4.

3.9K 37 2
                                    

Joan

Aún no me podia creer lo que acababa de pasar. Imaginaos la sorpresa que me llevé cuando de repente, mientras estaba en el supermercado en la sección de los yogures, me llegó un mensaje de mi mejor amigo que resultó ser una foto suya semidesnudo, agarrándose el paquete. Cepeda, al ver mi cara de sorpresa, me pidió que le enseñará lo que estaba viendo, así que yo tuve que cambiar torpemente de tema.
No entendía como mi amigo, aparentemente heteros, se me había declarado de aquella forma, aunque no niego que en ese momento tuve que hacer el mayor esfuerzo posible por pensar en otra cosa para que mi rabo no se empezara a despertar. Llevaba días con ese tipo de pensamientos con Miki, y cuando al fin se me abre esa puerta, yo voy y lo rechazo. Mis palabras salieron de mi boca como si las hubiera dicho otro: "Mira tío, lo siento si te he dado a entender otra cosa, pero a mi me van las tías y esto está un poco fuera de lugar." Miki estaba a punto de darme una explicación cuando el sonido del timbre nos despistó a ambos.
-Voy a abrir -le dije- pero ten en cuenta que más tarde hablaremos de esto. -Entonces me fui y le dejé con la palabra en la boca. No podía parar de intentar autoconvencerme de que había hecho lo correcto, de que ambos teníamos novia y aquello estaría mal, pero en el fondo la única razón por la que reaccioné así era por miedo a romper nuestra amistad.
Recorrí todo el pasillo viendo a los chicos a medio vestir y acabando se de arreglar hasta llegar a la puerta, donde Carlos ya se me había adelantado y estaba charlando con Rania, estaba apoyada en la puerta con un vestido negro de lentejuelas algo escotado.
-¡Ey! Joan, ¿verdad? Antes no tuvimos ocasión de hablar personalmente. Le estaba diciendo a Carlos que me alegro mucho de que estéis aquí. Ya se que he dicho que nos veríamos en la fiesta, pero me he acordado de que sois nuevos aquí y igual estáis un poco desorientados, así que os acompañaré a la fiesta. -Su voz era bastante melódica y sensual, un poco como ella.- Bueno, voy a saludar al resto de chicos, será mejor que no tardemos mucho en irnos. -La joven entró al salón y al pasar por mi lado se acercó a mi oído para susurrarme. - En realidad he venido porwue tenia ganas de veros de nuevo. Sobretodo a ti, guapo... -Y justo antes de irse a hablar con Ricky, que se estaba abrochando la camisa, me pegó una cachetada en el culo.
Después de unos minutos y cuando ya estuvimos todos preparados, decidimos poner rumbo a la fiesta.

Ricky

Fuimos a la fiesta a pie, ya que no quedaba muy lejos de nuestra casa. Se celebraba en la playa, al lado de un chiringuito. No tardamos en empezar a ver montones de jóvenes, algunos arreglados y otros en bañador, bailar al ritmo de la música con una bebida en la mano. Yo me acerqué a la barra y pedí una bebida a la que decidí darle un primer trago antes de ir a hacer lo que iba a hacer. Tenía un asunto pendiente con alguien y estaba decidido a resolverlo, Raoul era mi amigo y no soportaba estar peleado con él. Llevábamos toda la tarde sin hablar y se me había hecho eterno. Me acerqué a él, que estaba de espaldas mirando al mar con los brazos cruzados y le toqué el hombro. Él probablemente no me oyó llegar, ya que dió un pequeño salto al notar mi mano y se giró algo confuso.
-Mira Ricky, de verdad que no me apetece hablar, lo que ha pasado...
-Lo que ha pasado no volverá a pasar. -Le corté sin dejarle acabar la frase. - Si tu no quieres que vuelva a pasar, claro. Mira, no sé porqué lo he hecho, y lo siento mucho si te he hecho sentir mal, pero tengo que admitir que me ha gustado.
-Ese es el problema, que a mi también me ha gustado, y no lo entiendo. Yo... -El rubio se calló un momento para pensar lo que iba a decir. - Mira, Ricky, te aprecio mucho, pero necesito aclarar mis ideas. Por el momento... Por el momento intentemos obidarlo. -El joven se marchó sin dejarme decir nada y con la misma sensación que si me ubieran clavado un puñal en el pecho.

Miki

Estaba sentado en una de las sillas de plástico después de haber estado bailando un rato. Había estado bebiendo un poco de más y me encontraba un poco mareado. Vi aparecer a Rania por detrás mío, se apoyó un poco en mi silla y empezó a acariciarme el hombro.
-¿Te lo estás pasando bien? -Me dijo sonriendo.
-He tenido noches mejores. Verás, hace un rato he hecho una cagada sin querer y ha habido un malentendido con un amigo. Se podría haber quedado como algo anecdotico, pero aún no me ha dado tiempo ha hablar con él y estoy algo preocupado por lo que pueda estar pensando.
-Meh, no te preocupes, estas cosas pasan. Total, ¿que has hecho? ¿Le has enviado una fotopolla sin querer a un amigo?
-Pues casi, ¿como lo sabes?
-Intuición. A mi me ha pasado alguna vez también. -Dijo sonriendo.
-Ah, pero que tú tienes...
-¿Que? Ah, no, no. O sea, no una foto polla, típica foto desnuda. No chico, no tengo rabo, aunque sería divertido, supongo. -Bromeó.- Oye, hay un sitio en el que estaremos más tranquilos para hablar, si te apetece te puedo llevar. -Entonces me empezó a acariciar el cuello y el pecho, jugado con algunos vellos que se me salían por los botones desabrochados de la camisa. Le sonreí y me levanté sin decir nada, dispuesto a seguirla.
Noa fuimos a una zona más apartada por donde habían algunas rocas que nos podían tapar. Por el camino habíamos estado besándonos y jugueteando un poco y yo habi acabado con la camisa abierta. En ese momento en lo único en lo que pensaba era en Rania. Ni en mi novia, ni en lo que había pasado con Joan, solo en ella. Ese subidon se desvaneció cuando me encontré a Joan sentado detrás de las rocas sinc camiseta y sobandose un poco el paquete. En un principio solo vio a Rania, ya que a mi me tapaba una roca.
-Ey, tía, te estaba esperando, cuanto tardas en mear. Lo que no entiendo es que aún estés vestida. -La sonrisa de mi amigo se torció cuando Rania me estiró del brazo y me dejó a la vista.- ¿Que hace él aquí? Pensaba que nos íbamos a enrollar.
-Lo mismo podría preguntar yo. -Le dije, algo mosqueado.
-Pues la verdad -empezó Rania- es que había pensado que podríamos pasarlo bien los tres juntos. -Ambos nos quedamos con la boca abierta unos segundos y Joan se disponía a preguntar lo que los dos estábamos pensando justo antes de que lo cortará y lo hiciera yo.
-¿Quieres decir... Primero uno y después otro?
-Quiero decir... Que podríamos jugar a un juego. Yo os pido que hagáis cosas entre vosotros y si las hacéis, yo me voy quitando ropa. -Mi amigo y yo nos miramos sin decir nada unos segundos, hasta que él se atrevió a hablar.
-Vale, ¿que quieres que hagamos?
-Pues para empezar, no se que hacéis aún hablando cuando deberíais estar comiendoos la boca. -Nos volvimos a mirar. Yo no daba crédito a lo que estaba pasando. Sabía que él se negaría, y más después de lo que había pasado hacía un rato, pero entonces me cogió por sorpresa y se acercó a mí para empezar a besarme. Rania sonrió disimuladamente y se quitó los tacones, levantando un poco las piernas de forma que dejaba ver parte de su muslo durante unos segundos. La chica se puso detrás de mí, justo al lado de mi oído.- Tocale.- Y me cogió la mano y la guió para ponerla encima del paquete de Joan. Estuve tocandole un rato mientras nos besabamos y el me iba quitando la camisa poco a poco. Rania se había quitado el vestido, quedando en ropa interior, pero ya no le prestaba os casi atención, estábamos muy enfrascados en nuestro beso.- Bien, ¿queréis que me desnude? -Ambos la miramos y asentimos sin dejar de besarnos.- Muy bien, entonces también tendréis que hacerlo vosotros. -Joan y yo hacia rato que nos habíamos rendido, ya no buscábamos explicaciones ni alguna lógica en lo que estábamos haciendo, solo disfrutábamos el uno del otro y de la chica que nos estaba sometiendo. Ambos separamos nuestros labios y nos pusimos de pie para empezar a desnudarnos. Nuestros miembros ya estaban erectos y goteaban algo de precum. Nos volvimos a agachar sin parar de masturbarnos y justo estaba empezando a jugar con mis propias pelotas cuando Joan puso la mano en mi tronco del pene y empezó a masturbarme. Yo hice lo mismo y mientras Rania nos miraba sentada en una roca, completamente desnuda y acariciandose el clitoris y los pechos. Yo saqué las pocas fuerzas que me quedaban para hablar.
-Jo... Joan, espera. -Y dejé de masturbarlo para tumbarme en la arena y cogerle de la cintura para guiarlo y ponerlo sobre mi pero al revés, haciendo un 69. Empecé a lamerle todo el miembro mientras el me succiona a él ano y me seguía masturbando. Ambos estábamos en el cielo hasta que Rania se acercó a nosotros y nos pidió que nos pusiéramos de rodillas. Le hicimos caso y ella se siguió tocando hasta que ella empezó a tener un orgasmo y de su coño empezaron a salir chorros de un líquido viscoso que fue a parar a nuestros rostros. Una vez acabó, Joan y yo nos volvimos a besar con las caras manchadas y sin habernos tocado siquiera nos corrimos entre gemidos ahogados por nuestras lenguas y manchandonos los cuerpos de lefa.
El resto de la noche no la recuerdo casi. Volvimos a la fiesta y no tardamos en volver a casa muy borrachos sin volver a hablar del tema.

VeranOT hotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora