Epifania Lugubre

15 1 0
                                    

   En esas reuniones dentro de mi cabeza a veces aparecen las siluetas de mujeres sin rostro, pero con siluetas marcadas, las conozco a todas... se cuanto pesan, para mi es difícil borrar el peso de ellas sobre mis caderas, sé cuanto miden,  sé cuanto miden exactamente al estar de rodillas frente a mi, conozco sus movimientos corporales, sus maneras de decir si, los giros de su cabeza, donde acomodan su cabello,  el largo exacto del cabello que suelo jalar con mis manos, es increíble conocerlas a todas, el único problema es cuando aparecen sus siluetas en las reuniones en mi cabeza, por lo general indican que estoy por cometer alguna estupidez... ¿Me estaré enamorando de nuevo? ; ¿Habre dejado el horno encendido? ; ¿Estaré extrañando la compañía? ; ¿Estoy por caer en picada en unos labios nuevos? ; ¿Estare anhelando despertar con esos nuevos labios toda mi vida? ; ¡Piensa! ; ¡Pienso! ; lo intento pero no encuentro luz en mi mirada, solo veo mis diferentes versiones absortas por las siluetas, mi miedo corrompido por aquella silueta delgada y con cabello corto, mi locura corrompida por ese dúo de caderas y nalgas que se acarian entre ellas, no tienen rostros pero no dejan de ser fascinantes, hermosas, malvadas... todo mi ser, mis diferentes seres vueltos locos, siluetas gordas, nalgonas,delgadas con grandes tetas, planas, altas, bajas, todas invitandome a no volver al presente, ¿Que idiotez estaré cometiendo? ; por algunos segundos las siluetas desaparecen,  todas mis versiones compaginan en una... y te veo frente a mi, sonriendo, mientras tomas mi mano con lágrimas en los ojos, con la sonrisa más pura que he logrado ver y las lágrimas más penetrantes que he tenido la desdicha de conocer, estas tu sosteniendo mi mano, despidiendote con un beso en la mejilla, todo mi ser en shock,  hasta que sueltas la mano y la luz comienza a desvanecerse, todas mis versiones se separan mientras vemos como te marchas, la luz cada vez es menos perceptible,  no quedan más que susurros de las siluetas, mis versiones se apartan cada vez más, se exilian, cada quien por su cuenta, hasta que quedo solo y se va toda la luz, la oscuridad total, en ese momento me doy cuenta de cual fue el error que cometí, este es el precio por enamorarse.

Asaltos IncorporeosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora