Capítulo 4: Infiel

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Kazuha, Heiji, Kogoro y Ai se adentraron al bosque a buscar a Ran. Todos estaban extremadamente preocupados menos una personita, Ai Haibara, eso desconcertaba aún más al moreno, después de todo sabía cómo veía la pequeña a Ran, a pesar de que todos miraban y gritaban a los cuatro vientos, la pequeña se dirigía directamente a un camino específico.

—Ran-chan, ¡estás bien! —exclamó alegre al verla despertando, con vendas por todo su cuerpo, Ran les explicó lo que pasó, pero lo de las vendas, no tenía ni idea. Al ver esto la niña se dirigió al cuarto de al lado.

—Hey, hey, ¿podrías ayudarme con el caso, sabes? Así como lo haces con Kudo. —dijo el moreno un poco molesto, con todo lo que pasaba. 

—¡Ho! De verdad quieres eso. —respondió la pequeña en un tono misterioso, antes de entrar en el cuarto por la ventana.

—¡Que mierda! —gritó el detective de Osaka, esto alarma a todos, que corrieron hasta donde provino el grito, encontrándose con un cuarto tapizado por recortes de revista y periódicos sobre Shinichi, una de ellas llamó su atención, una foto rasgada, un cuchillo todavía en medio. En la búsqueda de cosas sospechosas encontraron una caja de balas vacías y un espejo hecho trizas, más un pelo blanco de poliestireno.

Una cosa es segura, la cabaña es del Shiragami, pero si es una persona tan peligrosa, ¿por qué cuidó a Ran? 

Con todos los acontecimientos ahí, Hattori pensó en una forma de comprobar su hipótesis, pidiéndole un favor al oficial, que se extrañó con eso, pero aun así decidió hacerlo. Todos estaban listos en la casa donde pasó todo. Con Hattori explicando lo ya sabido.

—¡Este chico es el criminal! —exclamó Hattori, sorprendiendo a todos, menos a una pequeña que solo mostró una sonrisa a medio lado —Lo que trató de decir es que en este crimen no existe ningún truco.

Todos empezaron a defender al chico, era imposible que Shinichi Kudo hiciera algo como eso, pero la presión explotó para él.

—Estaba asustado... esa periodista, dijo que expondría el error que cometí  hace un año. —dijo "Shinichi Kudo" comenzando a llorar —Todo el prestigio y orgullo que construí hasta ahora...iba a ser destruido por ella, aunque en realidad no entendiera exactamente lo que quiso decir... estaba asustado y sin pensarlo... —dijo el chico entre hipos, sin parar de llorar.

—¿¡Estás diciendo que llamaste a la periodista y la apuñalaste!?—preguntó aún confundido el policía. 

—Así es... —habló el chico con lágrimas sin poder parar.

—¡Por Dios, apenas lo puedo creer! —volvió a hablar el policía —¡Tu deducción de hace un año fue magnífica! —trató de hacerlo entrar en razón, sacudiéndolo un par de veces. La conversación siguió un rato más, hasta que fue interrumpido por el oficial.

—Los resultados del análisis han llegado, así que he venido a informarle por si acaso, el cuchillo usado como arma y el fragmento de cadena que tenía el chico en el amuleto...¡no coinciden! —terminó de hablar, cuando la pequeña niña por fin se movió del lugar abriendo la gran ventana que daba al balcón. 

—¡Justo como lo deduje! —afirmó alegremente, nadie se había dado cuenta de la acción de la pequeña hasta que escucharon una voz, ronca, pero con un tono muy conocido.

—Es algo con lo que todo nacemos. —habló el Shiragami haciendo acto de presencia levantando a Ai, con un solo brazo, todos se sorprendieron y asustaron, retrocediendo con cada paso que daba el ser, Ran quería llamar a la pequeña y que se alejara, pero era incapaz de decir algo —Que nos llega del cielo, un emblema que jamás cambia a lo largo de la vida. Algo usado en la investigación criminal, porque son pruebas contundentes, son... —dijo dejando las palabras a la deriva, queriendo que una personita lo dijera.

Asesino, Shinichi KudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora