Capítulo 28.

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Acción de Gracias se estaba acercando. Aquella fiesta se celebrara siempre el ultimo jueves del mes de noviembre. En ese día, la población del país, se reunían en una bonita cena con toda la familia.

Toda mi familia era cristiana, por lo tanto, se lo tomaban muy en serio. Excepto yo. Ese día, nos dedicamos a agradecer a Dios por todo.

Finalmente, llegó el lunes. Desperté por culpa del constante sonido del despertador que había en la mesita de al lado de la cama. Suspiré y le di tal golpe para apagarlo, que se cayó al suelo.

—Oh, mierda—murmuré y recogí las pilas que se habían caído.

Recogí mi cabello en un moño despeinado y fui directa hacía mis tortitas. Mi familia ya estaba sentada, desayunando pacíficamente y me uní a ellos, aun algo adormilada.

Empecé a desayunar sin haber emitido alguna palabra y noté que mi mamá me había mirado un par de veces. Tragué un sorbo de zumo y la miré directamente.

—¿Pasa algo, mamá?—ella me dio una sonrisa triste. Estaba confusa, ¿a que había venido eso?

—Olivia, ¿estás bien?—fruncí el ceño y asentí no muy segura—Lo superarás, la amistad no se va a acabar si las dos seguís hablando.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?

Mi mamá abrió los ojos y mi papá casi se ahoga con el café. Mientras, mis hermanos prestaban atención a sus móviles y no se daban cuenta de lo que estaba sucediendo.

—Nada, hija, ve a prepararte—contestó ella. No podía dejarme así y sabía que mis padres ya no iban a decir nada más.

—Mamá, por favor—miré a mis hermanos—Ey, ¿no vais a decir nada?

—No sabemos nada, de verdad, Olivia—dijo mi hermana con sinceridad y asentí de mala gana.

¿Qué era lo que me estaban ocultando? Estaba claro que iba conmigo, tenían que contármelo, aunque fuese lo más malo del mundo, debería saberlo. Yo la primera, por supuesto.

Algo malo había ocurrido, eso estaba claro, sin embargo, la pregunta que me hacía era, ¿él que había pasado? Mi mente pensó en ese instante en Mark, podría ser que le hubiera pasado algo.

Marqué su número rápidamente y me lo puse en la oreja mientras andaba por mi habitación. Tenía que contestar, se suponía que tenía que estar despierto.

—¿Sí?—contestó con su voz ronca y yo suspiré de alivio—¿Oli?

—Oh, Mark, me he asustado mucho, me alegro que estés bien—sonreí y me senté en la cama.

—Me alegro que te preocupes por mí, pero, ¿por qué tendría que estar mal?

—Después te explicaré—le colgué antes de que contestara y empecé a prepararme.

Hasta que me di cuenta, de que mi mamá dijo la palabra amistad y usó femenino. Suponía que no tenía que preocuparme por mis amigos, sino por Zoey y Alyssa.

Bajé minutos más tarde y mi mamá me miró de una forma, ¿podríamos decir triste? Tenía que saber lo que estaba pasando. Me acerqué a ella y negó con la cabeza.

—Si esa persona quiere contártelo hoy—suspiró y sonrió—lo sabrás hoy, así qué estate tranquila Olivia.

—No lo estaré, pero bueno.

Mi mamá suspiró de nuevo. No me lo contaba porque no quería verme sufrir, lo sé, pero eso daba igual, de todas formas, iba a sufrir, ya que la noticia parecía algo muy desagradable.

𝑷 𝑰 𝑺 𝑪 𝑰 𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora