El ambiente de "ya terminó la secundaria" se sentía en todos lados.
Chicos en su último año lloraban al despedirse entre ellos, al despedirse de los profesores, de las aulas, de las sillas y de las mesas. Poco más y le lloran al baño sin puerta.Yo no me sentía especialmente triste (para mi suerte, la escuela quedaba a unas calles de la mía), pero sabía que una etapa importante de mi vida había culminado. Me resultaba un poco extraño no volver a ver las feas caras de la mayoría de mis compañeros todos los días, pero supongo que es una situación por la que todos deben pasar.
Afortunadamente, logré aprobar todos los exámenes y salí con un promedio mejor de lo esperado. Caro, por supuesto, tenía las notas más altas de la escuela; y Edu, bueno, él tiene salud.
Terminada la ceremonia de graduación dirigida por el amable director, todos se iban entre lágrimas prometiendo encontrarse una vez por semana. "Pobres almas ingenuas" pensaba mientras me burlaba de ellos.Yo también empecé a despedirme de mis compañeros diciéndoles las típicas frases de "espero que te vaya bien", "definitivamente nos tenemos que encontrar", "ojalá y te aplaste un piano", cosas así.
Mientras abrazaba a los más emotivos, oigo que me hablan desde atrás.
-¡Haruna! ¿Qué dices? ¿Vendrás a mi casa?
-¿Eh?
Thomas, uno de los chicos más populares de la escuela y compañero de clases, me estaba haciendo la propuesta indecente.
-Ay, no te hagas. Invité a toda la clase a mi fiesta de fin de año
-Aaaaaah- Mierda - ¡Claro! ten por seguro que estaré allí.
-Okay, y... No quiero sonar molesto, pero ¿Crees que puedas convencer a Carolina de venir? Traté de hablarle pero me ignoró olímpicamente.
Esa chica está loca, rechazar a Thomas, que es un chico súper guapo y amable, debería estar en las advertencias de uno de los videos de Dross "Cosas que no tienes que hacer por nada del mundo".
-Trataré de hablar con ella, pero no puedo prometer nada- sabía perfectamente que me mandaría al demonio.
-¡No te preocupes por eso! Soy lo suficientemente feliz si tú vienes- dijo para despedirse con una sonrisa angelical.
Aguantando las lágrimas de felicidad, le doy un adiós con la mano y me dispongo a buscar a Caro para rogarle que me acompañe a la fiesta.
Aunque no me parecía extraño que una de las caras bonitas de la escuela me haya pedido llevarla. Caro es hermosa, hasta yo que la he visto en sus peores momentos, sé reconocerlo. Tiene un cabello lacio de color negro que le llega hasta las caderas, ojos verdes claros que se asemejan a las esmeraldas, piel blanca de porcelana, cara perfectamente simétrica, labios rosados y carnosos, cuerpo de reloj... no, eso no, es completamente plana.
Bueno, con la descripción exagerada de antes, quería finalizar con que simplemente es una belleza. Yo, por otro lado, no estoy mal pero tampoco soy una maravilla, de todas maneras he aprendido a quererme así.
No la encontraba por ningún lado, solo esperaba que no se haya ido a casa aún. Decido ir corriendo al aula de clases para darle un vistazo rápido. Abro de golpe la puerta y para mi sorpresa, me encuentro con él, mi víctima fotográfica. Estaba apoyado en el marco de la ventana mirando el cielo con una expresión seria, como si esperara a que aparezca un gato volador o qué sé yo.
Sé que dije que Thomas era un chico muy guapo, pero no se compara con el que tengo frente mío. Sería un poco repetitivo hacer una descripción del semidiós griego que está aquí, así que con decir que casi quedo ciega, basta.
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La que te acosa es mi cámara, no yo.
HumorSiempre me gustó la fotografía, me fascina cómo una pequeña cámara puede robar un segundo del tiempo para mantenerlo eterno en algún cuadro. Cuando era pequeña, mi mamá me enseñó todo lo que tenía que saber sobre ella: la iluminación, los ángulos...