Capítulo 1 - El inicio

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He pasado por situaciones que desearía que fueran una simple e irreal pesadilla. Un mal sueño que tendrá su final en cuanto despierte, pero... nunca logro abrir los ojos.

No suelo recordar cosas bonitas de mi niñez. Cuando intento hacer memoria, me invaden flashes con imágenes negativas. Mi vida ha sido un desastre siempre. Y no, no estoy exagerando.
Hace mucho perdí la esperanza de que mi vida mejorara, y fuera total y completamente feliz. Y bueno, hasta ahora sigue siendo una jodida mierda cada día.

A veces tengo recuerdos de lugares, personas, incluso olores como si hubiesen sido parte de mi vida antes. Sin embargo, no logro relacionarlo con mi presente. Es como si mi memoria hubiese sido reiniciada.
Extraño por donde se vea.

—Alyssa, ¿puedes, por favor, dejar de ser tan inútil y levantarte de la puta cama de una buena vez? -allí estaba ella, arruinando mis horas de sueño como siempre. Siendo este, el único modo en el que puedo olvidarme de todo.
Nunca ha sido de mi agrado que mi madre me llame por mi segundo nombre, sé perfectamente que ese nombre lo escogió mi padre y de cierta manera lo recuerdo a él cada vez que lo escucho. Aunque, para ser sincera, no tengo recuerdos lo suficientemente cedimentados de él. Cuando intento recordarlo, su rostro se vuelve borroso en mi memoria.

Miré el reloj y eran las 9:17 a.m. Me levanté de la cama, abrí la ventana de mi habitación y observé el cielo. Es una de las cosas que me hace escapar, aunque sea unos segundos, de mi asquerosa y lamentable realidad.
Es tan hermoso e infinito que hipnotiza. Puedo durar horas, apreciendo el espectáculo que dan las nubes con sus formas. Como si contaran una historia en el firmamento.
Siento que en ocasiones, busco respuestas en el cielo, como si alguien me fuese a responder.

Dejé de mirar el cielo para adentrarme en este infierno que tengo por casa. Un infierno con una jefa de cabecera, sentada en su trono de podredumbre.

Salí de mi habitación y mientras bajo las escaleras, me doy cuenta poco a poco, del lugar en el que vivo.
Una casa vieja y con las paredes tan rasgadas, que se logra apreciar todas y cada una de las capas de pintura por las que ha pasado. Fotos de mi hermana colgadas en la pared, en todas sus etapas. Ni una sola era mía.
La madera está deteriorada por la humedad que hay y la luz entra a duras penas, por las ventanas de la sala de estar. El olor que emana es como si se abriera una botella de vinagre y alcohol, y estas, se hubiesen vaciado en el piso.
Los sillones están rotos por todas partes, con marcas de cigarros apagados en la tela que los cubre. Hay un cenicero a medio llenar, en la mesa que está frente al televisor, el cual, está tan empolvado que se podría dibujar en el. O bueno, tal vez estoy exagerando un poco, pero limpio no está.
Hay los electrodomésticos suficientes para cumplir con las necesidades, pero no eran específicamente los más ideales ni modernos para el uso diario. Especialmente la refrigeradora.

Entré en la cocina para buscar qué desayunar y para mi sorpresa, se encontraba moderadamente aseada. Abrí la refrigeradora y lo que encontré no me llenó de esperanza para un buen desayuno; unos cuantos huevos, leche y varias cervezas.

—Mamá, ¿no hay dinero para comprar cereal? —dije mirándola, mientras ella se sentaba en uno de los sofá de la sala estar.

—¿Qué? ¿Me ves cara de banco o qué? —dijo mi madre encendiendo un cigarro y poniéndolo en su boca.

—Es curioso que lo preguntes porque por desgracia en esta casa la única que trabaja eres tú, por ende, debería de haber qué comer. —le respondí, sacando 2 huevos de la refrigeradora y encendiendo el sartén que se posaba sobre uno de los discos de la estufa. Era de esperarse que no hubiera casi nada para comer, mi madre siempre que recibe el pago de su trabajo se lo da a Owen, su actual esposo.

—A mí no me faltes al respeto mocosa estúpida. Yo gasto mi dinero en lo que se me da la gana y al único que tengo que darle explicaciones, es a tu papá. A nadie más. —escupió molesta, mientras miraba su reality show favorito y dejaba salir humo de su boca.

Tormento mental © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora