas, si existía algo que no me disgustaba por completo, eran las frutas.
Aún tenía suficiente tiempo como para hacerme una ensalada de frutas. Lo más que me demoro son unos doce minutos, Max, como siempre, desayuna varios sándwiches de crema de maní y mermelada.
—Nuestra prima Beck está en la ciudad, quiere quedarse con nosotros unos días —dice sin apartar la atención de sus sándwiches.
Me giro para responder —¿Tú dices la Beck que nos dijo que nuestros padres eran tan malos que merecían morir en ese tiroteo? ¿Esa Beck?
—Sí, le dije que lo hablaría contigo, pero supongo que tú no quieres, así que le diré que no.
—Al fin haces algo bien —digo terminando mi ensalada— Esa tipa a lo único que volvió a California fue para ver si nuestros padres le habían dejado algo.
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Jane, La Chica Infernal
De TodoÉl era un pequeño libro de Los Hermanos Grimm. Ella era un cuento de Edgar Allan Poe. Mundos diferentes. Cielo e infierno. ¿El cielo se incendiará o el infierno se apasiguará? ¿La chica Infernal se convertirá en un angel o el chico Celestial se co...