Era otro día en la granja y John planeaba dedicar su tiempo y vida a conquistar a Paul.
Acompañado de su amigo George, fue a buscar flores para Paul, encontró unas lindas rosas, pero solo le llevó una.
Iba John con una flor en su osiquito caminando hacía Paul, claro que fijándose sí no estaba el tal Klaus a su alrededor.
Entonces ahí vió a Paul, lamiendose las pezuñitas.
—Hola —dijo John y soltó la rosa para hablar mejor —soy John y soy nuevo en la granja. Te traje esto porque me pareces lindo —y con su naricita le acercó la rosa.
—Yo no acepto rosas de cualquier chancho —dijo Paul orgulloso y haciendose al desinteresado.
Aunque la verdad era que a Paul le había parecido que John era un cerdito muy apuesto.
Pero Paul era muy difícil de conquistar, y sí John quería algo con él debía ganarselo.
