La mascota Parte 3

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Pepe sigue las ordenes de María, y sigue gateando por el suelo. María coge una sartén y empieza a aporrear con ella en la cabeza a Pepe, por entretenimiento.

Pepe sufre, pero sabe que si no le hace caso, la relación termina. María coge entonces un bate de beisbol y empieza a darle hostias. Luego, siguen caminando.

Después, le coge la polla y se la come hasta que se corre. Después, se la vuelve a comer hasta que se vuelve a correr. Pepe ya no aguanta más y sabe que su polla va a explotar, pero aún así, aguanta por ella.

Luego, María coge de nuevo el bate de beisbol y le sigue dando golpes, hasta que pican al timbre.

María va a ver, y es una vecina, que dice que no puede echar la siesta con esos golpes. María le pide perdón y le dice a partir de ahora serán más fuertes.

Efectivamente, María coge de nuevo el bate y le empieza a dar, pero mucho más fuerte, y Pepe empieza a llorar desconsoladamente.

Luego, juegan a la pelota. María le tira la pelota y este va a recogerla, y así un buen rato.

Después, llega la hora de salir a la calle. Vamos a dar una vuelta pero cortita, que luego tengo que hacer la comida, le dice. La gente nos mira raro. Pepe dice help con susurros.

María lo lleva con la correa, y él se va partiendo las rodillas, gateando por el suelo. Luego, se baja los pantalones y los canzoncillos y se pone a cagar en medio del párquing del vecindario.

Después, como María es una ciudadana responsable, recoge la mierda con una bolsa y a una chica que pasa por allí le entra una arcada.

La chica se va corriendo con su perro de vuelta a su casa.

Después, ellos dos dos vuelven también a su casa.

María se da cuenta que es muy incómodo llevar a Pepe a la calle con ropa, así que decide desnudarlo y que esté siempre así.

Pepe empieza a pasar frío, y al contrario, María empieza a ponerse caliente.

Viendo siempre a su maridito de rodillas desnudo le pone tan cachonda que tiene que estar siempre follándoselo.

Pepe llora por las noches.

Al día siguiente, toca la hora del desayuno. María le prepara a Pepe unos buenos huevos fritos y se los tira al suelo, como si fuera un perro.

Porque es un perro.

Siempre has sido un perro tirado en el sofá, decía siempre María.

Como buena feminista.

Entonces, María coge su sartén y empieza a dar aporreos en la cabeza a Pepe, hasta que a ella le de la gana.

Luego, coge un tenedor y empieza a clavárselo en la piel cuando le da a ella la gana, dejándolo sangrando como a un perro.

María coge a su perro y empieza a darle vueltas por la casa, paseándolo con la correa.

Entonces, le empieza a dar latigazos con la correa a Pepe. Después, cocina queso y se lo tira a la cara a Pepe, como si fuera un bebé.

Solo que ardiendo. Y a Pepe eso le duele. Pero más le duele que ella no le quiera.

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