8.

238 26 2
                                    

Viernes.

La alarma se escuchaba lejana. El fuerte ruido del celular de repente inundó mis oídos, haciéndome levantar algo asustado. Miré la hora, 6:30am.

La alarma la había dejado programada para que sonara a las 5:15, tardé una hora y quince minutos en levantarme. No podía ser cierto.

Con una enorme pereza me metí a bañar con agua fría y me vestí con una camisa roja, unos pantalones negros y zapatos blancos. Miraba los mensajes de Manuel diciendo que dentro de unos minutos iba a estar listo para que nos fuéramos.

Ayer después de comer reservé una cita con un psicólogo y análogo mental.

Luego fui a lavarme los dientes, me eché algo de perfume y tomé mis llaves. Aún tenía sueño.

Cerré, apagué todo y salí a mi auto, para dirigirme a la casa de Manuel, 6:57am, le avisé anteriormente, recibiendo una afirmación de parte suya.

Cuando llegué hice sonar la bocina, al rato salió él de su casa y se adentró a mi auto.

—Buenos días. —Dijo con una sonrisa.

—Buenos días. —Contesté simplemente, poniendo el auto en marcha.

—¿Te dormiste? —Dijo riendo. Yo asentí haciendo una mueca.

—Dejé mi alarma a las 5:15, y la escuché a eso de las 6:30. —Expliqué viéndolo. Él abrió los ojos en sobremanera y se mantuvo en silencio. Jamás había tardado tanto en levantarme.

Yo hice lo mismo y me concentré en la carretera y en no quedarme dormido. Era mi única manera.

Una vez llegamos bajamos, y entramos a una clínica algo grande, era muy bonita.

—Hola, reservación con el psicólogo y análogo. —Dijo Manuel bajito. No estaba tan llena la sala, había solo un par de personas. Algo que me aliviaba mucho.

—Siganme. —Dijo la recepcionista. La seguimos hacia un cuarto, donde había un número, ella abrió y nos dejó entrar.

—Buenos días. —Dijo el doctor.

—Buenos días. —Dijimos Manuel y yo mientras nos sentábamos en las sillas, frente al escritorio.

—Muy bien chicos, cuéntenme. —Dijo el señor. Miré a Manuel, el cual me miró asintiendo.

—Bien... —Empecé diciendo. —Verá, estamos aquí porque quería saber si tenía algún problema de sueño o un desorden. —Dije directamente. Él frunció el ceño y asintió.

—Contame. —Dijo sacando un cuaderno y un lapicero.

—Duermo como mínimo 14 horas al día, en vacaciones siempre suelo dormis 18 horas, y si pudiera más lo haría. —Dije mirándolo anotar en su cuaderno. —Suelo dormir siempre a las 3 de la tarde, y despertarme a las 7 o 9 de la noche, para luego volver a dormir a las 10 y levantarme tipo 10 u 11 de la mañana, en algunos casos al medio día. —Concluí.

—Cuando no podés dormir a esas horas por alguna actividad, ¿tenés tantas necesidades de dormir que caes inconscientemente o no pasa eso?

—Cuando me veo interrumpido, no suelo concentrarme en el sueño, sino en mantenerme despierto, pero después de todo, el sueño siempre permanece ahí. Puedo hacer actividades y aparentar que estoy bien, pero podría estar muriéndome del sueño.

—¿Conducís?

—Sí, pero es lo mismo. Puedo concentrarme más en no quedarme dormido y no lo hago, pero el sueño siempre prevalece. —Dije pensándolo bien. —El problema es cuando me acuesto o estoy sentado en algo.

𝘿𝙞𝙛𝙚𝙧𝙚𝙣𝙩𝙚𝙨 - 𝒘𝒐𝒔𝒑𝒍𝒊𝒌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora