Todo está frío y la luz es tenue. A mi alrededor no hay nadie más, aparte de mí. Camino buscando a alguien y solo alcanzo a escuchar el sonido de la ventisca resonando en mis oídos. Encontré una casa que, extrañamente reconozco como si hubiese vivido aquí, pero no es la mía. Me quedé observando la desolada y elegante casa unos minutos y me llamó la atención que en el jardín haya únicamente 2 flores, lo demás está cubierto por césped, no hay ninguna otra flor. Es decir, ¿quién planta solo 2 flores teniendo tanto espacio? Me parece un poco extraño, pero, en fin, no tiene mucha importancia.
Todas las luces están apagadas, excepto la de la puerta que da al corredor.
No tengo ni la menor idea de dónde estoy, ni siquiera reconozco las calles, pero esta casa... la reconocí de inmediato. Y es frustrante tener esta sensación, de que por más que fuerce mi memoria por intentar recordar, no logro nada. ¿Por qué no tengo recuerdos relacionados a este lugar? Esta sensación de soledad, pero a la vez de ser vigilada constantemente; me pone inquieta, incluso en este lugar desconocido.
Escuché a alguien acercarse mientras yo estaba de espaldas. El miedo empezó a crecer en mí, pero me llené de valor y me giré lentamente. Al hacerlo me encontré con un hombre.
Conforme se fue acortando la distancia entre nosotros, la luz dejó al descubierto el rostro del susodicho.
—Toma —dijo con una sonrisa extendiendo su mano, en la cual, sostenía una amapola con una increíble combinación de colores. —debes sembrarla en ese jardín, al lado de aquellas dos. —lo miré confundida.
—¿Por qué debo sembrarla? —pregunté.
—Eso te guiará al camino que deseas encontrar. —dijo con serenidad en su rostro. Me parece haberlo visto antes. —Las amapolas representan el sueño eterno y la imaginación. —caminó enfrente de mí para señalar las flores que se encuentran allí. —Esta se llama Áster; representa el poder y la luz. Y esta otra, se llama Alyssum; representa el valor y el despertar. —se dirigió nuevamente a mí. —Siémbrala... y pronto se te mostrará la realidad de esta ilusión, llamada mundo.
Me sorprendió mucho la seriedad con la que hablaba. Así que, hice lo que me dijo. Entré a ese jardín y sembré mi amapola, justo en medio de las otras dos flores. Al terminar de hacerlo, una brisa cálida recorrió mi cuerpo y observé cómo poco a poco todo a mi alrededor, se desintegraba, incluyendo a aquel señor. Y antes de que fuera tarde, se lo pregunté.
—¿Quién eres? —dije alzando un poco la voz, pues mis oídos se aturdieron inexplicablemente y el sonido de mi voz comenzó a desaparecer en la inmensidad de ese lugar.—¡Pronto lo sabrás! ¡Pase lo que pase, siempre estaré para cuidarte! —su voz dejó de escucharse y su silueta se desvaneció.
Todo se fue como en un vórtice, un viento fuerte y frío chocaba como cuchillas en mi piel y sentí cómo si me halaran de un cable, atrayéndome al mundo que conozco.
En mi mente ya no hay líneas con pensamientos claros, sino rayones desordenados. A ese hombre lo he visto antes, estoy segura, pero ¿dónde?
Abrí los ojos por fin y recordé que me encontraba en la habitación de Aaron. Se fue el dolor de cabeza que estaba acabando conmigo. Al despertarme bien, recordé el porqué, no estaba en mi casa y todo se volvió a tornar gris.
Caminé hacia la puerta y antes de avanzar por el pasillo, mi nariz percibió el olor a comida y mi estómago claro está, no tardó en rugir; me estaba muriendo de hambre.
Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Al entrar me encontré con Aaron cocinando.
—Hola enana, ¿dormiste bien? —sonrió con la sartén en la mano, un delantal puesto y un trapo en su hombro. —cero masculinidad frágil.
—Sí... —sentí un soplo en el rostro. —Tengo algo que contarte.
—Me lo cuentas mientras comemos, ¿sí? Espero que te guste porque casi nunca cocino. —rió.
—Seguramente está delicioso. —le regalé una sonrisa. —Pero, de una vez te digo que ni yo entiendo bien de lo que te voy hablar.
—Trataremos de entender juntos entonces. —dijo sirviendo la comida en los platos que se encontraban en la mesa. —Cuéntame. —terminó de servir y se sentó, una vez que se quitó el delantal.
Sentí como si de verdad fuéramos familia, se sintió bien que me pusiera tanta atención y se tomara el tiempo de cocinarme. Me sentí en paz, por primera vez en toda mi vida.
—Está delicioso. —saboreé la cucharada de comida que puse en mi boca. Él sonrió. —Bueno, empecemos con lo que te iba a decir cuando llegué...
Le conté a detalle lo que pasó con mi madre antes de salir de mi casa. También le dije lo que había ocurrido en ese sueño tan extraño que tuve.
—Otra vez esa mirada... —siempre hace la misma mueca cuando termino de contarle algo así.
—Es que es complicado no sé qué decirte, tú dices que lo sentiste real, pero a la vez no y que te da la impresión de que el señor que apareció, ya lo conocías... —tocó su cabeza.
—Estoy igual que tú, no tengo ni idea de qué es lo que está pasándome. Quiero saberlo, quiero entender qué es todo esto.
—Respecto a tu padre y tu hermano... a cualquier hora tú me dices y empezamos la búsqueda. —esa es la actitud que necesito para salir a responder las preguntas que me he estado haciendo. —Pero... ¿sigues creyendo que son los de esa foto?
—Es una posib... —un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. —La foto. —dije casi en un susurro y salí corriendo hacia la habitación de Aaron.
—¡Espera Sophie! ¿Qué pasa? —corrió detrás de mí.
—Tengo que comprobar algo. ¿Dónde está la foto? —pregunté.
—Aquí. —dijo Aaron acercándose al mueble donde tenía sus cosas personales. Buscó en uno de los cajones y me la entregó.
—No puede ser cierto, no puede ser cierto. —repetía una y otra vez mientras miraba la foto.
—¡Explícame Sophie, por Dios! —soltó Aaron desesperado.
—Es él, Aaron, es él. ¿No lo entiendes? —negó con la cabeza. —Este señor fue el que vi en mi sueño. —me senté en la cama con la foto en mis manos. —¿Mi padre se comunicó conmigo?
Gracias por leer. Esperen el siguiente capítulo en los próximos días. :3 <3
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Tormento mental © [EN PROCESO]
Teen FictionNo tengo decisión sobre mis pensamientos. Me consumen, me poseen. Ignoro qué es lo que hay dentro de mí que quiere escapar y tampoco sé qué es lo que desea, pero lo averiguaré. ―Sophie. Una acción, una decisión, un trauma, una confrontación, un des...