𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚 | 𝐂.𝐑.𝐎

01

Tomás:

Estaba sentado, escuchando a Olivia hablar sobre su día con Julieta, admirando lo hermosa que se veía, su cabello desarreglado y sus lunares en su cara. ¿Quién pensaría que antes me burlaba de ella y ahora estaba profundamente enamorado de ella?

Olivia y yo hemos sido amigos desde siempre, la conocí en cuarto grado de primaria, gracias a que le pedí que callara sus gritos de una forma no muy educada y ella me respondió: "cállame cuando me mantengas y huevos tengas" , aún recuerdo como todos se burlaron de mi y la maestra le dió un citatorio. Y es que Olivia siempre a sido así, nunca sabes qué esperar de ella, es demasiado valiente, pero lo suficientemente asustadiza como para pedirme un abrazo mientras vemos una película de terror, demasiado risueña para alegrarte el día y también seria para ayudarte, algo rara para los demás y demasiado perfecta para mi, en estos nueve años de amistad que llevo con ella he aprendido demasiado, pero tristemente he sido demasiado tonto como para apenas darme cuenta lo enamorado que estoy, Justo cuando estamos a 4 meses de graduarnos de la preparatoria y ella se irá a California.

— Tomy. — me sacó de mi trance la voz de Olivia. — ¿qué cosa fumaste?, tremendo viaje astral que te estabas dando.

— ¿Y Julieta? — pregunté al percatarme que la peli negra ya no estaba.

— Se acaba de ir. — soltó una risa, haciendo que los hoyuelos de sus mejillas resaltaran y me enamorara aún más. — ¿En qué pensabas?

— No quiero que te vayas. — su sonrisa desapareció, relamió sus labios y posó su mano sobre la mía, haciendo que una electricidad recorra mi cuerpo.

— Tomás, es algo que está decidido, créeme que también no quiero irme. — suspiró al igual que yo. — Pero hey, aún tenemos cuatro meses y además, en dos semanas cumpliré dieciocho. — guiñó su ojo y una sonrisa salió de mi.

— Te prometo que te haré la mejor fiesta.

— Corrección, haremos la mejor fiesta, no puedo dejarte todo el trabajo.

— Eso no es nada, además, sabes que por vos haría hasta lo imposible. — un color rojo se apoderó de sus mejillas y una sonrisa adornó mi cara.

— Es hora de irnos. — se levantó del pasto en el que llevábamos sentados casi toda la tarde y se puso la capucha de su campera, yo tomé mi mochila y me levanté, mi vista se dirigió hacía el culo de Olivia, su vestido blanco se había levantado demasiado por estar sentados tanto tiempo, lo suficiente como poder un poco sus bragas de encaje rojo, sentía como mi cara hervía, Olivia se puso a chupar una paleta que guardaba en su campera, mi pulso se aceleró, todo parecía que iba en cámara lenta.

— Uh, ah, O-Olivia. — Las palabras no salían, ella giró solamente su cintura hacía mi, gracias a eso su vestido se levantó un poco más y dejaba más visible su culo, me veía expectante y yo me limité a tragar saliva. — Mmm tu vestido, se levantó.

— También tu pene. — dijo riendo mientras bajaba su vestido, yo vi hacia abajo asustado, me percaté que ella mentía. — Era broma, baboso. — negué y ambos reímos.

— Ya vámonos, por favor. — dije, ella tomó mi mano, pero no la entrelazó, y la seguí.

Un día más con Olivia, un día en donde me enamoro aún más, un día en el que tristemente, seguíamos siendo amigos.