𝘶𝘯𝘰

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Noche fría, y gente por doquier.
Los sábados en la parte alta de Buenos Aires, eran así. La gente salía al bar más caro que podían acceder, queriendo demostrar su posición económica.

Valentín por su parte, salía cuando sentía que no daba más. No era de los que se ahogaban en alcohol, pero sí de los que se quedaban hasta tarde.

En este momento, estaba en el último bar de la parte "segura"; Ya que cruzando la próxima avenida, pasaría a la parte de bajos recursos. Ésta no era de tener buena fama, pero tampoco estaba en sus planes el confirmarlo.

Se decidió a salir de éste, y se sentó en el cordón de la calle. No la estaba pasando bien, sentía que a pesar de haberse alejado bastante de la zona más transitada, no podía dejar el estrés atrás.

Levantó la mirada, (sin interés alguno) cuando varios murmullos se hicieron notar. Se sorprendió al ver que todas las miradas estaban dirigidas a su lado contrario, mostrando algún tipo de ¿Curiosidad? No sabía con exactitud.

Las sonrisas ya no estaban presentes; haciendo que sus caras cambien, y que aparezcan unos semblantes más serios. Al girarse, se encontró con un simple pibe. Jeans gastados, remera liza, y un notable desarreglo en sus cabellos.
Claramente venía de la otra avenida, pero no entendía el por que de tanta atención.

— ¿Quién es? — Preguntó a una mujer, que estaba igual (o más) embobada que el resto.

— Le dicen Dani, es de los bajos. Todos los findes pasa por acá, y se va fumar al árbol de allá. — Señaló. — Nadie sabe por que; pero ese árbol ya es de él. Dicen que anda robando, por eso aveces se da el lujo de entrar a algún bar. —

— Es lindo. —

— Acércate nomás, y fíjate como pega. La última vez, mandó al hospital a uno. —

Sonrió inconsciente, al imaginárselo enojado. Seguía siendo lindo.

Siguió mirándolo con una sonrisa. Ésta se agrandó, al ver que su mirada era correspondida.
Su ego creció, al darse cuenta que (de todas las personas que habían) Dani solo lo miraba a él.

Le guiñó un ojo, coqueto. Y vió como el más bajo fruncía el ceño, y levantaba su mano, para hacerle una (no muy) amigable seña, con su dedo del medio.

Soltó una pequeña risa, al notar que (a pesar de lo reciente ocurrido) el otro chico, ocultaba una divertida y tímida sonrisa.

Ese fue su primer encuentro, donde a pesar de no cruzar palabra alguna; el interés de Valentín, había aterrizado en él.

Y sin darse cuenta, su ansiedad y estrés, no habían vuelto en toda la noche.

El barrio tenía una rara chispa en las miradas de las personas, como si el chico pasara simplemente para iluminarlo un poco. Nunca vió que prestaran tanta atención a alguien (o algo) como lo hacían con él.

Aunque entendía que era inevitable, ya que él estaba igual.

Se levantó una vez que el chico terminó el cigarrillo, y volvió hacia los bajos de la ciudad. Por su parte, él emprendió camino hacia su casa; prometiéndose a si mismo, volver el próximo sábado.

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no m aguanté

𝔄𝔩𝔪𝔞 𝔡𝔦𝔫𝔞𝔪𝔦𝔱𝔞 ; wosaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora