Draco había ansiado ese momento desde hacía tiempo. Él deseaba ya tener dieciocho para hacer las cosas que llegó a leer alguna vez en una revista para adultos. No decía que quería ser otra persona, mayor, sino que simplemente había deseado que el tiempo pasara más rápido. Harry era sólo un poco mayor que él y todavía había algo de diferencia de edad. Pero, desde que lo vio en la sala común de Slytherin en su primer año en Hogwarts lo había querido conocer, era un slytherin poco común y con un encanto especial, el único que le había valido un comino las rivalidades entre las casas o el orden preestablecido. Por eso se le acercó, se hizo su amigo y los años pasaron.
Al inicio, cuando Harry le decía "niño", lo entendía (a medias), pero luego dejó de hacerlo. Ya no era un niño. Se estaba convirtiendo en un hombre, y serían iguales cuando cumpliera dieciocho. Y lo había hecho, tres días atrás, cuando regresó de su último año de Hogwarts a su casa. Había ansiado ver a Harry desde ese día; cumpliéndose su deseo el domingo, cuando fue por él a Malfoy Manor, infartando a su padre por la motocicleta voladora en la que se lo llevó todo el día al Mundo Muggle. Draco pensó que era el mejor día de su vida hasta que salieron del Mundo Muggle y volvieron al Mundo Mágico, porque Harry insistió en regresarlo a su casa. Draco se negó, se negó y se negó. Y Harry se fue, lo dejó en la chimenea más cercana con polvos flu y simplemente se fue.
Quería estar molesto con él. Lo estuvo un par de horas, mientras dudó regresar a casa. Cuando al fin volvió a la mansión, la tranquilidad duró un par de horas más, cuando se deslizó hasta su cuarto y se despertó mucho después. Sin embargo, al bajar a las cocinas por algo de comer, los regaños de sus padres, marcándolo de irresponsable a él y de una mala influencia a Harry, lo abatieron y cansaron rápidamente.
Las discusiones y las peleas habían ido en aumento desde que había anunciado que salía con Harry James Potter, un chico mayor y con el historial que lo marcaba como a un busca problemas. Sus padres se alarmaron muchísimo, y siguieron haciéndolo desde entonces, porque no sabían qué esperar de Draco. Porque bien había sido uno de los mejores estudiantes de su generación, no había tomado más responsabilidad que la mínima en la escuela; a veces hacía lo que ellos le decían al pie de la letra, y otras simplemente pasaba de ellos totalmente. Le pidieron que rompiera su relación y todo contacto con Potter, le rogaron que en su último año o en los bailes de las familias opulentas, buscara a una futura esposa. Ellas no le llamaban la atención, ni siquiera le gustaban. ¿Cómo sus padres esperaban que tuviera herederos si ni siquiera se le paraba con una mujer desnuda? ¿Cómo esperaban sus padres que rompiera con Harry cuando ansiaba tomarlo en sus brazos y besarlo cada vez que lo veía?
Y, luego, estaba Harry, quien quería terminar con su relación en esos momentos, encerrándose en su cuarto. Oficialmente, era el peor día de su vida.
Draco sabía que habían acordado no tomarse nada de eso en serio. Eran novios frente a todos, en especial frente a sus padres, sólo para molestar. Era un juego, una jugarreta tonta para divertirse. Así lo pensó los primeros meses. Porque, ¿qué podría realmente verle un chico mayor como Harry Potter? Lo vería como una presa, un objetivo con el que podría jugar un rato, y si iban a jugar juntos Draco sacaría el mayor provecho. Pero, jamás pensó que ese juego diera tantas vueltas y se le fuera de las manos.
Las miradas de deseo de Harry, sus intentos de seducirlo, de llevárselo a la cama, eran constantes al inicio. Luego, éstos fueron reemplazados por buenos momentos, por risas, por escapadas, por esas miradas que parecían atravesarle hasta el alma. Y él ya no podía dejar de pensar en sus preciosos ojos verdes, en desear besarlo cada vez que lo tenía en frente. Harry aceptó eso, aceptó los roces, las caricias, los besos, tímidos y descuidados al inicio, le enseñó seguir un compás, uno propio de ellos dos.
Draco pensó que ya era hora que lo dejara de ver como un niño. Pensó que Harry tomaría el primer paso, puesto que él era el que primero había deseado eso. Se equivocó. Entonces, Draco fue a buscarlo a su departamento, tras mandar al diablo a su familia. Ellos no entendían que eso... esa relación, esos sentimientos que tenía, ya no los podía tirar como si nada, no los podía soltar, no los podía cambiar ni continuar mintiéndose a sí mismo.

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FanfictionDonde Draco tiene dieciocho y es un niño que quiere hacer rabiar a sus padres utilizando a Harry como excusa. O donde Draco acaba de cumplir dieciocho y ansía demostrarle a Harry que ya es un adulto. O cuando Draco admite estar enamorado de Harry cu...