❝ 𝐃éjame tomar el control, haré de tus fantasías una realidad ❠
❨中身❩ 𝐂olección de pequeñas historias R-18 dedicadas a los personajes de Captain Tsubasa / Súper Campeones.
[a captain tsubasa one-shots]
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PARA AQUELLA HORA de la noche, el sector de la guardia se encontraba casi vacío, de no ser por mí y otros pacientes que aguardaban ser atendidos por el médico de turno. Mi único entretenimiento era ver el noticiero a través de un pequeño televisor ubicado en la pared frente mío, aguardando mi llamado. Por suerte había elegido un horario poco recurrido, en el cual solo había un médico de guardia atendiendo y unos cuantos enfermeros que estaban al cuidado de los pacientes ingresados.
La puerta del consultorio se abrió luego de unos largos minutos, y de allí salió una anciana siendo ayudada por una chica joven a caminar, quizás su nieta.
Detrás de ellas se asoma el médico de turno, el cual echa un vistazo al pasillo y, viendo que era la única que quedaba esperando allí, me pregunta:
—¿Señorita Tosaka?
Me pongo de pie de inmediato después de mi llamado. El joven médico se hace a un lado y me hace una seña para que ingrese al consultorio. Le obedezco y me encamino hasta ubicarme en el asiento en frente de su sofá reclinable.
No es la primera vez que me hago atender por el doctor Misugi. De hecho, él es mi médico de cabecera, y suelo acudir a su consulta cada vez que necesito algún chequeo, rellenar una planilla o un certificado de enfermedad para el trabajo. Lo conozco desde que atendía en el consultorio como médico residente, recién egresado del campo medicinal, hasta que por su notable desempeño fue ascendido a médico clínico en el prestigioso hospital de la ciudad.
Es por esta razón que existía confianza entre nosotros, pues solíamos dirigirnos con una cordialidad que se acerca más a una amistad, sin perder el respeto de él hacia mí como paciente, y yo hacia él como profesional de la salud.
El doctor Misugi coloca sus codos en la mesa, aguardando mis palabras.
—Cuénteme, señorita Tosaka.
Aclaro mi garganta antes de hablar.
—Verá... —Juego con mis dedos debido al nerviosismo. Sé que no es cosa para avergonzarme, pero no puedo evitar sentirme cohibida al hablar de esto con un hombre, aún cuando sea un médico—. He venido porque mi periodo menstrual no funciona como debería. Ya van 3 meses de los cuales no se ha regularizado, y suelo tener dolores repentinos que aparecen y desaparecen con frecuencia. —Me sonrojo inmediatamente, y ante la mirada del doctor el cual arquea una ceja, ya atribuyo lo que me va a decir a continuación—. Y no puedo estar embarazada, en lo absoluto. Mi vida sexual se ha limitado debido a la carga horaria de mi trabajo.
