3.

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Ricky

Eran más o menos las seis de la tarde y el sol aún pegaba fuerte. Yo había subido a la terraza de la planta superior y me había puesto a tomar el sol. Estuve ahí tumbado poco más de una hora y cuando me di cuenta estaba todo sudado y tenía los calzoncillos algo húmedos. Empecé a oír movimiento en la planta de abajo, probablemente los chicos ya se estaban preparando para la fiesta de esa noche. Bajé algo adormilado y me dirigí al cuarto de baño con la intención de darme una ducha, pero no me di cuenta de que alguien se me había adelantado hasta que abrí la puerta. Pude ver una silueta detrás de la mampara empañada por la humedad del agua que no paraba de salir.
-¿Quien... Quien hay ahí? -Dijo una voz que me resultaba familiar.
-¿Raoul? ¿Eres tu? Tranqui, solo venia a darme una ducha. -Sin pensármelo dos veces me bajé los slips algo sudados y cerré la puerta con cerrojo.- Espero que no te importe que me meta contigo. -Nunca tuve ningún tipo de vergüenza en mostrar mi cuerpo delante de la gente, estaba muy orgulloso de él y me gustaba enseñarlo. Entré en la ducha y me encontré a mi amigo de espaldas, mostrando su culo redondo y con algún vello rubio.
-N-No, Ricky, porfavor, vuelve más tarde...
-¿Cuál es el problema? ¿Es que te da vergüenza que vea lo pequeña que la tienes? -Entonces eché un vistazo y me di cuenta de que el rubio estaba intentando inútilmente cubrir su erección con las manos.- Espera... ¿Estabas...? Mierda, lo siento, es la segunda que te corto hoy. -Me quede unos segundos contemplando como el agua recorría su cuerpo, como bajaba por su espalda hasta llegar a sus nalgas algo más blancas que el resto del cuerpo. Nunca había pensado en Raoul de esa forma, si que es verdad que alguna vez había tenido algún lío con algún otro tío, pero para mí el rubio era como un hermano.- Bueno, si te digo la verdad, yo también tenía ganas de hacerme una... Si no te importa... -Me empecé a sobar la polla y las pelotas tímidamente mientras el joven se daba la vuelta, algo curioso.
-Joder, Ricky, es muy grande... -No tardó en apartar las manos y dejar libre aquella ereccion. Raoul no tenía un pene muy grande, era bastante normal tirando a largo. Tenía el capullo sin circuncidar y un lunar cerca del glande. El vello púbico estaba recortado de forma que quedara como un triangulo invertido y las pelotas estaban completamente depiladas. El rubio dudó un poco antes de empezar a masturbarse de nuevo torpemente. Lo hacía de forma acelerada y se le notaba que estaba tenso por mi presencia.
-Ey, tío, tranquilizate, no pasa nada. Mira, date la vuelta y déjamelo a mi. -Sin decir nada se volvió a girar y yo lo tomé de la cintura con una mano mientras con la otra empezaba a acariciar sus muslos con cuidado. Poco a poco iba subiendo la mano hasta llegar al perineo, el cual empecé a frotar, yendo desde las pelotas hasta el ano mientras que con la otra mano le recorría el abdomen y el pecho para finalmente empezar a jugar un poco con sus pezones ya erectos. Yo estaba a cien y sentía que mis pelotas iban a explotar. Mi glande estaba muy cerca de su ano, era muy tentador, pero decidí no hacer nada, no les había contado a los chicos que tambien me gustaban los chicos y Raoul ya se sentía bastante incómodo como para que diera ese paso. Seguía masturbandole cuando de repente sentí su mano posarse sobre mí miembro.
-No es justo que solo tú me estés echando una mano a mi... -Me dijo entre pequeños gemidos que dejaba escapar por su boca. Seguimos así unos minutos, ambos gimiendo lo más bajo posible, intentando que los demás no nos oyeran y sin saber muy bien lo que estábamos haciendo. Finalmente noté como sus pelotas se contraían y su espalda se arqueaba un poco justo antes de empezar a correrse y a gemir de forma descontrolada. Yo me empecé a correr también y con la poca fuerza de voluntad que me quedaba en ese momento le tapé la boca con la mano con la que le había estado masturbando para evitar que los chicos oyeran sus gemidos, mientras con la otra seguía pellizcandole el pezon.
Cuando Raoul se calmó y se dio cuenta de lo que acababa de pasar, inmediatamente y sin decir nada salió de la ducha, se secó lo más rápido posible y se puso la ropa que tenía preparada sin ponerse ropa interior, ya que se la había dejado toda en casa. Salió sin siquiera mirarme y me dejó allí, desnudo y con el rabo semierecto aún goteando algo de semen mientras el agua caía por mi cuerpo.

Miki

Había aprovechado que Joan y Luis habían ido al pueblo a comprar un par de cosas antes de la fiesta para deshacer la maleta y ver un poco nuestra habitación. Después de guardar toda la ropa en el armario me quité lo que llevaba puesto, quedando en unos boxers negros. Me puse a hacer todo tipo de poses ridículas delante del espejo admirando mis biceps y mi tableta. Últimamente iba más al gimnasio y me sentía mucho más a gusto con mi cuerpo. En medio de un calentón probablemente provocado por el calor de agosto decidí coger el móvil y hacerme fotos en el el espejo agarrandome el paquete con una mano y sacando la lengua. Sin pensármelo mucho, se las envié a mi novia. Últimamente habíamos tenido algunos problemas, peleabamos mucho y siempre lo acabábamos arreglando todo con sexo salvaje, en el que ella me ataba a la cama boca abajo y me metía cosas por el culo mientras me azotaba a las nalgas y me obligaba a comerle el coño, puede parecer un poco violento y humillante pero tengo que admitir que en el fondo me gustaba. Era una relación toxica, pero me tenía enganchado y por eso no me atrevía a dejarla.
Después de estar leyendo un rato aún en calzoncillos, decidí ponerme una camisa y unas bermudas marrones y salí al salón, donde el resto de chicos no paraban de ir de aquí para allá acabando de arreglarse para la fiesta. Poco después llegaron Joan y Cepeda y me sorprendió que el primero me tocase en el hombro para llamar mi atención y me pidiera que le acompañara a la habitación.
-Oye, tío... -Empezó a decir. - Mira, yo me siento muy alagado, y no tienes nada que envidiarle a nadie, pero... Creo que ha habido un malentendido...
-¿De qué estás hablando, tío? -Pregunté yo, algo confundido.
-Mira tío, lo siento si te he dado a entender otra cosa, pero a mi me van las tías y esto está un poco fuera de lugar. -Al ver que yo seguía con la misma cara de confusión, sacó el móvil de su bolsillo y me enseñó una foto. Pude notar como se me ponía toda la cara roja al verme a mi mismo en la pantalla, con los boxers negros y agarrandome el paquete.

VeranOT hotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora