UNO (Sentimientos)

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Will Herondale caminaba por los pasillos del Instituto de Londres después de volver de aquel bar subterráneo que tanto frecuentaba.

El único sonido que inundaba la soledad de aquel lugar era la música dulce y magistral de un violín.

Jem, pensó. Jem Carstairs, su parabatai de siempre y para siempre. La persona que más amaba en este mundo. El chico de cabello plateado y ojos tristes que moría cada día sin poder evitarlo.

Su Jem.

A pesar de no haberle dicho que albergaba sentimientos propios de un amante hacia su persona, Will sabía que eso estaba prohibido.

El amor que comenzó a los diez años entre ellos como hermanos de sangre a través de la runa parabatai, había evolucionado con el tiempo hasta convertirse en éste, uno que consume por dentro e irradia pasión.

Pensar en Jem de aquella manera perturbaba el alma del ojiazul. Tan sólo la necesidad que tenía por besar los finos labios del otro o imaginar la hermosura de su semblante a la luz de la luna, llenaban su corazón de más deseo.

Un deseo imposible desde el momento en que la persona de la cuál te enamoradas era tú parabatai.

La pena por mantener relaciones de ese tipo era la anulación de las runas y el exilio al mundo humano. ¿Podría soportar todo aquello por estar con Jem?

No lo sabía. No quería ni pensarlo.

Pero evitar amar a James Carstairs era como condenarse a morir estando vivo. Y el suplicio de todo aquello no sería soportable pues la unión parabatai lo mantenía cerca del chico de plata quisiera o no, si bien no era la segunda opción. Adoraba a aquel muchacho con todo su corazón. Desde el primer día que le había mirado a los ojos reflejando todo el dolor que su alma contenía. Desde aquel día que le contó que moriría tarde o temprano. Desde aquel instante en que le confió su vida siendo apenas unos niños.

Para Will eso era lo que le había salvado, lo que se llevaba la maldición con la que cargaba. Cuando miraba a Jem sabía que nada en el mundo sería mejor que pasar el resto de su vida junto a él.

Últimamente había evitado el contacto con su parabatai para intentar librarse de aquellos sentimientos albergados en el fondo de su corazón.  No lo miraba, no le dirigía la palabra, no lo dejaba estar a su alrededor. Jem le conocía a la perfección y sabía que las etapas de aislamiento por las que pasaba Will estaban volviendo, no se lo tomaba a mal, simplemente le daba su espacio para que reflexionara.

Una vez que el ojiazul salió de sus pensamientos, se encontró abriendo la puerta de la sala de música donde se encontraba Jem. No tenía idea de cómo sus pies le había acarreado hasta allá, pero ahora no podía echarse atrás.

Entró con sumo sigilo a aquel sitio, se sentó sobre la alfombra y admiró a Jem mientras interpretaba la melodía triste que salía del violín. Usualmente la música que se escuchaba en el Instituto lo llenaba de melancolía o tristeza, pero así era como Jem se sentía y transmitía todo aquello con tan solo el movimiento de sus brazos.

Por más que Will intentó no desconcentrar a su parabatai mientras lo observaba, el joven de ojos plata lo notó desde el primer momento gracias a su respiración.

-Es un verdadero milagro que te aparezcas por aquí, William. Por unos momentos comencé a pensar que te había decepcionado tanto como parabatai que me ignorabas.

-No digas idioteces, James. Sabes que jamás me decepcionas, al contrario, soy yo el que lo hace constantemente.

-Hablas cosas sin sentido como siempre, William.- le miró de reojo por unos minutos.- ¿dónde y qué es lo que has estado haciendo para mantenerme alejado de ti?

Will se sonrojó un poco. No podía decirle que había estado aclarando su mente respecto a los sentimientos tan fuertes que sentía por él. Mucho menos que estaba viendo la forma de declararle su amor sin ser rechazado. Qué confuso era todo.

-Estaba buscando más yinfen para tu suministro, pero también fui al club subterráneo de siempre a beber algo y divertirme. Pero jamás me olvido de ti, James.

¿Y cómo iba a dejar de pensar en el hombre que amaba? Era imposible e ilógico.

-¿Qué pasa Will? – Preguntó en tono dulce el otro.- Te noto cansado, confuso y más tímido de lo normal conmigo…

-Yo no soy…

-Lo eres últimamente. Sé que tu masculinidad no se pone a prueba pero a mí me parece que estás cambiando. –Jem se acercó hasta el chico de ojos azules y se sentó a su lado.- Sabes que puedes contarme lo que sea.

No. No podía hacerlo aunque fueran parabatai. Estaba ocultando secretos a la persona que más amaba en el mundo, al único chico que le había cuidado toda la vida.

-Estoy bien James, de verdad.- le miró a los ojos con cuidado. No lo hubiese hecho, sus labios tenían la necesidad de besar los ajenos, sus manos querían tocar aquel rostro tan hermoso…

-Jem…- susurró apenas de forma audible antes de pensar en su siguiente movimiento.

All yours (Heronstairs Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora