Capítulo 2

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Mi mundo se detuvo, ¿de dónde salió este maldito colgante? ¿Por qué tenía mi nombre?¿Cómo llegó a mi moto?

—Linda foto familiar—su tono es indiferente.

—No es mío.

—Uh, dice Ruth dime tú

—No es mío—mi voz sonó como si lo estuviera amenazando, él siguió indiferente, rápidamente le arranque el colgante de los dedos—. Pero se irá lejos.

Él detuvo mi mano antes de que pudiera lanzarlo.

—Puede que sea de otra Ruth, no creas ser la única.

—Tu mismo dijiste que no había otra en los alrededores, no tiene caso conservar esa baratija.

—No permitiré que ensucies mi territorio, guárdalo o tíralo en otro lado, no aquí—espeta antes de soltar mi mano y alejarse.

Detesto seguir órdenes y no iba a seguir órdenes de un malhumorado imbécil.
Tome el estúpido colgante y lo lance lo más lejos que pude. Sonreí satisfecha.

Terminé de guardar mis cosas ajustando cuidadosamente la pequeña maleta, encendí la moto y no dude en irme. Tenía un mentiroso que confrontar. Aún me sentía enojada por lo de Aiden, cuando llegara iba a confrontarlo y exigir la verdad, todo lo que dijera dependería de mi permanencia.

Pará mí mala suerte un lobo se acercaba rápidamente, y tenía intenciones de morderme el trasero, no me di de cuenta de quien era hasta que vi entre sus dientes algo sucio con una cadena. Maldita sea, Noah. No me detuve, aunque él me estuviera pisando los talones, no pare. Muy al fondo me divertía sacarlo de quicio, quizás pensó que obedecería su orden, ahora se daba cuenta de que nunca obedecería una orden que saliera de su boca.

El lobo gris gruñó amenazándome, mi vista siempre estuvo en la carretera angosta, cerca de un puente me interceptó y antes que pudiera hacerme caer de la moto, otro lobo lo atacó.

Todo fue tan rápido, un misterioso lobo negro salió de la nada y mordió a Noah cerca del cuello, los dos se enlazaron en una pelea, a un metro detuve la moto, fui corriendo a donde los lobos se atacaban.

—¡Deja a Noah en paz!—casi chillé, quise espantarlo como espantan los humanos a los perros sin hogar.

Noah trato de escapar y llegar hacia mí, pero el lobo fue más rápido que una bala, lo arrojó al piso, mordió el lomo de Noah cargándolo como si no fuera nada y lo lanzó lejos, me dio una mirada de advertencia, si yo me metía acabaría muy mal. Su mirada me paralizó, no me moví hasta que me dio la espalda para seguir atacando a Noah. Cada vez que quería meterme a ayudar, el lobo negro alejaba a Noah y a él mismo para evitar que yo sufra daño alguno, era inútil mi ayuda de igual forma, contra un lobo. Yo no era rival digno, me quedé paralizada viendo la escena, conteniendo mis impulsos de meterme, y ayudar a Noah, no había caso.

Noah trato de alejarse pero, aquel lobo lo arrastró lejos de mí. Lo dejo tirado y mal herido, el lobo se posicionó delante de mí. De forma inaudita me dio la espalda.

Me protegía.

Entre los dos pudieron comunicarse de forma telepática, Noah se quedó estático y parecía tan sumiso, habían logrado doblegarlo. Lo agarró por la espalda desprotegida justo en ese momento supe que la batalla había terminado, el lobo misterioso había ganado, Noah perdió más que una pelea, perdió su voluntad al momento de atacarlo.

MetamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora