Episodio 3: Inesperado...

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Con Natouch coincidimos en turnos durante el mes completo, sólo nos limitabamos a hablar de trabajo y una que otra anécdota de la universidad que cada uno vivió, en ello descubrimos que él es mayor por un año, aunque ambos fuimos adelantados en secundaria, es decir, ambos éramos por decir "genios", coincidimos en eso y reímos a carcajadas por las bromas similares que nos gastaban nuestros compañeros por ese hecho.

—Claro y te decían un problema matemático súper idiota o muy complicado para ponerte a prueba ¿Verdad? —me preguntaba entusiasmado, también sin usar los honoríficos, me gustaba esa confianza.

—Así es, pero ¿Sabes?

—Que la respondias y acertabas ¿Verdad?

—¡Exacto! Y decían "Si eres un puto genio" —carcajeamos tanto que nos hicieron callar el personal.

Me hizo un gesto de silencio con el dedo índice sobre sus labios, mirándome cómplice de una travesura, y yo otra vez quedé ahí de bobo, correspondiendo a su sonrisa. Éste momento es nuestro, el mes juntos nos había dado la oportunidad de llegar a una complicidad.

El resto del día fue muy atareado, llegaban casos de emergencias por accidentes y el hospital se volvía un caos, yo me centraba en mi labor, al cien por ciento, un día agotador, mi turno terminó por la noche los informes los terminé entrada la madrugada. Estaba agotado, apoyé los codos en el escritorio de mi oficina, cubrí mi rostro con ambas manos un suspiro prolongado alivió algo la carga que llevaba. Tres golpes suaves en la puerta, no alcé la vista, no esperaba que fuera Fluke porque él se había retirado por la tarde, así que sólo dije un desganado "Adelante, escuché el abrir y cerrar de la puerta, pasos muy calmados y luego una mano posada en mi cabeza acariciando las greñas desaliñadas. Me pareció extraño, pero quizás era una de las enfermeras coquetas, otro largo suspiro salió de mi, quería a Fluke.

—Estoy cansado… —advertí, para que cesaran las caricias, pero no lo hicieron, iba a protestar, pero me llevé una sorpresa.

—Lo sé, por eso le doy mi apoyo y energía, mi abuela siempre decía que una caricia tenía la capacidad de trasmitir energías a la otra personas, que era el mejor aliento—al encontrarme con él, mis ojos los sentí tan abierto que juraría casi se salen de la cuenca—Por éste atrevimiento no me disculparé Dr. Thitiwat —se acercó más, apoyando su frente en la mía— Hizo un gran trabajo hoy, es usted admirable— y sin más se apartó, se sentó en el sofá reclinable con una sonrisa tan radiante.

¿Acaso estaba soñando? Quizás me dormí en algún punto de estar escribiendo… "Despierta Ohm" me ordené mentalmente, pero nada el sueño era bastante real y mi subconsciente quería seguir inmerso ahí.

—Estoy soñando otra vez ¿Verdad? —incrédulo le pregunte al Fluke de mi sueños.

—¿Sueña amenudo conmigo, Dr. Thitiwat? Es un halago —otra vez una sonrisa coqueta, definitivamente estaba soñando— Pero en esta ocasión no es un sueño.

—Creo que lo es, porque Nong Fluke se fue a casa hace horas y … no me acariciaría, no creo el Nong real crea tengamos esa cercanía.

—¿Nong? Soy mayor que tú Nong Ohm, y pensé éramos amigos o algo así… Creo he pensado demás, lo siento Dr. Thitiwat —se puso de pie con un expresión deprimida, Dios, sus ojos estaban vidriosos. Me puse de pie de un salto y le bloquee la puerta antes de que pudiese abrirla, no alzó la mirada.

—Lo siento, Phi Fluke, de verdad creí estar soñando… es como un honor, no es para nada ofensivo, en serio, ¡Aish! Soy un bobo con las palabras, lo que quiero decir es que si, tenemos esa cercanía, no pensé, pero me agrada, sólo hay una cosa que no me agrada.

El efecto FlukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora