PARTE III

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    La totalidad de personas que habitan este mundo les toca transitar por la última etapa: la muerte; por más desolador que sea, hay que aprender a decir ADIÓS. A liberar esas personas que tanto apreciamos y entender que nada ni nadie es eterno, que todo en esta vida cumple su ciclo.

Desde hace un tiempo no entendía el porqué de la vida, incluso llegué a preguntarme para que nacemos si al tiempo terminamos bajo tierra. Llegué a resignarme y aceptar mi destino con los brazos abiertos. Aunque no me convencí del todo, pues había descubierto que todo fue una gran mentira, por eso opte por resistir y sobrevivir, ser capaz de irme con vida de este mar de lava.

¿Cuál era la manera adecuada de combatir contra dos alacranes venenosos? Cuando uno es semejante a un débil y frágil pollito, solitario y sin fuerzas. La verdad es que desconocía la forma.

                                                                              ***

Un fuerte crujido hace que reaparezca en la penosa realidad. Aparentemente los tortolitos estaban peleando contra Echeverría.

     —Están completamente locos... Déjenme que salve la vida de este pobre inocente.

A pesar de las suplicas del médico, al finalizar esas palabras, uno de los dos cretinos apoyo sus frías manos en mis pies. Se incorporó y trepo por las sabanas, logró subir a la cama. ¡Su peso me estaba aplastando! ¿Qué intentaba hacer?

Se sentó sobre mi abdomen, me arranco con brutalidad los cables, luego terminó el sucio plan del que muchos fueron participes, clavó la aguja.

Un dolor muy grande atravesó mi pecho, una puñalada empañada en veneno llegó hasta mi corazón. Deje escapar un grito de dolor, mis ojos lograron abrirse por una fracción de segundos. Observé y contemplé los rostros de esos dos prodigios, los miré de frente, sabía que las miradas muchas veces hablaban, en esa ocasión mis ojos cuestionaron el porqué de una cosa tan atroz, algo sin apelativo.

Sin embargo mi alma nunca entendería la respuesta; mi corazón comenzó a latir más fuerte, a la velocidad de la luz. Mi cuerpo entero bailaba al ritmo de las compulsiones, la respiración se cortaba, en ese instante comprendí que estaba muriendo.

¡Así culmina el ciclo de la vida!

Así termina mi vida, al igual que muchas personas, una vida más arrebatada por la crueldad y corrupción del ser humano. Ese día creí viajar a Estados Unidos y poder salvarme, sin embargo, fallé. Confié en personas incorrectas, por eso, confía en tu instinto, en la voz de tu alma; no confíes en nadie, ni en tu sombra, muchas veces se vuelve en tu contra y es capaz de asesinarte. 








Cualquier parecido con la REALIDAD es pura COINCIDENCIA

Homicidio CulposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora