SUEÑOS, VERDADES Y MUERTE

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14 de octubre del 2014

6:15 pm

Veo como Danilo limpia las salpicaduras de sangre que aún conservan sus botas. Puedo ver cómo achica los ojos para ver con exactitud dónde falta limpiar.

Él levanta la mirada y nuestros ojos se encuentran, soy consiente de como me mira, de como sus pupilas se dilatan.

Siento que puede ver dentro de mí, que con solo mírame puede saber todo lo que se oculta dentro de mí.

Las comisuras de sus labios se curvan hacia arriba otorgándome una linda y sincera sonrisa, al instante me siento mal, mal por lo que pasará después de que se acabe todo esto.

Dejo de lado mis divagaciones y los sentimientos de culpa, concentrándome en el hecho de que el cuerpo de Danilo está aún más cerca. La mirada que me da hace que mi piel se erice, él lo nota y sonríe.

Se acerca aún más, tanto que puedo sentir su respiración chocar contra la mía, se acerca más y lo hace.

Me besa.

Sus labios están fríos y son suaves, la punta de su lengua delinea mis labios, pero yo sigo sin reaccionar. 

—¿Qué pasa?

—No sé que tengo que hacer. 

—Solo abre los... labios.

Y vuelve a la que estaba haciendo, su lengua vuelve a delinear mis labios y con inseguridad los separó ligeramente, en cuanto lo hago su lengua entra en mi cavidad bucal, explorando e invadiendo mi privacidad.

Imagina como se sintió ese fue el primer y mejor beso que he recibido en mi vida. 

Pero leíste bien imagina porque jamás paso. 

Lo que en realidad paso es que ambos nos quedamos dormidos en el interior de la camioneta, creo que la adrenalina que corría por nuestro torrente sanguíneo se agotó y la consecuencia fue que nuestra energía se redujo por ende nos quedamos dormidos.

Al abrir los ojos me encuentro con el cielo repleto de estrellas y la oscuridad nos envuelve. 

—Danilo — lo llame. 

—Amo los panditas — dijo entre sueños. 

—Prefiero los pingüinos — mencione siguiéndole el juego. 

—Bha, que asco. 

—Danilo — lo sacudo levemente.

—¿Si? — pregunta abriendo poco a poco los ojos. 

—Despierta. 

—Después. 

—Vamos, está va a ser nuestra última parada.

—Okey. 

Minutos después nos encontramos despiertos, buscando la siguiente dirección, al parecer es la última, espero encontrar algo. 

—Es la última — informa Danilo viendo la hoja que se encuentra entre sus manos.

—¿Dirección? — pregunto encendiendo el auto. 

—Está en los límites que hay entre Dinale y Delania — indica guardando la hoja.

—Perfecto. 

Quince minutos después estamos fuera de una casa color azul cielo, el jardín está muy descuidado.

—¿Quién vive aquí? — pregunto.

CAMINO DE SANGRE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora