Capítulo 9

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Audio libro –capitulo {9}) Todos los derechos reservados Xiao xiang Dong'er el autor original y al canal Gabriela Reyes H por compartir el audio libro.

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Wei Shuye estaba lívido, la flema pegada asquerosamente a su túnica. Sin embargo, no la limpió sino que simplemente se chupó los dientes mientras miraba el desorden de los cadáveres, y sus ojos se llenaron de odio.

—Comandante General —Jiang He suspiró y avanzó, diciendo con profunda voz—, nuestro país no tiene dinero que proveer a esta gente. Los Ancianos no patrocinarán el edificio de los cuarteles. Es el nieto de Wei, necesita respetar los deseos de su familia y proteger sus intereses.

Wei Shuye sintió algo cálido en su pecho. Sus ojos estaban inyectados en sangre y se quedó mudo.

Jiang He frunció el ceño y señaló a sus soldados agitando la mano y un leve movimiento. Los soldados entendieron su orden y al instante alzaron sus hojas para retomar la matanza.

—¡Chicos malos! —Una fresca voz sonó. Tras la multitud, una pequeña cara capareció del abrazo de una madre. No había rastro de lágrimas, pero ambos ojos estaban rojos cuando gritó—: Mentiroso, nos prometiste que nos llevarías al país para vivir con protección. Dijiste que nadie tendría que preocuparse por la comida o la ropa. Dijiste...

Una flecha voló al instante. El General Jiang He era muy preciso y detuvo el discurso del niño cuando la flecha atravesó su boca y la sangre salió de su cabeza.

—¡Actuad! —Jiang He desenvainó su espada mientras ordenaba con ira.

—¡Alto! —El joven Comandante General corrió hacia el niño, apartando los dos soldados en su camino.

—¡Contened al Comandante General! —Jiang He rugió.

Los soldados inmediatamente corrieron habilidosamente y contuvieron a Wei Shuye con firmeza. La matanza inhumana se reanudó y la sangre fluyó por doquier, mezclándose en el suelo. El grito de un águila pudo oírse sobre sus cabezas, haciendo más horrible aún esta masacre con el símbolo de la muerte rondando arriba. Se cavó un gran agujero y los centenares de cuerpos fueron arrojados a su interior, con tierra rápidamente cubriéndolos. Los soldados hicieron girar sus caballos y pisotearon repetidamente el suelo. Con la nieve cayendo rápidamente, el suelo teñido de sangre fue cubierto, junto con el ominoso asesinato.

El atractivo niño de la ilustre familia había perdido la compostura ante sus subordinados sobre una panda de lentos transeúntes.

—Comandante General —Jiang He se acercó y dijo después de verle mirar al suelo nevado—, no debería ser así. Son de una raza inferior, con sangre innoble fluyendo por sus venas. Pero no debería oponerse a las órdenes por eso. Su tío tiene altas expectativas sobre usted. Sin vos, sus hermanos no tendrán un líder.

Están esperando su regreso.

Al no ver respuesta de Wei Shuye, Jiang He suspiró y se retiró, galopando de regreso con su equipo. Desaparecieron en un instante.

El joven se quedó allí durante un rato mientras arreciaba la tormenta de nieve. Este festival de linternas se sentía especialmente frío. Los dos niños ocultos tras la pendiente se quedaron sorprendidos cuando el noble Comandante General de Wei Fa cayó de rodillas y se inclinó ante los muertos antes de subir a su propio caballo y alejarse galopando.

Tras un rato, la nevada parecía no detenerse. La niña movió sus pies rígidos y congelados y se balanceó hacia adelante.

—¿Qué estás haciendo? —Yan Xuen quedó atónito y se levantó.

La leyenda de Chu Qiao: Príncipesa Agente de la 11ª DivisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora