La mascota Parte 2

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María hoy se levanta juguetona, y tira a Pepe de la cama. Le ata la correa al cuello y le grita ¡arre! ¡arre! Y efectivamente, arrió.

Pepe gatea por los pasillos de la casa, y María lo va guiando y ordenando. Pepe se para a olisquear un pañuelo tirado en el suelo y lo lame un poco, pero María se cabrea con él y le da una nalgada. ¡Perro malo! María, muy enfadada, le ordena que se quite la camiseta.

Le quita la correa un momento y empieza a darle latigazos en la espalda, hasta que acaba sangrando y llorando. Luego, le ordena que friegue los restos, y le pone una cremita en la espalda.

Después, siguen con su travesía por la casa.

Pepe se encuentra un mando del televisor en el suelo, y le empieza a dar bocados. María, cansada de regañarle, le deja comerse lo que quiera. Y si puede, que le coma el coño también.

Luego, se va Pepe gateando por el suelo, divertidamente, y María, con la correa, le va dando correazos y llevándolo por toda la casa.

María se aburre y le pide a pepe que vaya a buscar una pelota. Se la tira y Pepe, divertidamente, va correteando hasta que la alcanza, y se la devuelve a su dueña, obedientemente.

Entonces, le tira otro juguete, y luego se lo vuelve a tirar, y se lo vuelve a tirar, y luego se lo vuelve a tirar, y se lo vuelve a tirar, pero de otra forma.

Luego, se quedan un rato a descansar en el suelo, y después siguen caminando de nuevo.

Es un perro deportista, qué mono.

Después, toca la hora del baño. Pepe se baña en la bañera y ella, como buena dueña, lo lava bien con jabón, y lo frota bien.

Luego, Pepe se pone a ver con la lengua fuera la televisión, un programa sobre chicas guapas que han puesto, muy machista, y María le coge del rabo y lo arrastra por toda la casa, como buena feminista, hasta lanzarlo contra la pared.

Pepe se echa a llorar, como mal perro, y María lo amenaza con la zapatilla, entonces Pepe ya deja de llorar.

Luego, María sube al perro a la mesa, y coge un palo porque se aburre y empieza a apalear como una bestia a Pepe, que se defiende como puede.

Luego, María encuentra a Pepe llamando por teléfono a maltrato animal, que no le atienden porque dicen que los perros no hablan.

Pepe se puso muy triste, y María muy enfadada, así que cogió la mesa y se la tiró encima. Jugó un rato a lanzarle la mese desde lejos a Pepe, intentando aplastarle.

Perdón, que me he equivocado de tiempo. A ver, estaba escribiendo en pretérito, y debía escribir en presente. No volverá a suceder, de verdad.

María, que odia los errores, se enfada mucho conmigo y empieza a darme correazos, hasta que empiezo a sangrar.


Lo siento, en este rato no he podido escribir del dolor, ya sigo.

Bueno, como iba diciendo...

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