Magia Desatinada

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Una calle, gris como cualquier otra, alumbrada por postes defectuosos como cualquier otra, recorrida por maleantes y prostitutas como cualquier otra... Lo único que desencajaba era yo, con unos jeans viejos y gastados, con una camisa larga y Blanca y moño negro, sonriente, como si hubiese ganado la maldita loteria.
Apreciando el caminar de esas fantásticas mujeres de la noche, siguiendoles el paso sin preocuparme en una posible emboscada en cada esquina, sosteniendo a satán por las bolas, así me sentía. No era casualidad mi estancia allí ese día, ni mi elegancia de restaurante barato, buscando a cierta mujer, aun no sabia cual era, eso era cierto, pese a eso, sabía que debía estar alli... en algún lugar entre las damas de la noche, entre el alcohol y el sexo barato.
Ya la tenía amarrada en mi mente, amarrada a la cama, no hay porque sorprenderse, no se puede esperar algo normal si te gustan las zorras, o quizás es que no quieres algo normal cuando puedes pagarle a alguien que hará exactamente lo que quieres, ¿Para qué conformarse, cierto? ; hay que aprovechar, romperle el culo, amarrarlas, pies y manos juntas, someterlas... quizás cortarlas un poco, quemarlas un poco... golpearlas un poco, que recuerden quién manda, que recuerden que el que paga manda, es la regla universal.
Días buscando a la ideal, sin desaprovechar otras opciones claro, pero sin encontrar el espécimen perfecto, perfecto para mi... con ese pelo rojo fuego, con esos ojos que de solo verlos te hacen querer casarte, sonrisa sublime, es curioso, uno realmente espera que esa mujer nunca tenga nombre, no quiere algo a lo que anclarse que no sean sus labios.
Aunque es mucha palabrería, vayamos al plato fuerte, Ariane.

Mismo escenario de siempre, como cualquier otro, la misma calle gris, los mismos postes defectuosos, prostitutas y maleantes como de costumbre, como cualquier otro lugar, yo desencajado buscando amor efímero, y ella que aparece de la mano de otro hombre saliendo de un callejón oscuro, acomodando su falda, con un maquillaje corrido, con corridas que no estaba interesado en juzgar.
¿Como te le acercas a una prostituta que aún está cumpliendo el protocolo de despedirse con su cliente para luego ir a buscar otro? ; ¿Debes ignorar la escena y esperar a tu turno? ; ¿Debes darle descanso? ; ¿Debes pasar justo en frente y pedir lo mismo que el caballero que se marchó, como si fuese un restaurante?; entre pensar y pensar como abordar la situación segui caminando sin percatarme, hasta que estuve frente a ella, frente a esos pezones puntiagudos y olor a pasión, las mujeres hermosas tienen ese don de convertir a los hombres en imbeciles incapaces de modular alguna oración, no se me ocurría nada competente que decir, no lo decidía, así que me le lancé, como si se tratase de un piscina, a por sus labios, pero me estrelle con el concreto... convertido en una cachetada de ella, no la culpe. ¿Que otra cosa harías tu si un extraño se lanza sobre ti sin tu consentimiento en frente un callejón oscuro de madrugada?.
Las damas de la noche son magia pensaba mientras veía esa cara de terror, intenté disculparme, nada obtuvo una buena respuesta, estaba apunto de gritar cuando saqué 300 de mi bolsillo, una regla sencilla de recordar "un caballero lleva siempre efectivo para cualquier emergencia", sea para transporte, para hospedaje o incluso para callar a una prostituta asustada. Su expresión cambió, dedicó una mirada intensa a mi mano luego me escudriño de pies a cabeza con sus ojos, sabía qué algo no encajaba, pero eso no bastó para detenerse, miro mi reloj, miro mis muñecas luego mi cuello y sonrió.
-No eres de este lugar, quizás estas perdido... -dijo ella sonriendo y pestañeando sutilmente.
-No estoy perdido, tengo años viviendo acá -le replique vagamente.
-Me refiero a la noche, quizás vivas acá desde hace años, pero vives en el día, en el día yo no existo, pero acá, de noche, tu no existes.-decia ella.
-Conozco las calles de memoria, tengo el dinero y quiero cumplir fantasías, dirás aún que no existo? O estas dispuesta a aceptar el dinero de este fantasma a cambio de tus gemidos?.-Siempre era ágil pensando, podía entrar en su juego si ella quería, yo quería estar en su juego.
Solo sonrio, puso su mano sobre mi cintura y me guiño el ojo, uno con el tiempo va descifrando ciertas cosas de las mujeres, se va dando cuenta de lo capaz que son de expresar sin siquiera emitir una palabra... de como pueden encadenar a los hombres como yo con un guiño... "bruja, bruja... maldita bruja, te he encontrado" Pensaba mientras la seguía adentro del callejón, pensaba que quizás otro me veía entrar a el callejón con ella, como la vi yo salir con alguien más hace escasos minutos.
Hicimos lo nuestro allí, la escuché gemir, encorvarse del placer mientras jalaba su cabello de fuego, mientras ella exhalaba deseos. Al acabar arrancó los 300 de mi mano, se sacudió un poco, me miró de una forma tan indiferente y a la vez llena de amor, o quizás era lo que yo quería ver, es que así funciona, no hay un manual sobre las demás personas, uno solo intuye lo que quiere, cree lo que quiere, yo quería creer que me amaba quizás, quizás su nombre era a lo que mi psiquis quería anclarse, me fui, sin preguntar su nombre en esa ocasión, sin algún otro comentario, dándole vueltas en mi mente a porque ella está en ese callejón... ¿tendrá algo de especial lo gris de esas paredes o la humedad del suelo?; hay personas que no merecen esos destinos, pero un momento... ¿hay personas que si los merecen? ; ¿Como ganas ese boleto a vivir de boca en boca, de pene en pene encerrada a un callejón como cualquier otro?; ¿Que mierda voy a saber yo de ella?; ni siquiera la conozco, solo su cuerpo, su vagina, su personaje, su teatro pecaminoso.
Al día siguiente fui caminando del otro lado de la calle, esa vez de día, me di cuenta que yo sabía realmente poco de la vida, ella tenía razón, de día ella no existía... nadie sospechaba que en ese gastado callejón por las noches Afrodita vendía placer por 300, ni yo lo podía asimilar.
Era hermosa, muy hermosa, pase días pensando como una mujer como ella terminaba en esa situación, quizás la Mafia, puede ser obligada, quizás solo le gusta el sexo y le basta con ganarse la vida así, si lo pensaba bien tenía sus ventajas, no tenía horarios fijos, ni lugares fijos donde ir a trabajar, claro estaba el callejón, pero eso era un mero detalle, no había nada especial en ese callejón, era gris, oscuro, lo único que le aportaba color era su cabello rojizo, lo único que lo hacía mágico eran sus gemidos resonando contra las paredes.
Quería amarrarla, dominarla... pero se presentó el problema de no tener una cama, entonces, obviamente debía llevarla a otro lugar, un sótano, quizás algún hotel abandonado, alguna montaña no transitada. ¿Como la iba a convencer? La respuesta era más obvia, dinero, el dinero todo lo puede, incluso con suficiente dinero, científicos en genética y biología puedes pedirle peras al olmo.
Habían pasado dos semanas desde que lo hicimos, me volví a vestir, con ese disfraz de restaurante barato, como si tuviese mucho dinero, reuni 1200, hay momentos donde hay que apostar en grande, aunque sepas que la casa al final va a ganar.

Asaltos IncorporeosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora