Capítulo 3: Shiragami

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Shinichi se quedó estático viendo a la pequeña niña, sentada respirando algo agitada, con ojos brillantes debido a la luz de la luna que se filtraba por la ventana a su lado, una tierna sonrisa lo desconcertó aún más. 

—Shinichi... yo nunca falló, ¿eh? —dijo algo divertida.

El chico se encontraba aún más confundido, la niña estaba siendo extrañamente familiar hacia su persona, además del hecho de que no parecía una pequeña niña y por último el modo en que se refería a él.

—¿Shinichi? ¿Te encuentras bien? ¿Fue muy doloroso? —preguntó algo preocupada, pero no pudo evitar toser al tratar de alzar la voz.

—Emmm ¿te encuentras bien? —dijo Shinichi con el ceño fruncido. 

Fue ahí cuando Ai se dio cuenta de que algo extraño pasaba, Ai Haibara su novia estaba en cama, mal de salud y él solo fruncía el ceño y se quedaba metros lejos de ella.

—¿Qué te pasa? —preguntó Ai con el ceño fruncido, fulminando con la mirada a Hattori —Hattori... ¿qué fue lo que le hiciste? —murmuró de forma oscura estremeciendo a los dos chicos en la habitación.

—¡He! Bueno... es divertido, resulta que... bueno...—la mirada de muerte de la niña, lo hizo asustarse más y hablar lo más rápido que podía —Perdió la memoria y ya no sabía que hacer, eres la última opción, no quiero morir, te dejo el resto. —sus palabras apenas se entendieron antes de salir corriendo como alma que lo lleva el diablo. 

—Eres un estúpido. —murmuró más para sí misma, incluso aunque Shinichi lo escuchara.

Ai

Di un suspiro, al ver cerrarse la puerta, miré atentamente a Shinichi que se encontraba asustado.

Que extraño. —pensé sin remedio.

—Puedes acercarte, ¿sabes? —dije suavemente, sin embargo el chico solo se acercó nervioso —Está bien si te sientas. —digo tosiendo un par de veces, la garganta me duele un poco, pero podía soportarlo.

—S-si, pero... ¿estás bien? —preguntó Shinichi un poco preocupado tocando mi frente. 

Al sentir sus dedos tocar mi frente, sentí un hueco en el pecho... 

De pronto a lo lejos se escuchó un gran rugido, que aterró a toda la aldea, pero eso nuestros protagonistas no lo pudieron oír, al estar inmersos en sus problemas.

Algo no está bien. —pensé confundida.

—Parece que no tienes fiebre, ni nada, emmm... bueno, te molesta si te pregunto...

—Soy Ai Haibara. —le respondí dejando de lado la ternura que antes mostraba, por alguna extraña razón no podía ser dulce o tierna, simplemente me era imposible actuar como siempre lo hacía cuando está cerca de él. 

—¡O-oh! —exclamó nervioso —Yo-Yo soy... bueno...

—Shinichi Kudo. —dije su nombre con una gran dulzura, sin siquiera mirarlo a él —Lo sé, te conozco mejor que nadie... —hablé con una linda y tierna sonrisa —Por eso... —dije volviendo a mi típica indiferencia, mirándolo de reojo —¡Vete! —recalqué en un tono oscuro. 

—Y-yo... S-sí. —habló con miedo, antes de salir rápidamente del lugar.

—¿Qué sucede, Shinichi...? —dije en un susurro antes de acomodarme de nuevo en la cama —Shinichi... —murmuré sintiendo lágrimas pasar por mis mejillas —Duele... —susurré antes de sentir como el sueño me vencía, cuando sentí una calidez y unos dedos acariciar mi cabello.

Tan cálido... familiar —pensé para mis adentros, abriendo los ojos lentamente para encontrar una sombra frente a mí, no podía reconocerlo bien, pero sabía exactamente quién era, no pude evitar sonreír al tenerlo cerca y acercarme para envolverlo en un abrazo.

–————

La mañana siguiente llegó y todos fueron despertados por los gritos de Heiji por no encontrar a Shinichi, inclusive a Ai que estaba un poco acompañada, pero no es como si alguien tuviera que saberlo.

—Chica Bonita, ¿has visto a Kudo? —preguntó Heiji preocupado, asaltando a la niña que salía del baño, ella lo miró de reojo.

—No lo sé. —respondió fríamente antes de irse sin siquiera cambiar de expresión, algo que desconcertó al moreno, por lo que se fue a preguntarle a los demás. 

—¿Eh? ¿Kudo no está en su cuarto? —preguntó Kazuha desconcertada.

—No, cuando me levanté no estaba. Lo he estado buscando, pero no lo encuentro.

—¡Oigan! —exclamó Kogoro —Acabo de preguntar a la gente de la aldea y dijeron que lo vieron entrar a la casa del alcalde.

—¡Eh! ¿Podría ser que su memoria haya vuelto? —dijo alegre sacando el lado positivo a las cosas, lástima que eso no era posible, Hattori rápidamente corrió hacia el lugar... encontrando una escena que ni en sus sueños más locos podía imaginar.

¡Shinichi Kudo apuñaló a la periodista! 

El chico estaba cubierto de sangre y con el arma del homicidio en la mano.

—Oe, Kudo. ¿¡Qué pasó aquí!?

—No lo sé... caí inconsciente y cuando desperté estaba aquí empezó a balbucear, cuando se da cuenta del arma en su mano, la soltó debido a la sorpresa, pero al parecer la periodista seguía viva.

Al llegar todos vieron la escena y se acercaron rápidamente, excepto la pequeña niña que miraba fijamente la situación sin ninguna expresión, solo se quedó afuera observando como Hattori discutía con las chicas para que no llamaran a la policía porque creerían que fue Shinichi, sin embargo... la policía llegó... así que tuvieron que esconder rápidamente al amnésico, aunque la policía ya estaba ideando la situación, en especial la sospecha de por qué había pasos en la parte de atrás.

En el parking

—Kudo, sé que es muy pequeño, pero ten paciencia. —dijo Hattori levantando el baúl del auto para que entrara —Tan pronto como encuentre al verdadero criminal, podrás salir, pero tienes que esperar.

—Espera un momento, Hattori. —habló la pequeña a su lado, con su típico tono desinteresado, sorprendiendo al moreno, ella se había mantenido en silencio hasta ahora —¡Shinichi-niichan! —exclamó de forma tierna. —¿Podrías hacerme un favor? —preguntó cariñosamente como se suponía que era una niña.

—Sí-sí. —respondió el amnésico con temor, después de lo de anoche al pobre le daba miedo la pequeña niña.

—¿Me darías un abrazo? —preguntó con puchero tan lindo y tierno, que incluso con el miedo que sentía el amnésico, no pudo evitar dárselo antes de entrar al baúl.

—¿Eso que fue? —preguntó el moreno, cuando estuvieron lejos del auto.

—No te importa —respondió la pequeña, volviendo a la indiferencia. 

Hattori no dijo nada más, todavía no había recibido el ataque por la amnesia de Shinichi y no quería recordárselo tampoco. Se dirigieron a la casa del suceso, donde Heiji empezó a investigar, dando comienzo al caso cuando el moreno dio vuelta a su gorra.

De pronto una charla sobre el Shiragami se hizo presente, otra vez las circunstancias apuntaban perfectamente a la especie desconocida del bosque, esto solo hizo que Ran se adentrará sin pensarlo en el bosque, deseando que Shinichi volviera a ser el mismo que ha conocido desde hace tantos años, pero las cosas solo fueron de mal en peor, la chica terminó deslizándose y cayendo sin remedio, hiriéndose, quedando inconsciente al instante luego de ver a un borroso Shiragami, pidiendo de nuevo su deseo.

Asesino, Shinichi KudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora