La amada de la bestia

Capitulo 11

Naruto Uzumaki, Sakura Haruno y Sasuke Uchiha así como de un día para otro se habían convertido en el tan famoso equipo 7, de un día para otro también habían dejado de serlo. Habían pasado ya tres años desde que cada uno había tomado su propio sendero, siendo Sakura la única que continuaba en la aldea de la hoja.

-¡Doctora Haruno, al quirófano 7 de inmediato! Repito ¡Doctora Haruno, quirófano 7 de inmediato!-Llamaron por el megáfono del Hospital de la Hoja. 

A través de los pasillos blancos del Hospital, una preciosa pelirosa de 15 años corría rápido y agilmente dispuesta, como siempre, a salvar una nueva vida. Hace tan solo 3 años había accedido a entrenar con la legendaria Sannin Tsunade Senju, aquella mujer que conoció por simple casualidad cuando lloraba por el abandono de su equipo, el cual la oji verde no había vuelto a ver desde ese día. 

-Aquí estoy, ¿cual es la situación?-Pregunto llegando al quirófano

-¡Haruno-sama! ¡No logramos estabilizarlo!-Contesto uno de los doctores 

Rápidamente la pelirosa comenzó a emanar chakra curativo sobre el pecho del hombre con un rostro lleno de concentración. Desde una de las ventanas, Lady Tsunade observaba la escena con una sonrisa de orgullo. Aquella chica que se menospreciaba a si misma, ya no existía, en su lugar estaba la grandiosa Sakura Haruno, discípula que venció a su maestra, poseedora del Sello Fuerza de un Centenar (Byakugo No In) y la mujer mas amable del mundo. 

(...)

En la calurosa aldea oculta de la arena, Sunagakure, el consejo de la aldea se encontraba reunido al igual que los hermanos de la aldea y su inseparable Jonin, Baki.

-Entonces, ¿Estamos todos de acuerdo en dar a conocer la identidad del Quinto Kazekage al fin-Pregunto uno de los ancianos 

-¿Sera realmente necesario? Gracias a que no lo hemos informado, nuestros enemigos no han podido atacar a nuestro líder-Replico uno

-Es verdad, sin embargo creo que no podemos postergarlo mas, llevamos un año ocultándolo y aunque nos ha traído beneficios ante la incertidumbre de los atacantes, también podría traernos problemas-Hablo el anciano del principio

-¿Ah si? ¿Como cuales?-Cuestiono otro con ironía 

-Los aldeanos-Respondió-Ellos han aprendido a superar su miedo y respetan verdaderamente a nuestro Kazekage pero comienzan a creer que quizá los demás jamas sean capaces de aceptarlo

-Es mejor revelarlo al fin. Aunque ya muchos lo saben, jamas se hizo una fiesta en su honor. Deberíamos hacerlo, podríamos invitar incluso a la aldea de la hoja, quien es nuestra mas fiel alianza, podemos también invitar a los señores feudales mas importantes.

Dicho esto, todos los del consejo aceptaron, claro, no sin antes recibir la aceptación del Quinto Kazekage. Una vez la reunión hubo finalizado, todos salieron del despacho del Kazekage, dejándolo hundido en sus pensamientos mientras miraba el horizonte a través de su ventanal.

-Te has emocionado, ¿verdad hermano?-Pregunto emocionada una bella rubia, recibiendo mas que silencio de parte del nombrado-Ha pasado ya tres años desde que no vemos a Sakura-chan, me han llegado rumores de que se ha puesto muy hermosa y ahora es muy reconocida por haber superado a la fabulosa Lady Tsunade-Comento risueña-Con esta celebración quizá la envíen a ella como representante de Konoha, después de todo también funge como Embajadora-Sonrió emocionada

-Temari-La llamo

-¿Si?

-Ve a tus obligaciones-Ordeno sin verla 

-Hai-Bajo la cabeza y se retiro. Una vez fuera, la rubia levanto el rostro con firmeza-Una vez que ella regrese a nuestras vidas se que todo mejorara.-Afirmo convencida

Por otra parte, el ahora Quinto Kazekage, Sabaku No Gaara, miraba el horizonte con rostro indiferente, aun cuando internamente solo recordaba aquella ultima noche junto a su chica, donde, a pesar de no haberla poseído, si que le hizo gritar su nombre mas de una vez. Estaba convencido de que ella vendría a dicha celebración, el se encargaría de ello y esta vez, por fin, después de tanto tiempo, ella seria suya. 

(...)

En el despacho de la actual Hokage, Tsunade Senju,  había llegado hace un mes una carta de Sunagakure, la cual ahora, después de todo ese tiempo, al fin se disponía a leerla. En cuanto sus ojos terminaron de leer las lineas ahí escritas, soltó un pesado suspiro. 

-¡Shizune!-Exclamo fuertemente

-¡Hai, Lady Tsunade!-La azabache entro rápidamente a la oficina

-Llama a Sakura de inmediato, que deje todo lo que este haciendo y que venga lo mas pronto posible a la oficina, ¡Ya!-Grito molesta

-¡Hai!-Exclamo nerviosa corriendo rumbo al hospital, dispuesta a cumplir las ordenes de la rubia 

(...)

-¿Me mando a llamar, Lady Tsunade? -Pregunto la pelirosa ingresando sin permiso a la oficina

- Si, Sakura. Que bueno que llegaste rápido, siempre tan dispuesta.-Sonrió con cariño hacia su alumna.-Te mande a llamar porque debes partir a una misión como embajadora nuevamente, partes mañana a primera hora. Tomate el resto del día para buscar un vestido elegante ya que vas a una fiesta.-Informo con sus manos entrelazadas

-Entiendo, pero ¿Por qué tan deprisa?-Pregunto confundida

-Bueno...-movió los dedos nerviosa- La verdad la invitación llego hace un mes pero recién la leí, por suerte aun teníamos tiempo jeje-Rió nerviosa y Sakura suspiro negando la cabeza con una sonrisa

-Usted nunca cambiara, Shisou. No se preocupe, yo cumpliré con la misión-Afirmo sonriente-¿Donde tengo que ir?-Pregunto ladeando la cabeza con curiosidad

-Sunagakure

(...)

Dentro de las paredes lilas de su habitación, Sakura se acostó en su cama mirando el techo mientras su corazón latía rápidamente. Despues de tanto tiempo sin saber nada de el, ahora resultaba que debía viajar para verlo y demostrar su respeto. Quien lo hubiera pensado, Sabaku No Gaara, el nuevo Kazekage. Pues aunque los rumores sobre que el Jinchuriki del Shukaku ahora era el nuevo lider de Suna habían circulado, nadie había afirmado nada, por lo que se quedaba en un simple rumor sin fundamentos.

Pero no, ahora estaba confirmado y ella iría a el festejo por su primer año como Kazekage. Aquel pelirrojo de personalidad fría y sanguinaria ahora era el líder de toda una aldea.  Eso la hacía pensar que el había cambiado y eso, por algún motivo, la alegraba.