El inquilino

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- Lo siento, encerio, yo.. -me quedé pasmada al sentir su erección sobre mi abdomen.
- No te preocupes, no hay nada que lamentar. - Dijo mientras me guiñaba un ojo.

¡Que idiota!.

- Y mira bonita, es lindo estar en esta posición contigo, pero estamos en un avión. - dijo mientras  reia.

Es verdad, había olvidado el hecho de que seguiamos tumbados en el suelo mientras todos nos observaban.

Me aparto torpemente para que el pueda levantarse y mientras limpio mis Jeans el me sonrie y se sienta. Debo admitir que tiene linda sonrisa.

Me dirijo hacia mi asiento un poco confundida mientras siento el peso de su mirada sobre mi.

- Wow, ¡que gran casualidad! - dice irónicamente mi hermano.
- Solo fué un accidente.
- Un accidente provocado, talvez.
- ¡No fastidies Sarued!

No entendí a que vini eso, el avión despega, conecto los audífonos a mi teléfono y reproduzco Asleep - The Smiths, es una canción bastante linda, me produce una sensación de paz inexplicable.

En eso, Sarued me interrumpe:

- ¿Quieres que te pida algo de comer?

- No hermanito, gracias. -Respondí

Termina la canción y decido ponerla en repetición para que suene una, otra y otra vez.

No había notado que me había quedado dormida hasta que me despertó una voz femenina.

- Queridos pasajeros, hemos llegado a su destino, por favor asegurarse de tener todas sus pertenencias completas antes de evacuar.

- ¿Tan rápido llegamos?
- ¿Rápido? Han pasado casi 6 horas Elhi.
- ¿Tanto dormí?
- Si, dormiste demaciado. Te perdiste la hermosa vista nocturna, pero no te preocupes, tomé algunas fotos.

Tomamos nuestras maletas y bajamos del avión, y wow, si que es hermoso.

- ¡Lo hicimos! ¡No puedo creerloo! ¡Estamos en New York! -Empecé a gritar muy emocionada, era mi primera vez en New York.
- ¡Si, llegamos! Pero tal vez deberias dejar de gritar, son las 2 de la madrugada, mejor busquemos algun servicio de transporte y vayamos al departamento.

Mis padres nos habían conseguido un departamento en la ciudad, estaba ansiosa por verlo.

Tomamos un taxi con destino a nuestro departamento y mientras el conductor y mi hermano tenían una gran plática yo no dejaba de pensar en el extraño chico y en el rose de nuestras partes intimas, sentí una breve excitación y un escalofrio en el cuerpo.

- ¿Te pasa algo?
- Ehm, ¿qué?
- Acabaste de temblar.
- Ah, si, hace un poco de frio - mentí.

Al cabo de unos minutos llegamos al edificio, no pude calcular cuantos pisos tiene, pero es una belleza, o bueno, a mi me gusta.

Entramos y tomamos el ascensor hasta el departamento 203, El nuestro. Nuestro departamento es bastante acogedor, la cocina es grande, la sala está amoblada de una forma simple, el baño es espacioso y tiene una ventana con buena vista hacia la ciudad, lo extraño es que solo somos 2, y el departamento tiene 4 habitaciones.

- Por qué hay 4 habitaciones Saru?
- 2 son para nosotros, una es un mini estudio de arte y la otra no tengo idea.
- ¿Hablas encerio? - dudé.
- Muy encerio. - Me dirijí habitación por habitación hasta que abrí la última puerta y lo comprobé. La habitación estaba pintada de muchos colores al azar y estaba llena de lienzos, tarros de pintura, porcelanicron, y otros materiales de arte.

De repente sonó mi telefono, es mamá.
- Hola madre. Si, llegamos bien, y debo admitir que me sorprendiste con el estudio.
- Todo por apoyar a mis hijos
- Gracias madre.
- Y el ya está ahí?
- Quién?
- El otro chico

¿Otro chico?

- ¿A qué te refieres madre?
- La habitación que sobra se la rentamos a un chico que la necesitaba, no recuerdo su nombre pero es el hijo de un buen amigo de tu padre, irán a la misma universidad.
- Ah, ok, entiendo
- Me avisas cuando él esté ahi, debo irme Elhi, cuidense mucho hijos, los amo.
- Adiós madre. También te amamos.

- ¿Qué dijo?
- Dijo que ella le rentó el otro cuarto a el hijo de un amigo de papá y que irá a la misma universidad que nosotros.
- ¿Te dijo quién era en específico?
- No, en absoluto.
- ¿Quién crees que sea?
- No lo sé.

Me dirigía hacia el baño, cuando alguien tocó la puerta.

- ¿Quién?
- El inquilino

Hablando del rey de roma.

Un desastre en New YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora