XI. Destellos

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Capítulo 11. Destellos

Entre más te haces a la idea de que algo increíble te puede ocurrir, es cuando en realidad te preparas para la vida, esa vida que aunque parezca y sea difícil puede llenarte de muchas alegrías. Es normal que no estemos preparados para lo que va a ocurrir, que tengamos miedos por el futuro inminente que se nos avecina, pero tambien es una realidad el hecho de que aunque el cielo hoy se torne gris, mañana puede estar despejado y luminoso.

Si hay alguien quien ha pasado días grises más que otros, en realidad es difícil de saberlo porque el sufrimiento estar a la par de la alegría y para nuestros chicos no es la excepción, y es que en la adolescencia algunos creeos que todo es perfecto porque parece ser que hay poco en lo que pensar. Hacer o quizá hasta creer...realmente no es así, tenemos tantos complejos y el llegar a entendernos y al mundo con sus particularidades.

Hoy era un día de los que más se escuchaba el silencio en la secundaria Saint Germain, ¿Por qué?, era el día de "psicólogos para ti" o como algunos les hacían llamar. Particularmente los días martes psicólogos de la universidad de Saint Germain la que estaba cerca del colegio les hacían visitas a los chicos como parte de un programa de ayuda a los adolescentes con problemas (lo que les pasaba a casi todos ellos) y tenían la oportunidad de expresarse libremente.

Un grupo de chicos entre los que se encontraba Darren lucían algo distraídos, nadie sabía ni se daba por enterados que es allí donde realmente podían ser ellos y dejar atrás esa fachada de chicos rebeldes y que no les importaba nada de lo que pasara. "A veces es más fácil confiarle a un desconocido tus problemas, que a alguien de tu misma familia".

―Cada vez que vienen me da la sensación que creen que somos retrasados― Louis era de los chicos que siempre intentaba pasar desapercibido y tapar el hecho de que deseaba que este día llegara.

Tenía un secreto que lo atormentaba días y noches enteras y " Estela", la psicóloga que siempre hablaba con él, era una de las que había estado con él y le brindó su apoyo cuando más lo necesitó, fue gracias a las sesiones que tuvieron que pudo ver una luz en ese túnel sin salida que era su vida.

De su familia recibía malos tratos, violencia tanto física como verbal desde que era muy pequeño, pero ese suceso fue lo más terrible que le pudo pasar y lo que tuvo que enfrentar con tan solo 14 años. El cielo ya no fue azul como su abuela lo debía, aquella alegría que sentía al salir de casa y llegar a la escuela no era la misma porque se sentía observado y señalado por los demás, así que cambio y se convirtió en un ser frio y rebelde del que nadie podía encontrar la razón de su comportamiento.

Para Darren la situación no era del todo diferente, y aunque las cosa eran diferentes para ambos no podían evitar estar algo nerviosos, además hoy iniciaban sus tutorías con Grace y había notado que el chico nuevo no paraba de acercársele a ella y eso e fastidiaba mucho, quiso creer que tan solo era el ego de que la chica nunca le hubiera hecho caso a él y por eso estaba así de enojado, pero estaba dudando de que tuviera razón en pensar así.

No era la mejor persona y seguro que cualquiera podía estar con ella, pero eso no era su problema y no le tenía que importar, pero aun así cada dos minutos estaba volteando hacia ella, quería saber dónde estaba y que hacía, quizá solo era porque su madre le había metido la idea de que se verían bien juntos y tal vez porque el regalo que supuestamente debía entregarle aún se encontraba en su mochila y si su madre lo sabía no pararía de regañarlo, todo eso le tenía a reventar la cabeza.

Lamentablemente para él, no sería tan fácil estar cerca de ella porque cuando tienes sentimientos por alguien y no los aceptas estar cerca de esa persona puede ser una tortura de difícilmente te hará sentirte bien.

Cristian al igual que Mark se estaban adaptando al lugar, una de las razones por las estaban bien es el hecho de no sufrir de bullying, que nadie los haya recibido mal, y este día parecía que sería igual de tranquilo que el anterior. Especialmente para Cristian ya que Darren quien lo había amenazado el día anterior aunque no había dejado de verlo con ojos de querer que un camión lo aplastara, no había pasado nada más que de una amenaza y eso le daba un poco de seguridad para ver a Grace mientras estaban esperando el turno de entrar con la psicóloga.

― Grace Wilson es tu turno―Grace camino lentamente y solo hizo una especie de sonrisa a sus amigos.

Noto que dos chicos la observaban más de lo normal, no le puso importancia y solo entro hacia la sala en donde se encontraba "Kail" un joven de aproximadamente unos treinta años quien había sido el primero con el recibía sus sesiones cada martes desde el año pasado, de todos los chicos ella era la amenos había avanzado ya que se reusaba a compartir con él un poco de sus problemas o preocupaciones, así solamente se limitaban a hablar de lo que se les ocurriera eran prácticamente como dos hermanos, al principio fue difícil para Grace el hablar con alguien desconocido el que intentaba que dijera el cómo se sentía, pero ya se estaba acostumbrada a él.

Le podía hablar de lo bien que le iba e clase, de sus tutorías y de lo que pasara por su cabeza mientras los treinta minutos que debía estar con el acaban finalmente. Se sentó junto a él y le sonrió de una manera sincera y amable lo que había con muy pocas personas.

―Hola Grace, ¿Qué tal estas hoy?―saludó Kail e inició a anotar algo en su libreta lo que iría directamente al expediente de la chica.

―Hola, estoy bien ya sabes siempre estoy bien―por el tiempo que la conocía estaba seguro que no decía la verdad, pero no quiso ondear más en el asunto para no incomodarla―Mi madre me compró un lindo vestido de color rojo―todas sus conversaciones iniciaban de manera casual, como si todo fuera perfecto en su vida y nada le preocupara.

Le contaba de su ropa, zapatos, de colegio, de los maestros, de sus amigo, anécdotas que le habían ocurrido, pero nada de lo que la tenía triste o aquello que hacia su vista estuviera algunas veces apagada o porque parecía que nada le importara, la manera de tratar a los demás. Era adolescente que como muchas guardaba todo para ella y Kail tenía miedo de que eso la hiciera caer en una profunda depresión de la que sería muy difícil escapar.

― ¿Hay algo que te preocupe Gracy?, me puedes contar lo que sea, dime ¿Por qué pegaste ese chicle en el cabello de Tracey?―la idea de decirle paso por su cabeza, pero solo sonrió y miro el reloj, el tiempo se había agotado y se levantó dispuesta a irse.

― Fue lindo hablar contigo, pero debo irme―camino hacia la puerta y antes de abrirla giró su rostro hacia el psicólogo y dijo―Hay cosas que no necesitan explicación, piénsalo y hallarás la respuesta.

Simplemente salió lo que hizo que la siguiente persona que era Corley entrara a la sala, Kail pudo más o menos comprender y solo anoto una vez más, esta vez sí había conseguido que al menos algo de lo que intentaba le diera más resultado, esperaba en la próxima sesión que todo fuera mejor. Sonrió al chico frente a él e inicio a hacerle preguntas, co el todo era más espontaneo y fácilmente podía contarle lo que le preocupaba o hacía sentir mal.

Uno a uno todos fueron atendidos, algunos salían con sonrisas en sus caras, otros con algunas lágrimas y algunos simplemente serios y sin expresión de lo que les pasaba por la cabeza. Para Cristian al igual que Mark fue difícil porque contaron lo que sufrieron al morir su padre y lo mal que la pasaron en sus antiguos colegios, pero de alguna mera un peso de encima se les quitaba.

Novio por conveniencia / CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora