¡Oni-chan!

04

Orgulloso.

Dos semanas habían transcurrido desde la última vez que había visto al chico de la cresta, le preocuaba un poco, puesto que siempre veía a Gustabo pasearse por la comisaría y le extrañaba que no estuviera junto a su amigo, aunque eso no era algo fuera a admitir en voz alta.

Los días sin la presencia de aquel chico eran extraños, aburridos, a pesar de que iban de atraco en atraco, y en otras situaciones no tendría tiempo para pensar en otra cosa que no fuera trabajar, pero aquellos días si podía y muy en el fondo le extrañaba.

Se había acostumbrado a verlo siempre merodear por la zona, haciendo chiste sin sentido o mostrando esos bailes que mostraba a todos sus compañeros. En aquellos días se había dado cuenta que algo le faltaba.

Hasta que llegó ese día.

Horacio había aparecido nuevamente frente a él, no le había reconocido en un principio, se había cambiado su peinado y sus prendas también. Le había ignorado por completo y se dirigió hacia los vestuarios, ¿desde cuando trabajaba para la policía?

— Volkov ¿me copias? — la voz de Conway se escucho a través la radio.

— 10/4 ¿qué sucede? —comunicó mientras se dirigía hacia el garaje.

— Necesito que instruyas a Horacio, iba a hacerlo yo pero tengo otras cosas que atender. Sólo responde las preguntas que tenga. —le dijo y antes de que pudiera responder había apagado su radio.

Suspiro sin tener otra opción y se llevó un susto al ver al chico detrás suyo. Al parecer ya había sido avisado de aquel cambio, bueno... eso iba a ser algo incómodo.

Aunque Horacio por su parte estaba muy tranquilo.

Se había tomado el tiempo para pensar en cuanto a su actitud y su enamoramiento, se había quedado com Johnny durante esos días y este pudo aconsejarle correctamente, no era que Gustabo lo hiciera mal, pero nunca venía mal la perspectiva de otra persona.

Paso los días junto a su amigo, en concreto fueron tres, hasta que Conway se apareció para llevarselo y hablarle sabías palabras, lo que tenía ser mayor.

"¿Qué es lo que sientes?" fue lo primero que le había preguntado. Se quedo en silencio, ¿realmente qué sentía? ni el sabía como explicarlo en palabras.

Lo único que sentía era amor hacía ese ruso que no le correspondía, o eso creía él.

Su cabeza le jugabs malas pasadas, recordandole que estaba con la agente esa, que no recordaba ni su nombre, y que él con sus actitudes de niño o chistes nunca iba a hacerlo feliz.

Conway le propuso ayudarlo a dejar de comportarse como un capullo, aunque primero le presto su hombro para llorar. Horacio realmente había llorado frente a Conway y eso había sido tan reconfortante.

El mayor por su parte no le juzgaba, amar a veces podía doler demasiado.

— Tenemos un código 3, ¿tienes todo lo necesario? — el, ahora, rubio asintió y Volkov procedió a sacar su patrulla para asistir al atraco lo más rápido que pudo.

Al llegar se encontró con Gustabo y aquel agente de barba, si mal no recordaba se llamaba Greco, saludo a todos amablemente y acató las órdenes de los comisarios. Hizo todo lo que ellos le pidieron, registró a los rehenes que salían de la licoreria y los dejaba ir una vez que no necesitarán nada más de ellos. Cuando se encontraron a minutos de que el tiroteo comenzará intercambio unas pocas palabras con Gustabo, quien se encontraba un poco nervioso al igual que él, puesto que era su primer atraco.

El primero en caer fue Gustabo, se enojó por aquello. Se dijo a si mismo que no iba dejar morir a su amigo de toda la vida, no lo permitiría. Seguido de Gustabo fue el otro agente, dejándolo sólo con Volkov nuevamente.

— Gustabo y Greco heridos. —comunicó por la radio.

— ¿Te encuentras bien Horacio? —le pregunto el ruso, mientras tenía en la mira al tirador en el edificio.

— 10/4.. .—se quedo en silencio mientras respiraba y seguidamente disparo, abatiendo al instante al sujeto en el techo.— Tirador abatido.

El ruso estaba sorprendido por aquello, era técnicamente imposible que en su primer día pudiera disparar a un tirador estando tan lejos, veía talento en ese chico y se sentía orgulloso de él. Luego de haber completado el código 3 y haber llamado a la ambulancia para comprobar que todos se encontraran bien, le toco el hombro a Horacio, quien se giro y le siguió a donde se apartaban.

— Bien hecho Horacio, tienes potencial y yo voy a ayudarte a sacarlo a flote. —el chico se sintió realmente contento de escuchar eso de él.

Por lo que le había dicho Conway era muy difícil que Volkov expresara sus sentimientos o elogiara a alguien.

— Esta bien. —respondió simplemente, aún se sentía extraño el volver a verlo.

Se sorprendió de sentir unos brazos rodearle y apagarlo contra su pecho, en un abrazo calido que se sintió tan bien, tan reconfortante.

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