23º Haciendo justicia

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23º Haciendo justicia

Cuando Lizzy despertó miró a su alrededor, comprobando que se encontraba en su habitación, en un acto reflejo se llevó las manos a su vientre, como hacía cada mañana desde que había descubierto su embarazo, y al notar que no estaba apenas abultado se incorporó asustada. Miró alrededor, y entonces observó a la señora Reynolds, sentada muy cerca de ella, arrullando a su pequeño hijo, que renegaba un poco entre sus brazos.

-No ha sido un sueño- Comentó llevándose las manos a la cabeza- Todo ocurrió de verdad- Y sin poder evitarlo empezó a llorar.

-¿Se encuentra bien, señora?- Preguntó el ama de llaves, acercándose con el niño en sus brazos- ¿Quiere que vaya en busca del señor?- Pero Lizzy no era capaz de responder, los recuerdos de lo sucedido la invadieron- Vuelvo enseguida señora- Le comentó, dejando al niño en la cuna, que de inmediato empezó a llorar y saliendo de la estancia a toda prisa.

Sin ser capaz de dejar el llanto, al escuchar a su hijo llorar, se arrastró en la cama hasta el borde más próximo a la cuna, y entonces se puso en pie, camino los pocos pasos que la separaban del niño y lo tomó en brazos.

-¡Elizabeth!- Escuchó la voz de su esposo unos instantes antes de sentir sus brazos rodeándola- ¿Qué haces levantada?- En respuesta recibió su llanto incontrolable y notó como temblaba- ¿Qué te ocurre?- Con cuidado, la llevó de nuevo a la cama y con delicadeza, la colocó sobre el colchón, colocó las almohadas para que estuviera cómoda y la arropó un poco- Cuéntame que te sucede.

-Ayer... Ayer...- Intentó hablar- Pudimos perderlo ayer...- Dijo al fin, sin poder apartar la mirada de su hijo- Por mi culpa pudimos haberlo perdido...

-Sssshhhh....- Intentó calmarla mientras la abrazaba, miró a su ama de llaves, que esperaba en la puerta, preocupada por su señora- Señora Reynolds, ¿podría traer una tisana para la señora Darcy?

-Por supuesto, de inmediato señor.

-Ya está Elizabeth- Le susurró mientras la mecía levemente- Cálmate, está todo bien.

-Will...- Se aferró a él, soltando todo el llanto que tenía guardado desde el día anterior.

Darcy, con paciencia, la consoló con palabras de cariño, acariciando su espalda y cabellos y besando su frente, hasta que lentamente dejó de llorar. Entonces se separó un poco de ella para poder mirarla a los ojos.

-¿Estás mejor?

-Creo que si- Respondió aun un poco llorosa.

-¿Qué ha sucedido? ¿Por qué llorabas?- Preguntó preocupado.

-Me he despertado, y al verme en esta habitación he pensado que había tenido una terrible pesadilla, pero cuando he puesto mi mano sobre el vientre, como he hecho cada día, y he notado que el bebé no estaba... Al ver la cuna al lado y a la señora Reynolds con William... Me han venido todos los recuerdos a la cabeza- Su voz comenzó a quebrarse.

-Mi amor- Le tomó la mano- Ha sido una situación horrible para todos, pero ya ha pasado todo.

-¿Y si le hubiera pasado algo a nuestro hijo?- Miró a su niño, que seguía renegando- ¿No estás enfadado conmigo por haber ido al encuentro de Collins y de Caroline?

-Enfadado no es la palabra- Le dijo con calma- No sabría definir como me siento, porque es cierto que al ir os ponías en peligro a ti y al niño, pero si no lo hacías podían haber matado a tus hermanas pequeñas- Suspiró con pesar- Hicieras lo que hicieras te habrías culpado igual- Levantó su mano y la llevó a sus labios, besando sus dedos con cariño- A pesar de todo, fuiste muy valiente e inteligente, me dejaste pistas para que os encontrara, escondiste a las niñas de esos dos lunáticos, y después conseguiste mantener la calma frente a Caroline- Le sonrió con admiración- No puedo enfadarme contigo por ser la mujer más maravillosa y extraordinaria del mundo.

Matrimonio de ConvenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora