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Año: 1686
Ubicación: Algún lugar en Norteamérica

Hora: 5:38

Trece Colonias estaba madurando, quería ser un país independiente, y Reino Unido estaba consciente de esto. No quería que su pequeño hijo sea independiente.

La colonia ya pensaba en todas aquellas cosas que haría cuando fuera independiente: su nueva bandera, su nombre de país; estaba realmente emocionado.

Un día, Trece Colonias cito a Nueva España en su lugar de encuentro, donde ahora tenían una casa en un árbol que ellos mismos habían construido durante muchos años. La colonia inglesa quería contarle todo aquello de ser alguien independiente.

-—New Spain! [Nueva España] -—dijo Trece Colonias desde la altura de la casa del árbol.

Nueva España miro hacia arriba, y vio la cabeza de Trece Colonias saliendo del intento de casa de árbol.

Nueva España extendió sus alas, y con belleza, voló hacía la puerta improvisada de aquella casita. La casa en el árbol que tenían era poca cosa. Solo estaba el piso con tablas de madera, además apenas habían terminado de construir las paredes con una que otra ventana mal hecha. El interior era lindo, tenía unos mini sofás que tenían uno que otro agujero, una mesa de madera donde tenían unas frutas, al lado de la mesa estaban dos sillas, igual de madera.

Al llegar donde Trece Colonias, Nueva España tenía una cara "de pocos amigos".

—¿Por que esa cara? —le preguntó su amigo.

—No digas mi nombre en ingles, Trece Colonias, sabes que no me agrada.

—Lo siento —se disculpó— ¿Una rosa lo recompensa?

Trece Colonias le tendió una hermosa rosa roja a Nueva España, quien se sonrojo con tan lindo detalle.

—Gracias Trece Colonias —murmuró avergonzado tomando la flor.

—La plante yo mismo, en el jardín de la casa de Inglaterra —dijo más animado— ¿Lo recuerdas?

—¡Claro que lo recuerdo!

Que inocentes eramos, ¿No le crees, Nueva España?
.

.

.
Que cosas más estúpidas pensaba de ti ¿No es cierto USA? Y pensar que te amaba...

—Cambiando de tema —dijo Nueva España— ¿De que me querías hablar?

—Oh, cierto —comenzó—. Pues, se me ocurrió la idea de ser independiente

—¿En serio? —preguntó asombrado el de sangre azteca.

—Si —empezó Trece Colonias, mientras se acercaba al azteca—, imagina, el poderoso Estados Unidos y su amante, Nueva América.

—¿Me has llamado Nueva América? —preguntó desconcertado Nueva España, dejando de lado el hecho que lo llamó "amante".

—Si, he pensado en nuestros nombres de países. —Trece Colonias se sentó en uno de los sofás de madera dentro de la casita, Nueva España lo siguió— ¿Te gusta el tuyo?

Ángel MexicanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora